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miércoles, 18 de marzo de 2020

Bendición de locales destinados a los medios de comunicación social.

Bendicional, 31 de mayo de 1984 (ed. española 19-marzo-2020)

Segunda parte. Bendiciones que atañen a las construcciones y a las diversas actividades de los cristianos.

CAPÍTULO XVII
BENDICIÓN DE LOCALES DEDICADOS A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL

684. La madre Iglesia acepta y secunda con especial solicitud aquellos inventos de la técnica que miran principalmente al desenvolvimiento del espíritu humano. Entre estos inventos, destacan aquellos mecanismos que pueden influir, no sólo en las personas individualmente consideradas, sino también en las multitudes y en la totalidad de la sociedad humana, como son la prensa, el cine, la radio, la televisión y otros semejantes que con razón se llaman medios de comunicación social. La bendición de locales y medios destinados a este tipo de comunicación es una forma de patentizar el interés y la preocupación de la Iglesia por su recta utilización.

685. Esta celebración afecta tanto a la comunidad en cuyo beneficio se construyen estos locales e instrumentos, como principalmente a todos los que de algún modo, en ellos y por medio de ellos, difundirán entre los hombres noticias, pensamientos y comunicados de diversa índole. De ahí que en la celebración de la bendición se requiera la presencia de la comunidad o, por lo menos, de algunos delegados suyos que la representen, y de algunos de los que dirigen o trabajan en dichos establecimientos o medios.

686. Este rito puede emplearlo el sacerdote o el diácono, los cuales, respetando la estructura del rito y sus elementos principales, pueden siempre adaptar algunas de sus partes para que la celebración se acomode mejor a las circunstancias del lugar y de las personas.

687. En aquellas regiones donde cada año, durante el tiempo pascual o en cualquier otro tiempo, parece oportuno impartir también la bendición en dichos locales, se dispondrá una adecuada celebración, empleando de manera conveniente los principales elementos que se indican en esta Bendición.

Esta bendición es aplicable a todos los locales dedicados a la comunicación por internet o la web.

RITO DE LA BENDICIÓN

Ritos iniciales

688. Reunida la comunidad, puede entonarse un canto adecuado, terminado el cual, el celebrante dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Todos se santiguan y responden:
Amén.

689. Luego el celebrante saluda a los presentes, diciendo:
Dios, que nos envió a su Hijo
como Mensajero de la salvación, 
y que continuamente derrama en nuestros corazones 
el Espíritu de la verdad,
esté con todos vosotros.
U otras palabras adecuadas, tomadas preferentemente de la Sagrada Escritura.

Todos responden:
Y con tu espíritu.
O de otro modo adecuado.

690. El celebrante dispone a los presentes a recibir la bendición, con estas palabras u otras semejantes:

Dios, cuya sabiduría no tiene límites y cuya bondad es un tesoro inagotable, ilumina sin cesar la mente de los hombres, para que descubran nuevos medios que les permitan comunicarse entre sí y transmitir todo tipo de noticias. Estos hallazgos de la técnica, debidamente empleados, son de gran ayuda para la humanidad, ya que contribuyen en gran medida a que pueda acudirse en socorro de las personas cuando se presenta alguna necesidad, y ayudan también a cultivar y distraer el espíritu y, llegada la ocasión, a propagar y consolidar el Reino de Dios.

Lectura de la Palabra de Dios

691. Luego el lector, uno de los presentes o el mismo celebrante, lee un texto de la Sagrada Escritura.

Proclamad el Evangelio a toda la creación Mc 16, 14a. 15-20
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del santo Evangelio según san Marcos.

Se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les dijo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos». Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a predicar por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban».

Palabra del Señor.

692. Pueden también leerse: 

El que todo lo sabe conoce la sabiduría Bar 3, 29-36
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del libro de Baruc.

Quién subió al cielo para coger la sabiduría, quien la bajó de las nubes? ¿Quién cruzó el mar para encontrarla y comprarla a precio de oro puro? Nadie conoce su camino ni puede rastrear sus sendas. El que todo lo sabe la conoce, la ha examinado y la penetra; el que creó la tierra para siempre y la llenó de animales cuadrúpedos; el que envía la luz y le obedece, la llama y acude temblorosa; a los astros que velan gozosos arriba en sus puestos de guardia, los llama, y responden: «Presentes», y brillan gozosos para su Creador. Este es nuestro Dios, y no hay quien se le pueda comparar.

Palabra de Dios

Todo lo que es verdadero, noble, justo, amable, laudable, virtud o mérito, tenedlo en cuenta Flp 4, 8-9
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del apóstol san Pablo a los Filipenses.

Todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta. Lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra. Y el Dios de la paz estará con vosotros.

Palabra de Dios.

Todo está patente y descubierto a los ojos de Dios Heb 4, 12-16
Escuchad ahora, hermanos, las palabras de la carta a los Hebreos.

La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo; penetra hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos; juzga los deseos e intenciones del corazón. Nada se le oculta; todo está patente y descubierto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas. Así pues, ya que tenemos un sumo sacerdote grande que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios, mantengamos firme la confesión de fe. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo, como nosotros, menos en el pecado. Por eso, comparezcamos confiados ante el trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia para un auxilio oportuno.

Palabra de Dios.

Vosotros sois la luz del mundo Mt 5, 1b. 2. 13-16
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del santo Evangelio según san Mateo.

Jesús subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».

Palabra del Señor.

693. Según las circunstancias, se puede decir o cantar un salmo responsorial u otro canto adecuado.

Salmo responsorial Sal 8, 4-5. 6-7a. 7b-9 (R.: 2ab)
R. ¡Señor, Dios nuestro,
qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

V. Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado.
¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para mirar por él? R.

V. Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad;
le diste el mando sobre las obras de tus manos. R.

V. Todo lo sometiste bajo sus pies.
Rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar. R.

694. O bien:

Sal 18, 2-3. 4-5b (R.: 5ab)
R. A toda la tierra alcanza su pregón 
y hasta los límites del orbe su lenguaje.

V. El cielo proclama la gloria de Dios, 
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R.

V. Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R.

Sal 103, 24. 31-32. 33-34 (R.: 24c)
R. La tierra está llena de tus criaturas, Señor.

V. Cuántas son tus obras, Señor, 
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas. R.

V. Gloria a Dios para siempre, 
goce el Señor con sus obras;
cuando él mira la tierra, ella tiembla;
cuando toca los montes, humean. R.

V. Cantaré al Señor,
tocaré para mi Dios mientras exista: 
que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor. R.

695. El celebrante, según las circunstancias, exhorta brevemente a los presentes, explicándoles la lectura bíblica, para que perciban por la fe el significado de la celebración.

Preces

696. Si se estima oportuno, antes de la oración de bendición puede hacerse la plegaria común. Entre las invocaciones que aquí se proponen, el celebrante puede seleccionar las que le parezcan más adecuadas o añadir otras más directamente relacionadas con las circunstancias del momento.

V. La facilidad de comunicación entre los hombres, si se emplea debidamente, ayuda en gran medida al progreso de la familia humana y es conforme a la intención de Dios, ya que desea ver a los hombres unidos en la verdad y la libertad. Proclamemos, pues, las maravillas de Dios, diciendo:
R. ¡Qué admirables son tus obras, Señor!
— Bendito seas, Señor, Sabiduría eterna, que iluminas la mente de los hombres y, con tu bendición, haces progresar sus iniciativas. R.
— Bendito seas, Señor, que a través de las realidades visibles nos animas a escrutar las invisibles. R.
— Bendito seas, Señor, que descubres siempre los secretos de tu omnipotencia a los que te buscan de verdad. R.
— Bendito seas, Señor, que nos mueves a investigar los misterios de la naturaleza y a reconocerte y alabarte como su Autor. R.
— Bendito seas, Señor, que has querido reunir en Cristo a tus hijos dispersos a causa del pecado, para que formen todos una sola familia. R.
— Bendito seas, Señor, que quieres que el Evangelio del Reino sea anunciado a todos los hombres, para que te reconozcan a ti como único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro. R.

Sigue la oración de bendición, como se indica más adelante.

697. Cuando no se dicen las preces, antes de la oración de bendición el celebrante dice:
Oremos.

Y todos oran durante algún tiempo en silencio. Luego el celebrante dice la oración de bendición.

Oración de bendición

698. El celebrante, con las manos extendidas, dice la oración de bendición:
Humildemente te bendecimos, 
Señor, Dios todopoderoso, 
que nos iluminas y nos animas 
a descubrir los misterios de la naturaleza, 
creada por ti, 
y a esforzarnos en perfeccionar tu obra; 
mira con bondad a tus servidores, Señor, 
que usarán estos instrumentos de la técnica, 
fruto de un largo y cuidadoso esfuerzo; 
haz que comuniquen la verdad, 
defiendan la justicia, 
fomenten la caridad, 
extiendan la alegría 
y hagan crecer entre todos la paz 
que nos trajo del cielo Cristo, el Señor, 
que vive y reina contigo por los siglos de los siglos.
R. Amén.

699. Después de la oración de bendición, según las circunstancias, el celebrante rocía con agua
bendita a los presentes y el local, mientras se interpreta un canto adecuado.

Conclusión del rito

700. El celebrante concluye el rito, diciendo, con las manos extendidas sobre los presentes:
Dios, creador de todo, 
que realiza constantemente sus maravillas,
ilumine nuestras mentes, 
para que lo conozcamos mejor 
y trabajemos con firmeza 
por el progreso de la verdad y de la paz.
R. Amén.
Luego dice:
Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes, 
os bendiga Dios todopoderoso, 
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
R. Amén.

701. Es aconsejable terminar el rito con un canto adecuado.

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