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viernes, 21 de febrero de 2020

Viernes 27 marzo 2020, Viernes de la IV semana de Cuaresma, feria.

TEXTOS MISA

Viernes de la IV Semana de Cuaresma.

Antífona de entrada Sal 53, 3-4
Oh, Dios, sálvame por tu nombre, líbrame con tu poder. Oh, Dios, escucha mi súplica, atiende mis palabras.
Deus, in nómine tuo salvum me fac, et in virtúte tua líbera me. Deus, exáudi oratiónem meam, áuribus pércipe verba oris mei.

Oración colecta
Oh, Dios que has preparado el remedio adecuado para nuestra fragilidad, concédenos recibir con alegría la salvación que nos otorgas y manifestarla en nuestra propia conducta. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui fragilitáti nostrae cóngrua subsídia praeparásti, concéde, quaesumus, ut suae reparatiónis efféctum et cum exsultatióne suscípiat, et pia conversatióne recénseat. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Viernes de la IV semana de Cuaresma (Lec. II).

PRIMERA LECTURA 2, 1a. 12-22
Lo condenaremos a muerte ignominiosa
Lectura del libro de la Sabiduría

Se decían los impíos, razonando equivocadamente:
«Acechemos al justo, que nos resulta fastidioso:
se opone a nuestro modo de actuar,
nos reprocha las faltas contra la ley
y nos reprende contra la educación recibida;
presume de conocer a Dios
y se llama a sí mismo hijo de Dios.
Es un reproche contra nuestros criterios,
su sola presencia nos resulta insoportable.
Lleva una vida distinta de todos los demás
y va por caminos diferentes.
Nos considera moneda falsa
y nos esquiva como a impuros.
Proclama dichoso el destino de los justos,
y presume de tener por padre a Dios.
Veamos si es verdad lo que dice,
comprobando cómo es su muerte.
Si el justo es hijo de Dios, él lo auxiliará
y lo librará de las manos de sus enemigos.
Lo someteremos a ultrajes y torturas,
para conocer su temple y comprobar su resistencia.
Lo condenaremos a muerte ignominiosa,
pues, según dice, Dios lo salvará».
Así discurren, pero se equivocan,
pues los ciega su maldad.
Desconocen los misterios de Dios,
no esperan el premio de la santidad,
ni creen en la recompensa de una vida intachable.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 33, 17-18. 19-20. 21 y 23 (R.: 19a)
R. El Señor está cerca de los atribulados.
Iuxta est Dóminus iis qui contríto sunt corde.

V. El Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias.
R. El Señor está cerca de los atribulados.
Iuxta est Dóminus iis qui contríto sunt corde.

V. El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor.
R. El Señor está cerca de los atribulados.
Iuxta est Dóminus iis qui contríto sunt corde.

V. Él cuida de todos sus huesos,
y ni uno solo se quebrará.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él.
R. El Señor está cerca de los atribulados.
Iuxta est Dóminus iis qui contríto sunt corde.

Versículo antes del Evangelio Mt 4, 4b
No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Non in solo pane vivit homo, sed in omni verbo quod procédit de ore Dei.

EVANGELIO Jn 7, 1-2. 10. 25-30
Intentaban agarrarlo, pero todavía no había llegado su hora
Lectura del santo Evangelio según san Juan.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, recorría Jesús Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las Tiendas.
Una vez que sus hermanos se hubieron marchado a la fiesta, entonces subió él también, no abiertamente, sino a escondidas.
Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron:
«¿No es este el que intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que este es el Mesías? Pero este sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene».
Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, gritó:
«A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino que el Verdadero es el que me envía; a ese vosotros no lo conocéis; yo lo conozco, porque procedo de él y él me ha enviado».
Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

San Agustín, in Ioanem tract. 31
¿De dónde nace ahora esta opinión entre los judíos, de que cuando venga el Cristo nadie sabrá de dónde procede? Porque las Escrituras habían dicho lo uno y lo otro; en cuanto hombre, predijeron de dónde nacería; pero en cuanto Dios, se ocultaba a los impíos y buscaba a los buenos. Sin duda formaron esta idea porque habían leído en Isaías: "¿Quién podrá contar su generación?" ( Is 53). Pero el Señor contestó a una y a otra cosa, tanto a los que sabían de dónde había venido, cuanto a los que no lo sabían. Por esto sigue: "Y Jesús alzaba la voz en el templo, enseñando y diciendo: vosotros me conocéis y sabéis de dónde soy". Lo cual quiere decir: sabéis de dónde he venido, pero no sabeis de dónde procedo, sabéis de dónde he venido porque soy Jesús de Nazaret, cuyos padres también conocéis. En este asunto sólo se les ocultaba el parto de la Virgen, a excepción de lo cual sabían todo lo que afectaba a Jesús en cuanto hombre. Por esto dijo, con mucha razón: "Y vosotros me conocéis, y sabéis de dónde soy"; esto es, en cuanto a la humanidad y a la forma de hombre que tenía. Pero en cuanto a la Divinidad, dijo el Salvador: "Empero, yo no vine de mí mismo, mas es veraz el que me envió".

Oración de los fieles
Presentemos al Señor nuestras súplicas. Él está cerca de los atribulados.
- Por los que no lo conocen, para que, por la gracia del Espíritu y el testimonio de la Iglesia, lleguen a la fe verdadera. Roguemos al Señor.
- Por los que no valoran la fuerza de la Palabra de Dios, para que la vean traducida en las obras de los creyentes. Roguemos al Señor.
- Por los que aún hoy se obstinan en condenar a Cristo en todos los oprimidos, los indefensos, los marginados, para que sean iluminados con la luz de la fe y con la gracia de la conversión. Roguemos al Señor.
- Por nosotros, para que tengamos mayor interés en conocer a Jesucristo y en dar testimonio convincente de él. Roguemos al Señor.
Padre Dios, muéstrate a nosotros, muéstrate a todos los que te buscan y quieren conocerte. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Dios Todopoderoso, que este sacrificio nos purifique con su eficacia, para que lleguemos más limpios a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Haec sacrifícia nos, omnípotens Deus, poténti virtúte mundátos, ad suum fáciant purióres veníre princípium. Per Christum.

PREFACIO III DE CUARESMA
LOS FRUTOS DE LA ABSTINENCIA
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú has querido que te diésemos gracias mediante la abstinencia, para que nosotros pecadores, dominásemos con ella nuestro orgullo e imitásemos tu generosidad, dando de comer a los necesitados.
Por eso, con los innumerables ángeles, proclamamos tu grandeza y te alabamos con una sola voz:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Qui nos per abstinéntiam tibi grátias reférre voluísti, ut ipsa et nos peccatóres ab insoléntia mitigáret, et, egéntium profíciens aliménto, imitatóres tuae benignitátis effíceret.
Et ídeo, cum innúmeris Angelis, una te magnificámus laudis voce dicéntes:
Santo, Santo, Santo...


Antífona de comunión Cf. Ef 1, 7
En Cristo, por su sangre, tenemos la redención, el perdón de los pecados, conforme a la riqueza de su gracia.
In Christo habémus redemptiónem per sánguinem eius, remissiónem peccatórum, secúndum divítias grátiae eius.

Oración después de la comunión
Señor, así como pasamos de lo antiguo a lo nuevo, haz que, abandonada la vieja condición de pecado, nos renovemos con un espíritu santificado. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Praesta, quaesumus, Dómine, ut, sicut de praetéritis ad nova transímus, ita, vetustáte depósita, sanctificátis méntibus innovémur. Per Christum.

Oración sobre el pueblo
Se puede añadir ad libitum
V. El Señor esté con vosotros. R.
V. Inclinaos para recibir la bendición.
Mira, Señor, a tus siervos, y a los que ponen su confianza en tu misericordia, protégelos generosamente con tu celestial auxilio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Réspice, Dómine, super fámulos tuos, et in tua misericórdia confiténtes caelésti prótege benígnus auxílio. Per Christum.
V. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo +, y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y os acompañe siempre. R.

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