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domingo, 17 de enero de 2021

Misa ritual en la bendición del abad

Misal Romano (3ª Ed.), misas rituales

VI. EN LA BENDICIÓN DEL ABAD O DE LA ABADESA

Esta misa puede decirse, con vestiduras de color blanco o festivo, en los días en que se puede celebrar misas rituales.

1. En la bendición del abad

Antifona de entrada Cf. Jn 15, 16
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca, dice el Señor [T. P. Aleluya].
O bien: Col 3, 14-15
Por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta. la paz de Cristo reine en vuestro corazón [T. P. Aleluya].

Se dice Gloria.

Oración colecta
Señor, concede a tu siervo N.,
que has elegido como abad de esta comunidad de N.
enseñar a sus hermanos, con su ejemplo y su palabra,
lo que es recto a tus ojos, 
para que, junto con ellos,
lleno de alegría pueda alcanzar de ti, Pastor santo,
el premio de la eterna recompensa.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Se dice Credo, si lo exigen las rúbricas; se omite la oración universal.

Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, con bondad
los dones de tus siervos
y haz que, ofreciéndose a sí mismos como ofrenda espiritual,
sean siempre colmados
de la verdadera humildad, obediencia y paz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Se puede utilizar el prefacio La vida religiosa como servicio a Dios por la imitación de Cristo.

Prefacio
LA VIDA RELIGIOSA COMO SERVICIO A DIOS POR LA IMITACIÓN DE CRISTO

V. El Señor esté con vosotros. R.
V. Levantemos el corazón. R.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.

El cual,
retoño inmaculado de la raíz de una Virgen,
proclamó dichosos a los limpios de corazón,
y, con el ejemplo de su vida,
reveló la grandeza de la castidad.

Él quiso hacer siempre tu voluntad
y, obediente hasta la muerte por nosotros,
quiso ofrecerse como sacrificio perfecto agradable a ti.
Él dedicó al servicio exclusivo de tu majestad
a quienes dejan por ti todas las cosas,
y les aseguró que encontrarían su tesoro en los cielos.

Por eso,
con los ángeles y con la multitud de los santos,
te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

En las plegarias eucarísticas se hace mención del abad recién bendecido.

I. Cuando se utiliza el Canon romano se dice Acepta, Señor, en tu bondad propio.

Acepta, Señor, en tu bondad,
esta ofrenda de tus siervos,
y de toda tu familia santa,
que te ofrecemos también por tu siervo N.,
a quien te has dignado elegir
para gobernar esta comunidad;
Acéptalo complacido
y conserva bondadosamente tus dones en él,
y así lo que ha alcanzado por tu gracia
confirme el corazón de los hermanos.
Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]

II. Cuando se utiliza la Plegaria eucarística II la mención se intercala en la intercesión Acuérdate, Señor.

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra;
y con el papa N., con nuestro obispo N.
y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.
Acuérdate también de este siervo tuyo
que hoy has querido promover
como abad de esta comunidad.

Acuérdate también de nuestros hermanos
que durmieron en la esperanza de la resurrección...

III. Cuando se utiliza la Plegaria eucarística III la mención se intercala en la intercesión Te pedimos
Padre, que esta Víctima.

Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación
traiga la paz y la salvación al mundo entero
Confirma en la fe y en la caridad con sus
a tu Iglesia, peregrina en la tierra: 
a tu servidor, el papa N., a nuestro obispo N.,
al orden episcopal,
a este siervo tuyo N.,
que hoy ha sido elegido abad de esta comunidad,
a los presbíteros y diáconos,
y a todo el pueblo redimido por ti.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia...

IV. Cuando no se utiliza el prefacio propio se puede emplear la Plegaria eucarística IV. La mención se intercala en la intercesión Y ahora, Señor, acuérdate.

Y ahora, Señor, acuérdate
de todos aquellos por quienes te ofrecemos este sacrificio:
de tu servidor el papa N., de nuestro obispo N.,
del orden episcopal
de este siervo tuyo N.,
al que hoy te has dignado elegir 
al servicio de esta comunidad,
de los presbíteros y diáconos, 
de los oferentes y de los aquí reunidos,
de todo tu pueblo santo
y de aquellos que te buscan con sincero corazón. 

Acuérdate también de los que murieron...

Antifona de comunión Mc 20, 28
El Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y dar su vida rescate por muchos [T. P. Aleluya]
O bien:
Donde hay amor verdadero, allí está Dios. El amor de Cristo nos ha reunido la unidad [T. P. Aleluya].

Oración después de la comunión
Mira con bondad, señor, a tu familia
y concede, a quienes hemos celebrado el misterio de la fe,
caminar sin desfallecer por las sendas del Evangelio,
glorificándote en todas las cosas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Bendición solemne al final de la misa

A. Si preside la liturgia eucarística quién ha realizado la bendición del abad, él mismo imparte esta bendición con las manos extendidas sobre el abad recién bendecido.
Dios, de quien procede toda paternidad,
te robustezca con la fortaleza del hombre interior,
conforme a las riquezas de su gloria.
R. Amén.
Él te conceda recorrer el camino de sus mandatos,
en compañía de tus hermanos,
con el corazón rebosante de gozo en Cristo.
R. Amén.
Que por la gracia divina, esta familia monástica,
congregada en el nombre del Señor,
llegue, conducida por ti, a la convivencia del cielo.
R. Amén.
Y bendice a todo el pueblo añadiendo:
Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre +, Hijo +, y Espíritu Santo.
R. Amén.

B. Si preside la liturgia eucarística el abad recién bendecido, él mismo imparte la bendición con el rito pontifical, o con la fórmula que sigue con las manos extendidas sobre la comunidad.
Dios Padre misericordioso os guarde en la buena voluntad;
y el que dispuso ponerme ante vosotros como abad,
nos haga a todos copartícipes de la felicidad eterna.
R. Amén.
Nuestro Señor Jesucristo os conceda
recorrer el camino de sus mandatos,
con el corazón rebosante de gozo fraterno.
R. Amén.
Que el Espíritu Santo nos conceda a todos
realizar unánimes las obras de piedad y de vida,
y así, imitando a nuestros padres,
nos mantengamos en unión cordial.
R. Amén.
Y bendice a todo el pueblo añadiendo:
Y a todos los que estáis aquí reunidos,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre +, Hijo +, y Espíritu + Santo.
R. Amén.

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