Entrada destacada

Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

sábado, 16 de enero de 2021

Bendición de un abad.

Ritual de la Bendición de un abad o una abadesa (9-noviembre-1970)
Ed. española 1979.

BENDICIÓN DE UN ABAD

NORMAS GENERALES

1. La bendición del abad tendrá lugar con la participación de una asamblea de religiosos y fieles, en domingo o en dia de fiesta, a no ser que razones pastorales aconsejen otra cosa.

Se dice la misa correspondiente a la liturgia del dia o la misa ritual para la bendición de un abad o una abadesa
, según los casos.

2. El obispo del lugar en que halla el monasterio es quien habitualmente celebra la bendición del abad. Pero puede permitir, con justa causa, que la haga otro obispo u otro abad.

3. Al elegido lo asisten dos religiosos de su monasterio.

4. Es muy conveniente que los religiosos asistentes del elegido, los abades y religiosos sacerdotes y también los demás sacerdotes presentes concelebren la misa con el prelado que celebra la bendición y con el elegido.

5. Si el elegido es bendecido en su abadía por otro abad, éste puede invitarlo a que presida la concelebración en la liturgia eucarística; si no, la preside el prelado que ha celebrado la bendición, y el abad recién bendecido ocupa el primer lugar entre los restantes concelebrantes.

6. El prelado que celebra la bendición y todos los concelebrantes estarán revestidos conforme se requiere para la celebración de la eucaristía. El elegido, además de los ornamentos sacerdotales, tendrá la cruz pectoral y la dalmática. Los religiosos asistentes del elegido, si no concelebrasen, usarán el vestido coral o la sobrepelliz.

7. La bendición del anillo, del báculo pastoral y de la mitra se hará en un tiempo oportuno, antes de la bendición del elegido.

8. Además de todo lo necesario para la concelebración de la misa y para la comunión bajo las dos especies, prepárese: 
a) el Pontifical romano; 
b) el libro de la Regla; 
c) el báculo pastoral; 
d) el anillo y la mitra del elegido, si se le van a entregar.

9. Durante la liturgia de la palabra, el prelado que celebra la bendición se sienta en la sede; el elegido, entre los religiosos asistentes, en el lugar más adecuado del presbiterio.

10. La bendición del elegido hágase normalmente en la cátedra, pero, si es necesario para la participación de los fieles, prepárese una sede para el prelado que celebra la bendición ante el altar o en otro lugar más conveniente; las sedes para el elegido y los religiosos asistentes colóquense en tal forma que los religiosos y fieles puedan seguir la acción litúrgica y verla con facilidad.

LITURGIA DE LA PALABRA

Procesión

Se comienza la procesión por la iglesia hacia el altar, según el modo acostumbrado. La inicia el ministro que lleva el libro de los evangelios, siguen los presbíteros concelebrantes, luego el elegido, entre sus dos religiosos asistentes, y, finalmente, el prelado que va a celebrar la bendición, acompañado de dos diáconos.

Lecturas

La liturgia de la palabra se desarrolla según las normas comunes, teniendo en cuenta lo siguiente:

a) Las lecturas pueden tomarse, todas o en parte, de la misa del día o del Leccionario para la celebración de la bendición de un abad o una abadesa
.

b) Si el prelado que celebra la bendición hace una exhortación dentro del rito, como aparece más adelante, se omite la homilía.

c) No se dice el Credo, aunque lo prescriban las rúbricas de la liturgia del dia.

d) La oración de los fieles está incluida en las letanias.

BENDICIÓN DEL ABAD

Después del evangelio, o terminada la homilía, se inicia la bendición del abad. El prelado que celebra la bendición, con la mitra puesta, se sienta en la sede preparada.

El elegido es acompañado por los religiosos asistentes hasta la sede del prelado, quien hace una reverencia.

Petición de la bendición

Uno de los religiosos asistentes se dirige al prelado con estas u otras palabras:

Reverendisimo Padre, está aquí presente el elegido por nuestro monasterio de N., de la orden N., de la diócesis de N., a quien, por encargo de la comunidad, presento para que te dignes bendecirlo como abad de dicho monasterio.

El prelado le pregunta:

¿Sabéis si ha sido elegido legítimamente?

El religioso le responde:

Lo sabemos, y de ello somos testigos.

El prelado dice:

Te damos gracias, Señor.
______________________________________
Si se trata de un abad a quien se confiere jurisdicción sobre un territorio separado de alguna diócesis, después de interrogar sobre la legitimidad de la elección, el prelado añade:


¿Tenéis el mandato apostólico?

El religioso asistente del elegido le responde:

Lo tenemos.

El prelado:

Ten la bondad de leerlo.

Lectura del mandato apostólico

Entonces, estando todos sentados, se lee el mandato. Una vez leído, todos manifiesta su aceptación, diciendo:

Te damos gracias, Señor.
______________________________________

Homilía

Estando todos sentados, el prelado dirige una breve alocución a los religiosos, al pueblo y al elegido.

Examen

Después de la alocución, el prelado pregunta al elegido, de pie ante el, diciendo:

Una antigua disposición de los santos Padres enseña y establece que quien haya sido elegido para gobernar espiritualmente en nombre de Cristo sea examinado e interrogado sobre los diversos motivos y condiciones que se requieren para este gobierno. Con esa autoridad, querido hermano, te preguntamos:

¿Quieres permanecer en tu santo propósito y guardar la Regla de san N., e instruir diligentemente a tus hermanos para que hagan lo mismo, animándolos al amor de Dios, a la vida según el Evangelio y a la caridad fraterna?

El elegido responde:

Sí, quiero.

El prelado:

¿Quieres enseñar a tus hermanos con tu propia vida, con la doctrina y el ejemplo, con hechos más que con palabras?

El elegido:

Sí, quiero.

El prelado:

¿Quieres llevar a tus hermanos hacia Dios, lleno de celo por la salvación de quienes se te han confiado?

El elegido:

Sí, quiero.

El prelado:

¿Quieres custodiar los bienes del monasterio que se te encomienda y administrarlos, con prudencia, en favor de los hermanos, de los pobres y de los peregrinos?

El elegido:

Sí, quiero.

El prelado:

¿Quieres mostrar siempre fidelidad, obediencia y acatamiento a la santa Iglesia, al romano pontifice y a sus sucesores?

El elegido:

Sí, quiero.
_________________________________________
Si se trata de un abad que tendrá jurisdicción sobre algún territorio, el prelado añade:

¿Quieres cuidar del pueblo santo de Dios y dirigirlo por el camino de la salvación con amor de padre, ayudado de tus presbíteros y diáconos?

El elegido:

Si, quiero.

El prelado:

Como buen pastor, buscarás las ovejas dispersas y las conducirás al rebaño del Señor?

El elegido:

Sí, lo haré.

El prelado:

¿Perseverarás en la oración a Dios Padre todopoderoso y ejercerás tu oficio pastoral con toda fidelidad?

El elegido:

Si quiero hacerlo.
________________________________________

El prelado:

El Señor te conceda cumplir cuanto acabas de prometer, te colme de todos los bienes y te guarde siempre y en todo lugar.

Todos dicen:

Amén.

Letanías de los santos

Luego, todos se levantan; el prelado, sin mitra y con las manos juntas, exhorta al pueblo, diciendo:

Oremos, queridos hermanos, para que nuestro Dios y Señor acompañe siempre con el don de su gracia a este siervo suyo N., que ha sido elegido para gobernar a sus hermanos.
____________________________________
Fuera de los domingos y del tiempo pascual, el diácono dice:

Pongámonos de rodillas.

E inmediatamente, el prelado se arrodilla ante su sede; también los demás se arrodillan.
____________________________________

Elegido se postra.

Los cantores comienzan las letanias, a las cuales se pueden añadir otros nombres de santos (por ejemplo: del patrono, del titular de la iglesia, del fundador, del patrono de quien recibe la bendición, etc.) o algunas invocaciones más adaptadas a las circunstancias.

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor ten piedad. Señor, ten piedad.
Santa Maria, madre de Dios, ruega por nosotros.
San Miguel, ruega por nosotros.
Santos ángeles de Dios, rogad por nosotros.
San Juan Bautista, ruega por nosotros.
San José, ruega por nosotros.
Santos Pedro y Pablo, rogad por nosotros.
San Andrés, ruega por nosotros.
San Juan, ruega por nosotros.
Santa Maria Magdalena, ruega por nosotros.
San Esteban, ruega por nosotros.
San Ignacio de Antioquía, ruega por nosotros.
San Lorenzo, ruega por nosotros.
Santas Perpetua y Felicidad, rogad por nosotros.
Santa Inés, ruega por nosotros.
San Gregorio, ruega por nosotros.
San Agustín, ruega por nosotros.
San Atanasio, ruega por nosotros.
San Basilio, ruega por nosotros.
San Martín, ruega por nosotros.
San Antonio, ruega por nosotros.
San Benito, ruega por nosotros.
San Columbano, ruega por nosotros.
San Beda, ruega por nosotros.
San Romualdo, ruega por nosotros.
San Bruno, ruega por nosotros.
San Bernardo, ruega por nosotros.
San Francisco, ruega por nosotros.
Santo Domingo, ruega por nosotros.
Santa Escolástica, ruega por nosotros.
Santa Clara, ruega por nosotros.
Santa Teresa de Jesús, ruega por nosotros.
Santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
Muéstrate propicio, líbranos, Señor.
De todo mal, líbranos, Señor.
De todo pecado, líbranos, Señor.
De la muerte eterna, líbranos, Señor.
Por tu encarnación, líbranos, Señor.
Por tu muerte y resurrección, líbranos, Señor.
Por el envío del Espíritu Santo, líbranos, Señor.
Nosotros, que somos pecadores, te rogamos, óyenos.
Para que gobiernes y conserves
a tu santa Iglesia, te rogamos, óyenos.
Para que asistas al papa 
y a todos los miembros del clero
en tu servicio santo, te rogamos, óyenos.
Para que concedas paz y concordia
a todos los pueblos de la tierra, te rogamos, óyenos.
Para que asocies más plenamente
a la obra de la redención
a cuantos profesan los consejos evangélicos, te rogamos, óyenos.
Para que conserves y aumentes
en todas las familias religiosas
el amor de Cristo
y el espíritu de sus fundadores, te rogamos, óyenos.
Para que nos fortalezcas y asistas
en tu servicio santo, te rogamos, óyenos.
Para que bendigas y protejas a este elegido
para ser abad de sus hermanos, te rogamos, óyenos.
Jesús, Hijo de Dios vivo, te rogamos, óyenos.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
_________________________________________
Fuera de los domingos y del tiempo pascual, el diácono dice:

Podéis levantaros.

Y todos se ponen de pie.
________________________________________

El elegido se pone de pie.

Oración de bendición

El elegido se acerca al prelado y se arrodilla ante él. El prelado, con las manos extendidas, dice una de las siguientes oraciones:

I
Dios, Padre todopoderoso,
que enviaste a tu Hijo al mundo
para que fuera el servidor de los hombres
y, como pastor bueno,
diera su vida por las ovejas,
te suplicamos
que te dignes bendecir + y fortalecer 
a este hijo tuyo N.,
elegido para abad de este monasterio.
Concédele que, por una vida ejemplar,
sea realmente lo que de él se espera,
a fin de que su doctrina,
como fermento de santidad,
penetre más eficazmente en el corazón de sus discípulos.
Que comprenda, Señor,
cuán difícil es lo que ha asumido,
lo arduo que es apacentar a los hombres
y adaptarse a tantos caracteres distintos;
que entienda que es más importante
servir a los demás que mandar.

Inspírale, Señor,
para que emplee toda solicitud y todas sus cualidades,
para que no se pierda
ninguna de las ovejas a él confiadas;
sino que pueda moderar y disponer todo,
de manera que todos caminen con alegría
por la vía de tus mandamientos,
actuando siempre en el amor de Cristo,
y en fraterna caridad.

Cólmalo, Señor, de los dones de tu Espíritu,
para que despierte en sí mismo
y promueva en los demás
la gloria de Dios y el servicio de la Iglesia.
Que nada anteponga a Cristo,
ni en su vida ni en sus palabras,
de manera que, cuando llegue el día supremo de su venida,
merezca alcanzar, junto con sus hermanos,
tu reino glorioso.
Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén.

o bien esta otra:

II
Atiende, Padre celestial,
las súplicas que te dirigimos,
por tu siervo N.,
que ha sido elegido para regir esta comunidad
y para ser pastor de tus ovejas, en nombre de tu
Míralo con misericordia
у concédele en abundancia tus dones.
Ábrele los tesoros de la sabiduría,
de donde saque lo nuevo y lo antiguo.
Dirige sus pasos
por el camino de la salvación y de la paz,
y que siga siempre las huellas de tu Hijo,
para que merezca alcanzar los premios eternos.
Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén.

o bien esta otra:

III
Señor, mira benigno a tu siervo N.,
elegido para dirigir esta comunidad;
dígnate bendecirlo + y santificarlo,
para que sus pensamientos y obras
sean gobernados por tu voluntad.
Que inculque en sus hermanos,
con palabra y ejemplo,
el amor de Dios у del prójimo;
y, permaneciendo ajeno
a las vanidades del mundo presente,
esté atento a las necesidades
espirituales y corporales de los hombres.
Que no cese de recomendar a sus hermanos
la oración constante y la lectura sagrada,
y que viva, junto con ellos, según el Evangelio,
para que todos lleguen a los goces celestiales.
Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén.

o bien esta otra:

IV
Dios, Padre todopoderoso,
que enviaste a tu Hijo al mundo
para servir a los hombres
y dar la vida por ellos,
dígnate bendecir + y santificar
a este siervo tuyo N.,
elegido para abad de esta comunidad;
concédele que desempeñe, con tu gracia,
la tarea difícil que ha recibido
de gobernar a los hombres
y de servir a tantos caracteres distintos.
Que emplee principalmente su solicitud
en favor de los hermanos que le han sido confiados
y no permita que se pierda ninguno de ellos;
para que, cuando aparezca el Señor, en el último día,
reciba de él la recompensa por su administración.
Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén.

* Entrega del libro de la Regla

Acabada la oración de bendición, el prelado, con la mitra puesta, se sienta. El abad recién bendecido se acerca para recibir el libro de la Regia de manos del prelado, el cual dice:

Recibe la Regla, trasmitida por los santos Padres,
para que, apoyado en la gracia de Dios,
dentro de los límites de la fragilidad humana,
rijas y custodies a los hermanos
que Dios te ha confiado.

Entrega del anillo

El prelado puede colocar el anillo en el dedo anular de la mano derecha del abad recién bendecido, diciendo:

Recibe este anillo, signo de fidelidad,
para que, con fortaleza de espíritu
y con amor fraterno,
guardes a esta comunidad (a esta familia monástica).

Imposición de la mitra

Después, el prelado puede imponerle, en silencio, la mitra.

Entrega del báculo

Y finalmente, entrega el báculo pastoral al abad recién bendecido, diciendo:

Recibe el báculo pastoral,
y vela con solicitud por los hermanos
que se te han confiado,
y de quienes habrás de dar cuenta a Dios.

Entronización en la cátedra propia

Todos se ponen de pie. Si la bendición la celebra el obispo o, fuera de la abadía del elegido, otro abad, el abad recién bendecido ocupa el primer puesto entre los demás concelebrantes. Pero, si la celebra otro abad en la iglesia del recién bendecido, éste se sienta en la cátedra propia; entonces el abad que ha celebrado la bendición se sienta a la derecha del abad recién bendecido.
_____________________________________
Si el abad recién bendecido tiene jurisdicción sobre algún territorio y recibe la bendición en su iglesia, el prelado lo invita a sentarse en la cátedra propia, y luego se sienta a su derecha.
_____________________________________

Abrazo de paz

Por último, el abad recién bendecido deja el báculo y recibe del prelado que lo bendijo y de todos los abades el abrazo de paz. Si las circunstancias lo permiten, los religiosos y sacerdotes presentes lo saludan de igual manera.

LITURGIA EUCARÍSTICA

Se continúa como de costumbre según el ordinario de la concelebración de la misa. Al final de la misa, el celebrante principal da la bendición; si el que da la bendición es el abad recién bendecido, lo hará con el rito pontifical.

Dada la bendición, mientras se canta, parece oportuno, el himno A ti, Oh Dios, te alabamos (Te Deum) u otro canto apropiado, todos procesionalmente, vuelven a la sacristía.
________________________________________

Himno «A ti, oh Dios, te alabamos»

Pero si se trata de un abad con jurisdicción sobre algún territorio, terminada la oración después de la comunión, se canta el himno A ti, oh Dios, te alabamos (Te Deum) u otro canto apropiado, según la costumbre del lugar.

A ti, oh Dios, te alabamos,
a ti, Señor, te reconocemos.

A ti, eterno Padre,
te venera toda la creación.

Los ángeles todos, los cielos
y todas las potestades te honran.

Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo.

Los cielos y la tierra
están llenos de la majestad de tu gloria.

A ti te ensalza
el glorioso coro de los apóstoles,
la multitud admirable de los profetas,
el blanco ejército de los mártires.

A ti la Iglesia santa,
extendida por toda la tierra,
te proclama:

Padre de inmensa majestad,
Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Espíritu Santo, Defensor.

Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.

Tú eres el Hijo único del Padre,

Tú, para liberar al hombre,
aceptaste la condición humana
sin desdeñar el seno de la Virgen.

Tu rotas las cadenas de la muerte,
abriste a los creyentes el reino del cielo.

Tu te sientas a la derecha de Dios
en la gloria del Padre.

Creemos que un dia
has de venir como juez.

Te rogamos, pues,
que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.

Haz que en la gloria eterna
nos asociemos a tus santos

Lo que sigue se puede omitirse:

Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice tu heredad.

Sé su pastor
y ensálzalo eternamente.

Día tras día te bendecimos
y alabamos tu nombre para siempre,
por eternidad de eternidades.

Dígnate, Señor, en este día
guardarnos del pecado.

Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.

Que tu misericordia, Señor,
venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

En ti, Señor, confié,
no me veré defraudado para siempre.

Mientras tanto, e muevo abad, acompañado de los asistentes, recorre la iglesia, bendiciendo a todos.

Alocución del nuevo abad

Finalizado el himno, el nuevo abad, de pie, ante el altar o junto a la cátedra, con la mitra y el báculo, puede hablar al pueblo brevemente.

Lo demás se hace como de costumbre.
____________________________________

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No publico comentarios anónimos.