Ed. española 1979.
PRIMERA PARTE
RITUAL DE LA PROFESIÓN DE RELIGIOSOS
RITUAL DE LA PROFESIÓN DE RELIGIOSOS
CAPITULO V
TEXTOS DIVERSOS QUE SE PUEDEN UTILIZAR EN LOS RITOS DE LA PROFESIÓN RELIGIOSA
I. OTRA FORMA DE ENTREGAR LAS INSIGNIAS DE LA PRIMERA PROFESIÓN
91. Después de emitir la profesión, el Celebrante (o el Superior) con la ayuda del Maestro entrega el hábito religioso a cada uno de los profesos, diciendo, por ejemplo:
Recibe esta vestidura, signo de tu consagración,
que no sólo con ella manifiestes al mundo tu vida consagrada,
sino también con obras de tu fidelidad interior.
El profeso responde:
Amén.
Y en un lugar oportuno se pone el hábito. Después que el primero o segundo profeso han recibido el hábito, el coro entona la antifona:
Estos son los que buscan el Señor,
los que vienen a tu presencia, Dios de Jacob.
con el salmo 23 u otro canto apropiado. Después de cada dos versículos se repite la antifona; al final del salmo no se dice «Gloria al Padre» sino la antifona, Si se acaba la entrega de las insignias antes de terminar el salmo, se interrumpe el salmo y se repite la antifona.
92. Luego, si es costumbre, los religiosos que acaban de profesar, vestidos con el hábito religioso, se acercan al Celebrante (o al Superior) que entrega a cada uno el libro de la Regla o de las Constituciones con estas o parecidas palabras:
Recibe la Regla de nuestra esta) congregación
para que, observándola fielmente,
progreses hacia la perfecta caridad.
El profeso responde:
Amén.
Y, después de recibir el libro, se vuelve a su sitio y permanece alli de pie.
93. Si los religiosos que acaban de profesar son muchos, o por otro motivo justo, el Celebrante (o el Superior) puede entregar el hábito y la Regla, recitando la fórmula una sola vez para todos.
Si, según las leyes o costumbres de la familia religiosa, hay que entregar otras insignias de la profesión, se entregarán en silencio o con una fórmula adecuada. Sin embargo, se debe de guardar en esto una gran sobriedad.
II. ORACIÓN UNIVERSAL O DE LOS FIELES,
«AD LIBITUM»
94. Monición
a) En la Misa de la primera profesión:
Nuestra Congregación se alegra hoy
de que estos hijos de Dios,
por su primera profesión,
desean entregarse totalmente
al servicio de Cristo y de la Iglesia.
Oremos, queridos hermanos, a Dios Padre,
de quien procede el don de la vocación religiosa.
b) En la Misa de renovación de votos:
Queridos hermanos,
pidamos humildemente a Dios Padre
por su santa Iglesia,
por la paz y la salvación del mundo,
por nuestra familia religiosa
y por estos hermanos nuestros
que hoy renuevan sus votos.
95. Intenciones
I. a) Por la santa Iglesia de Dios,
para que adornada por las virtudes de sus hijos
sea cada día esposa más digna de Cristo.
Roguemos al Señor.
b) Por el Papa y todos los Obispos,
para que, cumpliendo fielmente su ministerio pastoral,
alimenten con su palabra la grey universal de Cristo
y sean los primeros en el testimonio del amor.
Roguemos al Señor.
II. a) Por la paz y salvación del mundo,
para que todos los religiosos
sean pregoneros y ministros de la paz de Cristo.
Roguemos al Señor.
b) Por todos los dedicados al servicio divino,
para que, aspirando a las cosas del cielo,
fomenten constantemente el progreso de los
hombres.
Roguemos al Señor.
c) Por todos los cristianos,
para que perciban atentamente la voz de Dios
que los llama a la santidad.
Roguemos al Señor.
d) Por los religiosos,
para que, imitando al Divino Maestro,
se consagren al bien de los necesitados,
evangelizando a los pobres,
curando a los enfermos
y ayudando a los que se sienten agobiados.
Roguemos al Señor.
III. a) Por todos los religiosos,
para que su vida
sea signo preclaro del reino futuro.
Roguemos al Señor.
b) Por todos los que siguen los consejos evangélicos
para que el precepto del amor brille en ellos
y tengan, como los primeros discípulos de Jesús,
un solo corazón y una sola alma.
Roguemos al Señor.
c) Por todos los religiosos,
para que cada uno, siguiendo su vocación,
aumente la santidad de la Iglesia
y se consagre a la propagación del reino de Dios.
Roguemos al Señor.
IV. a) Por estos hermanos nuestros,
que hoy se consagran con mayor compromiso a Dios,
en la profesión religiosa,
para que sean asiduos en la oración,
alegres en la penitencia
y celosos en el apostolado.
Roguemos al Señor.
b) Por los que hoy se entregan más intensamente
al servicio divino,
para que aumente en ellos
el espíritu de amor fraterno
y de caridad activa para con todos.
Roguemos al Señor.
c) Por los que hoy profesan los consejos evangélicos
para que la consagración religiosa
les de nuevo impulso hacia la santidad,
a la que fueron llamados por el bautismo.
Roguemos al Señor.
d) Por los que, al hacer hoy su profesión religiosa,
quieren imitar más fielmente a Cristo,
para que por su castidad
hagan fecunda a la Iglesia,
por su pobreza ayuden a los necesitados,
y con el testimonio de su obediencia
arrastren a los altivos
al seguimiento humilde de Cristo.
Roguemos al Señor.
e) Por todos los cristianos,
llamados a ser luz y fermento del mundo,
para que iluminen la sociedad humana
con el resplandor de sus virtudes,
y la renueven con su oración.
Roguemos al Señor.
f) Por todos nosotros, aquí reunidos,
para que cumpliendo fielmente
las palabras del Divino Maestro: «Sed perfectos»,
demos frutos dignos de santidad,
hasta llegar a la plenitud de Cristo
en la Jerusalén celestial.
Roguemos al Señor.
96. Conclusión de las preces
a) En la Misa de la primera profesión:
Escucha, Señor, las oraciones de tu pueblo,
y, por intercesión de la Virgen María,
Madre de la Iglesia,
derrama abundantemente tu Espíritu
sobre estos hijos,
llamados al perfecto seguimiento de Cristo,
para que sean siempre fieles
a lo que en este día han prometido.
Por Jesucristo nuestro Señor.
b) En la Misa de renovación de votos:
Oh Dios,
autor de la santidad,
escucha con clemencia las oraciones de tus hijos,
Esclava tuya y Señora nuestra,
derrama tu abundante bendición
sobre estos hijos tuyos,
para que cuanto han prometido con tu gracia,
con tu ayuda lo cumplan siempre.
Por Jesucristo nuestro Señor.
III. OTRA PLEGARIA DE BENDICIÓN SOLEMNE O DE CONSAGRACIÓN DE LOS PROFESOS
97. Dios Padre,
por ti florece tu Iglesia santificada,
a ti te corresponde la alabanza de toda criatura.
En el comienzo de los tiempos
creaste un mundo feliz,
y al quedar derrumbado por el pecado de Adán,
tú prometiste unos cielos nuevos y una tierra nueva.
Entregaste la tierra a los hombres,
para que la hiciesen fecunda con su trabajo,
y caminando por ella
dirigiesen sus pasos a la ciudad celeste.
Sobre tus hijos, iniciados en los misterios sagrados
y reunidos en la Iglesia santa,
distribuyes los dones variados de los carismas,
para que unos te sirvan en la vida matrimonial,
y renunciando otros a las nupcias,
por el reino de los cielos,
comuniquen sus bienes con los hermanos,
se amen mutuamente en caridad,
y, formando un solo corazón,
manifiesten la imagen de la asamblea eterna.
Te suplicamos
que derrames desde el cielo el Espíritu Paráclito
sobre estos hijos tuyos
que han aceptado las palabras de Cristo con fe
constante.
Fortalece sus espíritus
y conforma su vida a la doctrina del Evangelio.
Abunde en ellos, Señor, la caridad mutua
y brille el amor a los hombres,
para que sean signo claro
de que tú eres el único Dios verdadero
y amas a todos los hombres con amor infinito.
Concédeles, Señor,
que, resistiendo firmemente los combates de esta vida,
reciban ya ahora el céntuplo que has prometido,
y merezcan alcanzar al final el premio eterno.
Por Jesucristo nuestro Señor.
IV. OTRA FORMA DE BENDICIÓN AL FINAL DE LA MISA DE LA PROFESIÓN PERPETUA
98. Celebrante:
El Dios que inspira los buenos propósitos
mantenga vuestra intención
y fortalezca vuestros corazones,
para que observéis fielmente lo que habéis prometido.
Todos:
Amén.
Celebrante:
El os conceda
que el camino estrecho, que habéis elegido,
lo recorráis en el gozo de Cristo,
llevando con alegría las cargas de los hermanos.
Todos:
Amén.
Celebrante:
La caridad de Dios haga de vosotros una familia,
que, reunida en el nombre del Señor,
sea imagen de Cristo.
Todos:
Amén.
Celebrante:
Y a todos vosotros,
que habéis participado en esta celebración,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre, Hijo + y Espíritu Santo.
Todos:
Amén.
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