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domingo, 22 de marzo de 2020

Bendición de algunos instrumentos técnicos.

Bendicional, 31 de mayo de 1984 (ed. española 19-marzo-2020)

Segunda parte. Bendiciones que atañen a las construcciones y a las diversas actividades de los cristianos.

CAPÍTULO XX
BENDICIÓN DE ALGUNOS INSTRUMENTOS TÉCNICOS.

748. El hombre, con su trabajo y su ingenio, con la ayuda de la ciencia y de la técnica, va dilatando más y más su dominio sobre la naturaleza. Merced a ello y aportando su propia actividad, se granjea gran número de bienes, contribuyendo así a mejorar las condiciones de vida propia y de sus semejantes. Cuando se inauguran, presentándolos por vez primera, determinados instrumentos técnicos, puede resultar oportuna una celebración que ponga más de relieve cómo el mensaje cristiano impone a los hombres el deber ineludible y social de mejorar el mundo. (1).

749. El rito de bendición que aquí se propone concierne tanto a la comunidad en cuyo provecho se ponen en funcionamiento esos instrumentos técnicos (como por ejemplo, una central eléctrica, un acueducto, un sismógrafo, etc.), como principalmente a todos los que de algún modo dirigirán o manejarán estos instrumentos. Por eso se requiere en la celebración la presencia por lo menos de algunos representantes suyos.

750. Este esquema pueden utilizarlo el sacerdote, el diácono y también el laico, con los ritos y fórmulas para él previstos.

751. Con objeto de adaptar la celebración a las circunstancias concretas del lugar y de las personas, pueden adoptarse algunos de los elementos de este formulario, respetando siempre la estructura de la celebración y sus principales elementos.

RITO DE LA BENDICIÓN

Ritos iniciales


752. Reunida la comunidad, puede entonarse un canto adecuado, terminado el cual, el ministro dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Todos se santiguan y responden:
Amén.

753. Luego el ministro, si es sacerdote o diácono, saluda a los presentes diciendo:
Dios, que dio al hombre el mando 
sobre las obras de sus manos, 
esté con todos vosotros.
U otras palabras adecuadas, tomadas preferentemente de la Sagrada Escritura.

Todos responden:
Y con tu espíritu.
O de otro modo adecuado.
___________________________________
754. Si el ministro es laico, saluda a los presentes, diciendo:
Proclamemos la grandeza de Dios,
que dio al hombre el mando
sobre las obras de sus manos.
R. Amén.
__________________________________

755. El ministro dispone a los presentes a recibir la bendición, con estas palabras u otras semejantes:

El hombre, con el trabajo de sus manos y con la ayuda de la técnica, coopera con el Creador para que la Tierra se convierta en un lugar más digno de la familia humana. Él se preocupa de perfeccionar la obra de la creación, vela por fomentar la fraternidad entre los hombres y cumple el mandamiento de Cristo de entregarse generosamente al servicio de los hermanos. Nosotros, pues, que nos servimos de estos inventos para nuestro bienestar, bendigamos y alabemos sin cesar a Dios, que es la luz verdadera y el surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.

Lectura de la Palabra de Dios

756. Luego el lector, uno de los presentes o el mismo ministro, lee un texto de la Sagrada Escritura.

Dijo Dios: «Exista la luz». Y la luz existió Gn 1, l-5a. 14-18
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del libro del Génesis.

Al principio creó Dios el cielo y la tierra La tierra estaba informe y vacía; la tiniebla cubría la superficie del abismo, mientras el espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas. Dijo Dios: «Exista la luz». Y la luz existió. Vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla. Llamó Dios a la luz «día» y a la tiniebla llamó «noche».
Dijo Dios: «Existan lumbreras en el firmamento del cielo, para separar el día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años, y sirvan de lumbreras en el firmamento del cielo, para iluminar sobre la tierra». Y así fue. E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche; y las estrellas. Dios las puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra, para regir el día y la noche y para separar la luz de la tiniebla. Y vio Dios que era bueno.

Palabra de Dios.

757. O bien:

El que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed Jn 4, 5-14
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del santo Evangelio según san Juan.

Llegó Jesús a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al pozo. Era hacia la hora sexta. Llega una mujer de Samaría a sacar agua, y Jesús le dice: «Dame de beber». Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?» (porque los judíos no se tratan con los samaritanos). Jesús le contestó: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice "dame de beber", le pedirías tú, y él te daría agua viva». La mujer le dice: «Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva? ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?». Jesús le contestó: «El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna».

Palabra del Señor.

758. Pueden también leerse: 

Brotó agua abundante Núm 20, 2-11
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del libro de los Números.

Faltó agua a la comunidad en el desierto y se amotinaron contra Moisés y Aarón. El pueblo protestó contra Moisés diciendo: «¡Ojalá hubiéramos muerto como nuestros hermanos, delante del Señor! ¿Por qué has traído a la comunidad del Señor a este desierto, para que muramos en el nosotros y nuestras bestias? ¿Por qué nos has sacado de Egipto para traernos a este sitio horrible, que no tiene grano ni higueras ni viñas ni granados ni agua para beber?». Moisés y Aarón se apartaron de la comunidad y se dirigieron a la entrada de la Tienda del Encuentro, y se postraron rostro en tierra delante de ella. La gloria del Señor se les apareció, y el Señor dijo a Moisés: «Coge la vara y reunid la asamblea, tú y tu hermano Aarón, y habladle a la roca en presencia de ellos y ella dará agua. Luego saca agua de la roca y dales de beber a ellos ya sus bestias». Moisés retiró la vara de la presencia del Señor, como se lo mandaba. Moisés y Aarón reunieron la asamblea delante de la roca; Moisés les dijo: «Escuchad, rebeldes: ¿Creéis que podemos sacaros agua de esta roca?». Moisés alzó la mano y golpeó la roca con la vara dos veces, y brotó agua tan abundante que bebió toda la comunidad y las bestias.

Palabra de Dios.

Sedientos todos, acudid por agua Is 55, 1-11
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del profeta Isaías.

Esto dice el Señor Dios:  Oíd, sedientos todos, acudid por agua; venid también los que no tenéis dinero: comprad trigo y comed venid y comprad, sin dinero y de balde, vino y leche. ¿Por que gastar dinero en lo que no alimenta y el salario en lo que no da hartura? Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos. Inclinad vuestro oído, venid a mí: escuchadme y viviréis Sellaré con vosotros una alianza perpetua, las misericordias firmes hechas a David: lo hice mi testigo para los pueblos gula y soberano de naciones Tu llamaras a un pueblo desconocido, un pueblo que no te conocía correrá hacia ti; porque el Señor tu Dios, el Santo de Israel te glorifica. Buscad al Señor mientras se deja encontrar, invocadlo mientras está cerca. Que el malvado abandone su camino, y el malhechor sus planes, que se convierta al Señor, y e tendrá piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón. Porque mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos -oráculo del Señor-. Cuanto dista el cielo de la tierra, así distan mis caminos de los vuestros, y mis planes de vuestros planes. Como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que de semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que cumplirá mi deseo y llevará a cabo mi encargo».

Palabra de Dios.

Dio autoridad al ser humano sobre cuanto hay en la tierra Eclo 17, 1-3. 4-7
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del libro del Eclesiástico.

El Señor creó al ser humano de la tierra, y a ella lo hará volver de nuevo. Concedió a los humanos días contados y un tiempo fijo, y les dio autoridad sobre cuanto hay en la tierra. Los revistió de una fuerza como la suya y los hizo a su propia imagen.
Hizo que todo ser viviente los temiese, para que dominaran sobre fieras y aves. Discernimiento, lengua y ojos, oídos y corazón les dio para pensar. Los llenó de ciencia y entendimiento, y les enseñó el bien y el mal.

Palabra de Dios

759. Según las circunstancias, se puede decir o cantar un salmo responsorial u otro canto adecuado.

Salmo responsorial Sal 28, 1b-2. 3-4. 7-9. 10-11 (R.: 2a)
R. Aclamad la gloria del nombre del Señor.

V. Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R.

V. La voz del Señor sobre las aguas,
el Dios de la gloria ha tronado,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica. R.

V. La voz del Señor lanza llamas de fuego,
la voz del Señor sacude el desierto,
el Señor sacude el desierto de Cadés.
La voz del Señor retuerce los robles,
el Señor descorteza las selvas.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!». R.

V. El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno.
El Señor da fuerza a su pueblo,
el Señor bendice a su pueblo con la paz. R.

760. O bien:

Sal 17, 12-13. 14-15. 16. 17 y 20 (R.: 3b)
R. Dios mío, peña mía, refugio mío.

V. Envuelto en un manto de oscuridad;
como un toldo, lo rodeaban
oscuro aguacero y nubes espesas,
al fulgor de su presencia, las nubes
se deshicieron en granizo y centellas. R.

V. Y el Señor tronaba desde el cielo,
el Altísimo hacía oír su voz:
disparando sus saetas, los dispersaba,
y sus continuos relámpagos los enloquecían. R.

V. El fondo del mar apareció,
y se vieron los cimientos del orbe, 
cuando tú, Señor, lanzaste un bramido, 
con tu nariz resoplando de cólera. R.

V. Desde el cielo alargó la mano y me agarró,
me sacó de las aguas caudalosas,
me sacó a un lugar espacioso,
me libró porque me amaba. R.

Sal 148, 1b-2. 3-4. 5-6 (R.: 13c)
R. La majestad del Señor sobre el cielo y la tierra.

V. Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo todos sus ángeles; 
alabadlo todos sus ejércitos. R.

V. Alabadlo, sol y luna; 
alabadlo, estrellas lucientes. 
Alabadlo, espacios celestes
y aguas que cuelgan en el cielo. R.

V. . Alaben el nombre del Señor, 
porque él lo mandó, y existieron.
Les dio consistencia perpetua 
y una ley que no pasará. R.

761. El ministro, según las circunstancias, exhorta brevemente a los presentes, explicándoles la lectura bíblica, para que perciban por la fe el significado de la celebración.

Preces

762. Si se estima oportuno, antes de la oración de bendición puede hacerse la plegaria común. Entre las invocaciones que aquí se proponen, el ministro puede seleccionar las que le parezcan más adecuadas o añadir otras más directamente relacionadas con las circunstancias del momento.

V. En las obras e inventos del ingenio humano, hemos de reconocer la permanente actuación de Dios creador. Es justo y conveniente que, agradecidos, ofrezcamos a Dios nuestras alabanzas y que lo invoquemos confiadamente, diciendo:
R. Haz prósperas, Señor, las obras de nuestras manos.
 Dios eterno, que creaste todas las cosas y las sometiste al dominio del hombre, concédenos utilizar sabiamente las fuerzas de la naturaleza para gloria tuya y utilidad de los hombres. R.
 Tú que continuamente nos das tu Espíritu, haz que cooperemos con él, no sólo con la técnica, sino también con la justicia y la caridad, en su obra de renovar la faz de la tierra. R.
 Tú que penetras el corazón de todos, haz que el progreso técnico de la humanidad no escape nunca al control de una dirección prudente. R.
 Tú que quieres que todos, sin excepción, te llamemos Padre, haz que las víctimas de toda discriminación disfruten, con la ayuda de todos, de los derechos y bienes comunes. R.

Sigue la oración de bendición, como se indica más adelante.

763. Cuando no se dicen las preces, antes de la oración de bendición el ministro dice:
Oremos.

Y, según las circunstancias, todos oran durante algún tiempo en silencio. Luego dice la oración de bendición.

Oración de bendición

764. El ministro, si es sacerdote o diácono, con las manos extendidas, si es laico, con las manos juntas, dice la oración de bendición:

a) Bendición de un instrumento técnico cualquiera
Bendito eres, Señor, Dios nuestro, 
y digno de toda alabanza, 
tú que, mediante el ingenio y el trabajo del hombre, 
cuidas del progreso de toda la creación, 
y en los inventos de la raza humana 
manifiestas de modo admirable 
tu grandeza y tu bondad; 
te pedimos que quienes desean servirse de estos instrumentos 
para mejorar su calidad de vida 
te reconozcan admirable en tus obras 
y se esfuercen por consagrarse plenamente a tu servicio. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

b) Bendición de una central energética
Señor, Dios todopoderoso, 
fuente y origen de todo hombre, creador de la luz, 
mira a estos fieles tuyos, 
que desean utilizar esta central como
fuente de energía eléctrica (atómica), 
y haz que, buscando siempre tu rostro, 
después de las tinieblas de este mundo, 
puedan llegar hasta ti, Luz inagotable, 
en quien vivimos, nos movemos y existimos. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

c) Bendición de un acueducto
Bendito eres, Señor, Dios nuestro, 
y digno de toda alabanza, 
tú que, mediante el ingenio y el trabajo del hombre, 
cuidas del progreso de toda la creación, 
y en los inventos de la raza humana 
manifiestas de modo admirable 
tu grandeza y tu bondad; 
te pedimos que todos los que utilicen
el agua que les llegará a través de este conducto, 
te reconozcan a ti como fuente de agua viva 
y de ti saquen aquella agua
que salta hasta la vida eterna. 
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

765. Después de la oración de bendición, se pone en funcionamiento por primera vez el instrumento técnico. Puede interpretarse, según las circunstancias, un canto adecuado.

Conclusión del rito

766. El ministro, si es sacerdote o diácono, concluye el rito, diciendo:
Dios, de quien procede todo bien,
ilumine su rostro sobre vosotros 
y os guíe por el camino de la paz.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, 
Padre, Hijo  y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros.
R. Amén.
_____________________________________
767. Si es laico, el ministro, invocando la bendición de Dios y santiguándose, dice:
Dios, de quien procede todo bien,
ilumine su rostro sobre nosotros
y nos guíe por el camino de la paz.
R. Amén.
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768. Es aconsejable terminar el rito con un canto adecuado.

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