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jueves, 13 de enero de 2022

Jueves 17 febrero 2022, Jueves de la VI semana del Tiempo Ordinario, feria o los Siete Fundadores de la Orden de los Siervos de la Bienaventurada Virgen María, memoria libre.

SOBRE LITURGIA

VISITA PASTORAL A LA ARCHIDIÓCESIS DE MILÁN Y VII ENCUENTRO MUNDIAL DE LAS FAMILIAS (1-3 DE JUNIO DE 2012)
CELEBRACIÓN DE LA HORA MEDIA CON SACERDOTES, RELIGIOSOS, CONSAGRADOS Y SEMINARISTAS
HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

Duomo de Milán. Sábado 2 de junio de 2012

Queridos hermanos y hermanas:

Nos hemos reunido en oración, respondiendo a la invitación del himno ambrosiano de la Hora Tercia: «Es la hora tercia. Jesús, el Señor, sube injuriado a la cruz». Es una clara referencia a la obediencia amorosa de Jesús a la voluntad del Padre. El misterio pascual ha dado inicio a un tiempo nuevo: la muerte y resurrección de Cristo recrea la inocencia en la humanidad y suscita en ella la alegría. De hecho, el himno prosigue: «Aquí comienza la época de la salvación de Cristo», «Hinc iam beata tempora coepere Christi gratia». Nos hemos reunido en la basílica catedral, en este Duomo, que es verdaderamente el corazón de Milán. Desde aquí el pensamiento se extiende a la vastísima archidiócesis ambrosiana, que a lo largo de los siglos y también en tiempos recientes ha dado a la Iglesia hombres insignes por su santidad de vida y por su ministerio, como san Ambrosio y san Carlos, y algunos Pontífices de talla poco común, como Pío XI y el siervo de Dios Pablo VI, y los beatos cardenales Andrea Carlo Ferrari y Alfredo Ildefonso Schuster.

Me alegra mucho estar un poco con vosotros. Saludo con afecto a todos, y a cada uno en particular, y extiendo mi saludo de modo especial a los que están enfermos o son muy ancianos. Saludo con viva cordialidad a vuestro arzobispo, el cardenal Angelo Scola, y le agradezco sus amables palabras; saludo con afecto a vuestros pastores eméritos, los cardenales Carlo Maria Martini y Dionigi Tettamanzi, con los demás cardenales y obispos presentes.

En este momento vivimos el misterio de la Iglesia en su expresión más alta, la de la oración litúrgica. Nuestros labios, nuestro corazón y nuestra mente, en la oración eclesial se hacen intérpretes de las necesidades y de los anhelos de toda la humanidad. Con las palabras del Salmo 118 hemos suplicado al Señor en nombre de todos los hombres: «Inclina mi corazón a tus preceptos… Señor, que me alcance tu favor» (vv. 36.41). La oración diaria de la Liturgia de las Horas constituye una tarea esencial del ministerio ordenado en la Iglesia. También a través del Oficio divino, que prolonga a lo largo de la jornada el misterio central de la Eucaristía, los presbíteros están unidos de modo especial al Señor Jesús, vivo y operante en el tiempo. ¡El sacerdocio es un don precioso! Vosotros, queridos seminaristas que os preparáis para recibirlo, aprended a gustarlo desde ahora y vivid con empeño el valioso tiempo en el seminario. El arzobispo Montini, durante las ordenaciones de 1958 dijo precisamente en esta catedral: «Comienza la vida sacerdotal: un poema, un drama, un misterio nuevo…, fuente de perpetua meditación…, siempre objeto de descubrimiento y de maravilla; [el sacerdocio] —dijo— siempre es novedad y belleza para quien le dedica un pensamiento amoroso…, es reconocimiento de la obra de Dios en nosotros» (Homilía en la ceremonia de ordenación de 46 sacerdotes, 21 de junio de 1958).

Si Cristo, para edificar su Iglesia, se entrega en las manos del sacerdote, este a su vez se debe abandonar a él sin reservas: el amor al Señor Jesús es el alma y la razón del ministerio sacerdotal, como fue premisa para que él asignara a Pedro la misión de apacentar su rebaño: «Simón…, ¿me amas más que estos?… Apacienta mis corderos (Jn 21, 15)». El concilio Vaticano II recordó que Cristo «es siempre el principio y fuente de la unidad de su vida. Los presbíteros, por tanto, conseguirán la unidad de su vida uniéndose a Cristo en el conocimiento de la voluntad del Padre y en la entrega de sí mismos a favor del rebaño a ellos confiado. Así, realizando la misión del buen Pastor, encontrarán en el ejercicio mismo de la caridad pastoral el vínculo de la perfección sacerdotal que una su vida con su acción» (Presbyterorum ordinis, 14). Precisamente sobre esta cuestión afirmó: en las diversas ocupaciones, de hora en hora, la unidad de la vida, la unidad del ser sacerdote se encuentra precisamente en esta fuente de la amistad profunda de con Jesús, en estar interiormente junto con él. Y no hay oposición entre el bien de la persona del sacerdote y su misión; más aún, la caridad pastoral es elemento unificador de vida que parte de una relación cada vez más íntima con Cristo en la oración para vivir la entrega total de sí mismos en favor del rebaño, de modo que el pueblo de Dios crezca en la comunión con Dios y sea manifestación de la comunión de la Santísima Trinidad. De hecho, cada una de nuestras acciones tiene como finalidad llevar a los fieles a la unión con el Señor y hacer crecer así la comunión eclesial para la salvación del mundo. Las tres cosas: unión personal con Dios, bien de la Iglesia y bien de la humanidad en su totalidad no son cosas distintas u opuestas, sino una sinfonía de la fe vivida.

El celibato sacerdotal y la virginidad consagrada son signo luminoso de esta caridad pastoral y de un corazón indiviso. En el himno de san Ambrosio hemos cantado: «Si en ti nace el Hijo de Dios, conservas la vida inocente». «Acoger a Cristo» —«Christum suscipere»— es un tema que vuelve a menudo en la predicación del santo obispo de Milán; cito un pasaje de su Comentario a san Lucas: «Quien acoge a Cristo en la intimidad de su casa se sacia con las alegrías más grandes» (Expos. Evangelii sec. Lucam, v. 16). El Señor Jesús fue su gran atractivo, el tema principal de su reflexión y de su predicación, y sobre todo el término de un amor vivo e íntimo. Sin duda, el amor a Jesús vale para todos los cristianos, pero adquiere un significado singular para el sacerdote célibe y para quien ha respondido a la vocación a la vida consagrada: sólo y siempre en Cristo se encuentra la fuente y el modelo para repetir a diario el «sí» a la voluntad de Dios. «¿Qué lazos tenía Cristo?», se preguntaba san Ambrosio, que con intensidad sorprendente predicó y cultivó la virginidad en la Iglesia, promoviendo también la dignidad de la mujer. A esa pregunta respondía: «No tiene lazos de cuerda, sino vínculos de amor y afecto del alma» (De virginitate, 13, 77). Y, precisamente en un célebre sermón a las vírgenes, dijo: «Cristo es todo para nosotros. Si tú quieres curar tus heridas, él es médico; si estás ardiendo de fiebre, él es fuente refrescante; si estás oprimido por la iniquidad, él es justicia; si tienes necesidad de ayuda, él es vigor; si temes la muerte, él es la vida; si deseas el cielo, él es el camino; si huyes de las tinieblas, él es la luz; si buscas comida, él es alimento» (ib., 16, 99).

Queridos hermanos y hermanas consagrados, os agradezco vuestro testimonio y os aliento: mirad al futuro con confianza, contando con la fidelidad de Dios, que no nos faltará nunca, y el poder de su gracia, capaz de realizar siempre nuevas maravillas, también en nosotros y con nosotros. Las antífonas de la salmodia de este sábado nos han llevado a contemplar el misterio de la Virgen María. De hecho, en ella podemos reconocer el «tipo de vida en pobreza y virginidad que eligió para sí mismo Cristo el Señor y que también abrazó su madre, la Virgen» (Lumen gentium, 46), una vida en plena obediencia a la voluntad de Dios.

El himno nos ha recordado también las palabras de Jesús en la cruz: «Desde la gloria de su patíbulo, Jesús habla a la Virgen: “Mujer, he ahí a tu hijo”; “Juan, he ahí a tu madre”». María, Madre de Cristo, extiende y prolonga también en nosotros su divina maternidad, para que el ministerio de la Palabra y de los sacramentos, la vida de contemplación y la actividad apostólica en las múltiples formas perseveren, sin cansancio y con valentía, al servicio de Dios y para la edificación de su Iglesia.

En este momento quiero dar gracias a Dios por los numerosos sacerdotes ambrosianos, religiosos y religiosas que han gastado sus energías al servicio del Evangelio, llegando incluso al sacrificio supremo de la vida. Algunos de ellos han sido propuestos al culto y a la imitación de los fieles también en tiempos recientes: los beatos sacerdotes Luigi Talamoni, Luigi Biraghi, Luigi Monza, Carlo Gnocchi, Serafino Morazzone; los beatos religiosos Giovanni Mazzucconi, Luigi Monti y Clemente Vismara, y las religiosas Maria Anna Sala y Enrichetta Alfieri. Por su común intercesión pidamos con confianza al Dador de todo don que haga siempre fecundo el ministerio de los sacerdotes, que refuerce el testimonio de las personas consagradas, para mostrar al mundo la belleza de la entrega a Cristo y a la Iglesia; y que renueve a las familias cristianas según el designio de Dios, para que sean espacios de gracia y de santidad, terreno fértil para las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Amén. Gracias.

CALENDARIO

17 JUEVES DE LA VI SEMANA DEL T. ORDINARIO, feria o LOS SIETE FUNDADORES DE LA ORDEN DE LOS SIERVOS DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA, m. libre

Misa
de feria (verde) o de la memoria (blanco).
MISAL: para la feria cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5) / para la memoria 1.ª orac. prop. y el resto del común de santos (para religiosos), o de un domingo del T.O.; Pf. común o de la memoria.
LECC.: vol. III-par.
- Sant 2, 1-9.
¿Acaso no eligió Dios a los pobres? Vosotros, en cambio, habéis ultrajado al pobre.
- Sal 33. R. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
- Mc 8, 27-33. Tú eres el Mesías. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho.
o bien:
cf. vol. IV.

Liturgia de las Horas: oficio de feria o de la memoria.

Martirologio: elogs. del 18 de febrero, pág. 168.
CALENDARIOS: Servitas: Los siete santos Fundadores de la Orden de los Siervos de la bienaventurada Virgen María (S).
Hijos e Hijas de la Sagrada Familia: Huida a Egipto de Nuestro Señor Jesucristo (ML).
Orden Premonstratense: San Evermodo, obispo (ML).
Madrid: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. José Cobo Cano, Mons. Santos Montoya Torres y Mons. Jesús Vidal Chamorro, obispos auxiliares (2018).

TEXTOS MISA

Misa de la feria: del VI Domingo del T. Ordinario (o de otro Domingo del T. Ordinario).

Misa de la memoria:
17 de febrero
Los siete santos Fundadores de la Orden de los Siervos de la B. V. María

La oración colecta es propia. El resto está tomado del común de santos y santas: II. Monjes y religiosos, D. Religiosos 1.

Antífona de entrada Cf. Sal 15, 5-6
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa: tú eres el que restituyes mi heredad.
Dóminus pars hereditátis meae et cálicis mei: tu es qui restítues hereditátem meam mihi.

Monición de entrada
En esta celebración recordamos a los siete santos fundadores de la Orden de los Siervos de María (los servitas). Todos ellos mercaderes de Florencia que, abandonando sus negocios, se dedicaron a la oración y a la predicación del Evangelio. Son conmemorados en este día, en el que falleció Alejo Falconieri, el último de ellos, siendo ya centenario, en el año 1310.

Oración colecta
Señor, infunde benigno en nosotros la piedad con la que estos santos hermanos veneraron devotamente a la Madre de Dios y condujeron a tu pueblo hacia ti. Por nuestro Señor Jesucristo.
Beatórum fratrum, Dómine, pietátem nobis benígnus infúnde, qua et Dei Genetrícem sunt devotíssime veneráti, et tuum ad te pópulum provexérunt. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Jueves de la VI semana del Tiempo Ordinario, año par (Lec III-par).

PRIMERA LECTURA Sant 2, 1 9
¿Acaso no eligió Dios a los pobres? Vosotros, en cambio, habéis ultrajado al pobre
Lectura de la carta del apóstol Santiago.

Hermanos míos, no mezcléis la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con la acepción de personas.
Suponed que en vuestra asamblea entra un hombre con sortija de oro y traje lujoso, y entra también un pobre con traje mugriento; si vosotros atendéis al que lleva el traje de lujo y le decís: «Tú siéntate aquí cómodamente», y al pobre le decís:
«Tú quédate ahí de pie» o «siéntate en el suelo, a mis pies», ¿no estáis haciendo discriminaciones entre vosotros y convirtiéndoos en jueces de criterios inicuos?
Escuchad, mis queridos hermanos: ¿acaso no eligió Dios a los pobres según el mundo como ricos en la fe y herederos del Reino que prometió a los que lo aman?
Vosotros, en cambio, habéis ultrajado al pobre.
¿No son los ricos los que os oprimen e incluso os arrastran a los tribunales?
¿No son ellos los que injurian el hermoso Nombre que ha sido invocado sobre vosotros?
Si cumplís la que, según la Escritura, es la ley regia: «Amar a tu prójimo como a ti mismo», hacéis bien; pero si establecéis diferencias entre las personas, cometéis pecado y esa ley os acusa como transgresores.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 33, 2 3. 4 5. 6 7 (R.: 7a)
R. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Pauper clamávit, et Dóminus exaudívit eum.

V. Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloria en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
R. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Pauper clamávit, et Dóminus exaudívit eum.

V. Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.
R. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Pauper clamávit, et Dóminus exaudívit eum.

V. Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
El afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.
R. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Pauper clamávit, et Dóminus exaudívit eum.

Aleluya Jn 6, 63c. 68C
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida; tú tienes palabras de vida eterna. R.
Verba tua, Dómine, spíritus et vita sunt; verba vita ætérnæ habes.

EVANGELIO Mc 8, 27-33
Tú eres el Mesías. El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho
 Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que soy yo?».
Ellos le contestaron:
«Unos, Juan el Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy?».
Tomando la palabra Pedro le dijo:
«Tú eres el Mesías».
Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto. Y empezó a instruirlos:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».
Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro:
«¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Ángelus 16-septiembre-2018
El Señor quiere que sus discípulos de ayer y de hoy establezcan con Él una relación personal, y así lo acojan en el centro de sus vidas. Por este motivo los exhorta a ponerse con toda la verdad ante sí mismos y les pregunta: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Mc 8, 29). Jesús, hoy, nos vuelve a dirigir esta pregunta tan directa y confidencial a cada uno de nosotros: «¿Tú quién dices que soy? ¿Vosotros quién decís que soy? ¿Quién soy yo para ti?». Cada uno de nosotros está llamado a responder, en su corazón, dejándose iluminar por la luz que el Padre nos da para conocer a su Hijo Jesús. Y puede sucedernos a nosotros lo mismo que le sucedió a Pedro, y afirmar con entusiasmo: «Tú eres el Cristo».

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario XXXIII

Hermanos, cada día de nuestra vida es una gracia del Señor, ocasión que se nos ofrece para hacer el bien y construir el reino de Dios. Invoquemos al Padre del cielo para que nos conceda caminar siempre según su voluntad.
- Por la santa Iglesia, para que, conducida por el Espíritu del Señor, sepa reconocer en la vida de cada día los signos que revelan la presencia de Dios. Oremos al Señor.
- Por nuestros pastores, para que, mediante el ministerio y la santidad personal, sean educadores y padres en la fe. Oremos al Señor.
- Por los trabajadores, para que el esfuerzo cotidiano, necesario para el sustento de la familia, contribuya a hacer más justas y cordiales las relaciones en la sociedad. Oremos al Señor.
- Por todos nosotros, renacidos en el bautismo, para que el Señor nos preserve del pecado y nos haga crecer en la experiencia viva de su Espíritu. Oremos al Señor.
Asiste, oh Padre, a tus hijos en el camino de cada día y ayúdalos a vivir con gozo los acontecimientos de la vida cotidiana. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Misa de la memoria:
Oración sobre las ofrendas
Dios misericordioso, que destruiste el hombre viejo y quisiste crear el hombre nuevo a tu imagen en san N., concédenos, renovados del mismo modo, ofrecer este sacrificio de reconciliación, agradable a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Clementíssime Deus, qui, vétere hómine consúmpto, novum secúndum te in beáto N. creáre dignátus es, concéde propítius, ut nos páriter renováti hanc placatiónis hóstiam tibi acceptábilem offerámus. Per Christum.

PREFACIO DE SANTAS VÍRGENES Y RELIGIOSOS
SIGNIFICADO DE LA VIDA DE CONSAGRACIÓN EXCLUSIVA A DIOS
En verdad es justo y necesario que te alaben, es nuestro deber y salvación darte gracia siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque celebramos tu providencia admirable en los santos que se entregaron a Cristo por el reino de los cielos. Por ella llamas de nuevo a la humanidad a la santidad primera que de ti había recibido, y la conduces a gustar los dones que espera recibir en el cielo.
Por eso, con los santos y todos ángeles, te alabamos proclamando sin cesar:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
In Sanctis enim, qui Christo se dedicavérunt propter regnum caelórum, tuam decet providéntiam celebráre mirábilem, qua humánam substántiam et ad primae oríginis révocas sanctitátem, et perdúcis ad experiénda dona, quae in novo saeculo sunt habénda.
Et ídeo, cum Sanctis et Angelis univérsis, te collaudámus, sine fine dicéntes:

Santo, Santo, Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA I o CANON ROMANO

Antífona de la comunión Cf. Mt 19, 27-29
En verdad os digo, los que lo habéis dejado todo y me habéis seguido recibiréis cien veces más y heredaréis la vida eterna.
Amen dico vobis quod vos, qui reliquístis ómnia, et secúti estis me, céntuplum accipiétis, et vitam aetérnam possidébitis.

Oración después de la comunión
Te rogamos, Señor, por la eficacia de este sacramento y el ejemplo de san N., que nos mantengas siempre en tu amor y lleves a su perfección hasta el día de Cristo Jesús la obra buena que has comenzado en nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Per huius virtútem sacraménti, quaesumus, Dómine, beáti N. exémplo, deduc nos iúgiter in tua dilectióne, et opus bonum quod copísti in nobis pérfice usque in diem Christi Iesu. Qui vivit et regnat in saecula saeculórum.

MARTIROLOGIO

Elogios del 18 de febrero
1. En Beth Lapat, en el reino de Persia, actual Irak, pasión de los santos Sadoth, obispo de Seleucia, y ciento veintiocho compañeros mártires -presbíteros, clérigos y vírgenes consagradas-, que fueron apresados por haber rechazado adorar el sol y, tras de crueles tormentos, sufrieron todos ellos la muerte por sentencia real. (342)
2. En Toledo, ciudad de Hispania, san Eladio, que, después de haber dirigido los asuntos públicos en el palacio real, fue abad del monasterio de Agali y, elevado después al obispado de Toledo, se distinguió por los ejemplos de caridad. (632)
3. En Constantinopla, actual Estambul, en Turquía, san Tarasio, obispo, insigne por su piedad y su erudición, que inició el Concilio Niceno II, en el cual los Padres defendieron el culto de las santas imágenes. (806)
4*. En el monasterio de Céntula, en la región de la Galia Ambianense, hoy Francia, san Angilberto, abad, que, tras dejar los cargos palatinos y militares que ostentaba, y con el consentimiento de su esposa Berta, que también recibió el santo velo, abrazó la vida monástica y rigió con éxito dicho monasterio. (814)
5*. En Coimbra, en Portugal, san Teotonio, que peregrinó dos veces a Jerusalén y, tras rehusar el cargo de custodio del Santo Sepulcro, volvió a su patria, donde fundó la Congregación de Canónigos Regulares de la Santa Cruz. (c. 1162)
6*. En Roma, beato Juan de Fiésole, llamado “Angélico”, presbítero de la Orden de Predicadores, que, siguiendo de cerca a Cristo, expresaba en sus pinturas lo que contemplaba interiormente, con objeto de atraer a los hombres a los bienes eternos. (1455)
7*. En Londres, en Inglaterra, beato Guillermo Harrington, presbítero y mártir, oriundo del condado de York, que durante el reinado de Isabel I, a causa de ejercer su sacerdocio en Inglaterra, fue condenado a la pena capital, y en Tyburn alcanzó la corona del martirio. (1594)
8*. También en Londres, beato Juan Pibush, presbítero y mártir, que encarcelado varias veces igualmente en el reinado de Isabel I, fue condenado a muerte a causa de su condición sacerdotal, y se cumplió la sentencia en Southwark, donde fue ahorcado y seguidamente descuartizado. (1601)
9. En el lugar de Wuchang, en la provincia de Hubei, en China, san Francisco Régis Clet, presbítero de la Congregación de la Misión y mártir, que durante treinta años, y en medio de grandes dificultades, anunció en aquellos lugares el Evangelio, pero denunciado por un apóstata, después de una larga cautividad fue estrangulado por su condición de cristiano. (1820)
10. En Guizhou, también en China, san Juan Pedro Néel, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París, que, acusado de predicar la fe cristiana, fue atado a la cola de un caballo y arrastrado un largo trecho; sometido luego a todo género de burlas y tormentos, finalmente fue decapitado. Con él sufrieron el martirio los santos Martín Wu Xuesheng, catequista, Juan Zhang Tianshen, neófito, y Juan Chen Xianheng (1862)
11*. En Bérgamo, en Italia, santa Gertrudis (Catalina) Comensoli, virgen, que fundó una congregación de religiosas para la adoración del Santísimo Sacramento y la educación de la juventud. (1903) Canonizada 2009
12*. En Rzeszow, población de Polonia, beato Jorge Kaszyra, presbítero de la Congregación de Clérigos Marianistas y mártir, que durante la ocupación militar de su patria en tiempo de guerra fue quemado por los perseguidores de la Iglesia a causa de su fe en Cristo. (1943)

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