Entrada destacada

Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

martes, 10 de marzo de 2020

Bendición de los trabajos que preparan la estructura de un nuevo edificio.

Bendicional, 31 de mayo de 1984 (ed. española 19-marzo-2020)

Segunda parte. Bendiciones que atañen a las construcciones y a las diversas actividades de los cristianos.

CAPÍTULO IX. 
BENDICIÓN DE LOS TRABAJOS QUE PREPARAN LA ESTRUCTURA DE UN NUEVO EDIFICIO

515. El siguiente rito se emplea cuando se inicia la construcción de una obra o cuando se bendice la primera piedra de algún edificio de cierta importancia, principalmente si se destina a una determinada comunidad. La manera de bendecir una primera piedra, como también la de bendecir el trabajo de edificación de una nueva iglesia se realiza según el rito indicado en el Ritual de la Dedicación de iglesias y de altares (1).

(1) Ritual de la Dedicación de iglesias y de altares, pp. 15-23.

516. El rito que aquí se describe pueden usarlo el sacerdote o el diácono, los cuales, respetando la estructura del rito y sus elementos principales, adaptarán la celebración a las circunstancias de los presentes y del lugar.

517. Esta celebración, aunque va dirigida a la comunidad a la que se destina el edificio que se va a construir, tendrá un sentido más pleno si asisten también los que con su trabajo van a intervenir de modo directo en la obra.

RITO DE LA BENDICIÓN

Ritos iniciales

518. Reunido el grupo de personas asistentes en el lugar donde se proyecta construir el edificio, se entona un canto adecuado, por ejemplo, el salmo 126 (127), 1-2.

519. Terminado el canto, el celebrante dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Todos se santiguan y responden:
Amén.

520. Luego el celebrante saluda a los presentes, diciendo:
La gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, 
fuente de todo bien, estén con vosotros.
U otras palabras adecuadas, tomadas preferentemente de la Sagrada Escritura.

Todos responden:
Y con tu espíritu.
O de otro modo adecuado.

521. Según las costumbres del lugar, después del saludo, unos representantes de los responsables de la construcción pueden hacer de algún modo la presentación de la obra.

522. Luego el celebrante dispone a los presentes para la celebración de la bendición, con estas palabras u otras semejantes:

La obra que hoy comenzamos debe animar nuestra fe y ser para nosotros ocasión de expresar nuestra gratitud. Nos son bien conocidas aquellas palabras del salmo: "Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles».

Somos en cierto modo cooperadores de Dios siempre que con nuestro trabajo atendemos y servimos a los hermanos o a la comunidad. Con esta celebración, imploremos, pues, hermanos, la ayuda de Dios, para que esta construcción llegue felizmente al término deseado, y para que proteja a los constructores y los guarde de todo mal.

Lectura de la Palabra de Dios

523. Luego el lector, uno de los presentes o el mismo celebrante, lee un texto de la Sagrada Escritura.

Sois edificio de Dios 1 Cor 3, 9-11
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del apóstol san Pablo a los Corintios.

Nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros, campo de Dios, edificio de Dios. Conforme a la gracia que Dios me ha dado, yo, como hábil arquitecto, puse el cimiento, mientras que otro levanta el edificio. Mire cada cual cómo construye. Pues nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo.

Palabra de Dios.

524. Pueden también leerse: 

He puesto en Sion como fundamento una piedra angular Is 28, 16-17b
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del profeta Isaías.

Esto dice el Señor, Dios: «He puesto en Sion como fundamento una piedra, una piedra probada, una piedra angular preciosa, un fundamento sólido. Quien se apoya en ella no vacila. Puse el derecho como plomada, la justicia como nivel. Pero el granizo arrasará el refugio de mentiras, las aguas inundarán vuestro escondrijo».

Palabra de Dios.

También vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción 1 Pe 2, 4-10
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del apóstol san Pedro.

Acercándoos al Señor, piedra viva rechazada por los hombres, pero elegida y preciosa para Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción de una casa espiritual para un sacerdocio santo, a fin de ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo. Por eso se dice en la Escritura: «Mira, pongo en Sion una piedra angular, elegida y preciosa; quien cree en ella no queda defraudado. Para vosotros, pues, los creyentes, ella es el honor, pero para los incrédulos la piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular, y también "piedra de choque y roca de estrellarse»; y ellos chocan al despreciar la palabra. A eso precisamente estaban expuestos. Vosotros, en cambio, sois un linaje elegido, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las proezas del que os llamo de las tinieblas a su luz maravillosa. Los que antes erais "no pueblo", ahora sois pueblo de Dios, los que antes erais "no compadecidos", ahora sois objeto de compasión.

Palabra de Dios.

La casa sólidamente construida Lc 6, 47-49
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del santo Evangelio según san Lucas. 

Dijo Jesús a sus discípulos: «Todo el que viene a mí, escucha mis palabras y las pone en práctica, os voy a decir a quién se parece; se parece a uno que edificó una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo derribarla, porque estaba sólidamente construida. El que escucha y no pone en práctica se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y enseguida se derrumbó desplomándose, y fue grande la ruina de aquella casa».

Palabra del Señor.

525. Según las circunstancias, se puede decir o cantar un salmo responsorial u otro canto adecuado.

Salmo responsorial 89, 12-14. 16-17 (R.: cf. 17c)
R. Haz prósperas las obras de nuestras manos, Señor.

V. Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos;
por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo. R.

V. Que tus siervos vean tu acción,
y sus hijos tu gloria.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos.
Sí, haga prósperas las obras de nuestras manos. R.

526. O bien:

Sal 120, 1b-2. 3-4. 5-6. 7-8 (R.: Sal 123, 8) 
R. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

V. Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio? 
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra. R.

V. No permitirá que resbale tu pie, 
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel. R.

V. El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche. R.

V. El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas, 
ahora y por siempre. R.

527. El celebrante, según las circunstancias, puede hacer una breve homilía, explicando la lectura
bíblica, para que los presentes perciban por la fe el significado de la celebración.

Preces

528. Sigue la plegaria común. Entre las invocaciones que aquí se proponen, el celebrante puede seleccionar las que le parezcan más adecuadas o añadir otras más directamente relacionadas con las circunstancias de los presentes o del lugar.

Invoquemos, queridos hermanos, a Dios, Padre todopoderoso, para que la obra que hoy comenzamos contribuya a la edificación del Reino de Dios y nos una a Cristo, Piedra angular, en la fe y en la caridad.
R. Bendito seas por siempre, Señor.
— Tú que nos has dado la inteligencia y la fuerza para ser colaboradores de tu obra. R.
— Tú que por tu Hijo, nuestro Señor, has querido edificar tu santa Iglesia sobre piedra firme. R.
— Tú que, por el Espíritu de tu Hijo, nos haces entrar en la construcción del templo espiritual en el que quieres hacer morada. R.
— Tú que pones en nosotros la firme esperanza de llevar a buen término, con tu ayuda, la obra que hoy comenzamos con tu bendición. R.
— Tú que, como piedras vivas, nos labras y pulimentas golpe a golpe, para formar parte de la Jerusalén celestial. R.

Oración de bendición

529. El celebrante, con las manos extendidas, dice la oración de bendición:
Dios todopoderoso, Padre de misericordia, 
que creaste todas las cosas por tu Hijo, 
y Lo estableciste como sólido fundamento de tu reino,
atiende nuestra petición 
y haz que esta obra que iniciamos 
para gloria de tu Nombre y para nuestro provecho, 
con la ayuda de tu sabiduría, 
vaya creciendo de día en día 
hasta su feliz culminación. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

530. O bien:
Oh, Dios, Creador de todas las cosas, 
que has confiado al hombre el deber de trabajar, 
haz que la obra que comenzamos 
signifique progreso en nuestra vida 
y, por tu bondad, 
sirva para extender el Reino de Cristo.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.

531. El celebrante, según las circunstancias, puede rociar con agua bendita el solar donde se va a levantar el nuevo edificio, y la primera piedra. Luego se coloca la piedra en los cimientos, mientras el pueblo entona un canto adecuado.

Conclusión del rito

532. Luego el celebrante, con las manos extendidas sobre los presentes, concluye el rito, diciendo:
Dios todopoderoso os bendiga 
y acoja favorablemente vuestros deseos.
R. Amén.
El Señor os conceda que cuanto realicéis 
sea todo en su Nombre.
R. Amén.
El Señor mire con agrado vuestro trabajo 
y guarde vuestras vidas de todo mal.
R. Amén.

533. Es aconsejable terminar el rito con un canto adecuado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No publico comentarios anónimos.