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martes, 19 de enero de 2021

Misa ritual en la bendición de la abadesa

Misal Romano (3ª Ed.), misas rituales

VI. EN LA BENDICIÓN DEL ABAD O DE LA ABADESA

Esta misa puede decirse, con vestiduras de color blanco o festivo, en los días en que se puede celebrar misas rituales.

2. En la bendición de la abadesa

Antífona de entrada
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os  he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure, dice el Señor. [T. P. Aleluya].
O bien:

Por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta. Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón [T. P. Aleluya].

Se dice
Gloria.

Oración colecta

Señor, concede a tu sierva N.,
que has elegido como abadesa de esta comunidad de N.,
lo que es recto a tus ojos,
para que, junto con ellas,
llena de alegría pueda alcanzar de ti, Pastor santo,
el premio de la eterna recompensa.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Se dice Credo, si lo exigen las rúbricas; se omite la oración universal.

Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, con bondad,
A les dones de tus siervos,
y haz que, ofreciéndose a sí mismos como ofrenda espiritual,
sean siempre colmados
de la verdadera humildad, obediencia y paz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Se puede utilizar el prefacio La vida religiosa como servicio a Dios por la imitación de Cristo.

Prefacio
LA VIDA RELIGIOSA COMO SERVICIO A DIOS POR LA IMITACIÓN DE CRISTO

V. El Señor esté con vosotros. R.
V. Levantemos el corazón. R.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.

El cual,
retoño inmaculado de la raíz de una Virgen,
proclamó dichosos a los limpios de corazón,
y, con el ejemplo de su vida,
reveló la grandeza de la castidad.

Él quiso hacer siempre tu voluntad
y, obediente hasta la muerte por nosotros,
quiso ofrecerse como sacrificio perfecto agradable a ti.
Él dedicó al servicio exclusivo de tu majestad
a quienes dejan por ti todas las cosas,
y les aseguró que encontrarían su tesoro en los cielos.

Por eso,
con los ángeles y con la multitud de los santos,
te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

En las plegarias eucarísticas se hace mención de la abadesa recién bendecida.

I. Cuando se utiliza el Canon romano se dice Acepta, Señor, en tu bondad propio.

Acepta, Señor, en tu bondad,
esta ofrenda de tus siervos,
y de toda tu familia santa,
que te ofrecemos también por tu sierva N.,
a quien te has dignado elegir
para gobernar esta comunidad;
acéptala complacido
y conserva bondadosamente tus dones en ella,
y así, lo que ha alcanzado por tu gracia
confirme el corazón de las hermanas.
[Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]

II. Cuando se utiliza la Plegaria eucarística II la mención se intercala en la intención

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra;
y con el papa N., con nuestro obispo N.
y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.
Acuérdate también de esta sierva tuya
que hoy has querido promover
como abadesa de esta comunidad.

Acuérdate también de nuestros hermanos
que durmieron en la esperanza de la resurrección...

III. Cuando se utiliza la plegaria eucarística III, se añade la siguiente intercesión:

... al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos,
va todo el pueblo redimido por ti.
Fortalece también, Señor, en el servicio de sus hermanas
a esta sierva tuya N.,
que hoy ha sido elegida abadesa de esta comunidad.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia...

IV. Cuando no se utiliza el prefacio propio se puede emplear la Plegaria eucarística IV. La mención se intercala en la intercesión Y ahora, Señor, acuérdate.

Y ahora, Señor, acuérdate
de todos aquellos por quienes te ofrecemos este sacrificio:
de tu servidor el papa N., de nuestro obispo N.
del orden episcopal y de los presbíteros y diáconos,
de esta sierva tuya N.,
que hoy te has dignado elegir al servicio de esta comunidad,
de los oferentes y de los aquí reunidos, 
de todo tu pueblo santo
y de aquellos que te buscan con sincero corazón.

Acuérdate también de los que murieron...

Antifona de comunión Mt 20, 28
El Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y dar su vida en rescate por muchos [T. P. Aleluya].
O bien:
Donde hay amor verdadero, allí está Dios. El amor de Cristo nos ha reunido en la unidad [T. P. Aleluya].

Oración después de la comunión
Mira con bondad, Señor, a tu familia
y concede, a quienes hemos celebrado el misterio de la fe,
caminar sin desfallecer
por las sendas del Evangelio,
glorificándote en todas las cosas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Bendición solemne al final de la misa

El prelado, con las manos extendidas sobre la abadesa recién bendecida, dice:
Dios, que para bien de la Iglesia
ha congregado a estas siervas en el amor de su Hijo,
te dé un espíritu de piedad,
para que guíes a la familia a ti confiada
en la búsqueda de la perfección.
R. Amén.
Él te conceda recorrer el camino de sus mandatos,
en compañía de tus hermanas,
con el corazón desbordante de gozo en Cristo.
R. Amén.
Por la gracia divina, esta familia monástica, 
congregada en el nombre del Señor,
llegue, conducida por ti, a la convivencia del cielo.
R. Amén.
Y bendice a todo el pueblo añadiendo:
Y a todos los que estáis aquí reunidos,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre +, Hijo +, y Espíritu + Santo,
R. Amén.

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