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domingo, 9 de febrero de 2020

Leccionario para la colocación de la primera piedra de una iglesia.

Ritual de la dedicación de iglesias y altares (3ª edición).

COLOCACIÓN DE LA PRIMERA PIEDRA DE UNA IGLESIA

LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

I   1R 5, 16-32
El rey ordenó extraer grandes bloques de piedra de calidad, para hacer los cimientos del Templo
Lectura del primer libro de los Reyes.

En aquellos días, Salomón dijo a Jirán:
«Tú sabes que mi padre David no pudo construir un templo al Nombre del Señor, su Dios, debido a las guerras que lo tuvieron cercado, hasta que el Señor puso a sus enemigos bajo las plantas de sus pies. Pero ahora, el Señor, mi Dios, me ha concedido tranquilidad a mi alrededor, pues no tengo adversario alguno ni se producen acciones hostiles. Me propongo construir un templo al Nombre del Señor, mi Dios, según lo dicho por el Señor a David mi padre:
“Tu hijo, al que pondré en tu lugar sobre tu trono, será quien construya el templo a mi Nombre”.
Así pues, da orden de que corten para mí cedros del Líbano. Mis siervos irán con los tuyos y yo te pagaré el salario de los tuyos conforme a lo que me digas, pues tú sabes que no hay entre nosotros quien sepa talar árboles como los sidonios».
Cuando Jirán oyó las palabras de Salomón se alegró sobremanera exclamando:
«Bendito sea hoy el Señor, que ha concedido a David un hijo sabio al frente de ese pueblo numeroso».
Jirán entonces le devolvió el mensaje:
«He escuchado lo que me has enviado a decir. Cumpliré tu deseo acerca de la madera de cedro y de ciprés. Mis siervos la bajarán del Líbano al mar, allí la cargaré en balsas y la haré llegar al lugar que me indiques. Yo la desmontaré y tú la cargarás. Por tu parte, cumple tú mi deseo suministrando víveres para mi casa real».
Así Jirán entregó a Salomón madera de cedro y ciprés según su deseo.
Por su parte, Salomón hizo llegar a Jirán veinte mil cargas de trigo y veinte mil medidas de oliva molida para el aprovisionamiento de su casa. Tal era la aportación anual de Salomón a Jirán.
El Señor concedió sabiduría a Salomón, como le había prometido, y entre Jirán y Salomón reinó la paz, establecida mediante tratado.
El rey Salomón suscitó una leva de trabajos forzados en todo Israel, alcanzando a treinta mil hombres. Envió al Líbano diez mil mensualmente, en turnos de estancia de un mes en el Líbano y dos en casa, con Adonirán al frente de la leva. Disponía Salomón también de setenta mil cargadores y ochenta mil canteros en la montaña, además de los tres mil trescientos capataces que tenía al frente de los obreros.
El rey mandó extraer grandes bloques de piedra de calidad, para cimentar el templo con sillares. De tal modo, los de Salomón, los de Jirán y los guiblitas labraron la piedra y prepararon la madera para construir el templo.

Palabra de Dios.

II   Is 28, 16-17
Coloco una piedra probada, angular, preciosa
Lectura del libro de Isaías.

Así dice el Señor, Dios:
«He puesto en Sión como fundamento una piedra,
una piedra probada,
una piedra angular preciosa,
un fundamento sólido.
Quien se apoya en ella no vacila.
Puse el derecho como plomada,
la justicia como nivel.
Pero el granizo arrasará el refugio de mentiras,
las aguas inundarán vuestro escondrijo».

Palabra de Dios.

LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO

I   Hch 4, 8-12
Jesús, a quien vosotros crucificasteis, es la piedra que se ha convertido en piedra angular
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

En aquellos días, Pedro, lleno de Espíritu Santo, dijo:
«Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el Nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por este Nombre, se presenta este sano ante vosotros. Él es “la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular”; no hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos».

Palabra de Dios.

II   1Co 10, 1-6
La roca era Cristo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

No quiero que ignoréis, hermanos, que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el mar y todos fueron bautizados en Moisés por la nube y por el mar; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo.
Pero la mayoría de ellos no agradaron a Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto.
Estas cosas sucedieron en figura para nosotros, para que no codiciemos el mal como lo codiciaron ellos.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL

I   Sal 23, 1-2. 3-4ab. 5-6 (R.: 2 Cro 7, 16a)

R. Elijo y consagro este templo.

V. Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R.

V. ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R.

V. Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Esta es la generación que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob. R.

II   Sal 41, 3. 5bcd; Sal 42, 3. 4 (R.: cf. Sal 42, 2)

R. Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío.

V. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R.

V. Cómo entraba en el recinto santo,
cómo avanzaba hacia la casa de Dios
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta. R.

V. Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R.

V. Me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría,
y te daré gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío. R.

III   Sal 86, 1-3. 4-5. 6-7 (R.: cf. 1)

R. Él ha cimentado la ciudad de Dios 
sobre el monte santo;

V. Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios! R.

V. «Contaré a Egipto y a Babilonia
entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí».
Se dirá de Sión: «Uno por uno,
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado». R.

V. El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Este ha nacido allí». (Pausa)
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti». R.

IV   Sal 99, 2. 3. 5 (R.: cf. Ez 37, 37)

R. Tendré mi morada junto a los hombres

V. Servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R.

V. Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.

V. «El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades». R.

V   Sal 117, 1-2. 16ab-17. 22-23 (R.: cf. 1Co 3, 11)

R. Fuera de Jesucristo no hay otro cimiento.

V. Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. R.

V. «La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa».
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor. R.

V. La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R.

EVANGELIO

I   Mt 7, 21-29
La casa edificada sobre roca y la casa edificada sobre arena
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Aquel día muchos dirán:
“Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre y en tu nombre hemos echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?”.
Entonces yo les declararé:
“Nunca os he conocido. Alejaos de mí, los que obráis la iniquidad”.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».
Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como sus escribas.

Palabra del Señor.

II   Mt 16, 13-18
Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».
Ellos contestaron:
«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Simón Pedro tomo la palabra y dijo:
«Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo».
Jesús le respondió:
«¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.

Palabra del Señor.

III   Mc 12, 1-12
La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular
Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos:
«Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cayó un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos. A su tiempo, envió un criado a los labradores, para percibir su tanto del fruto de la viña. Ellos lo agarraron, lo azotaron y lo despidieron con las manos vacías. Les envió de nuevo otro criado; a este lo descalabraron e insultaron. Envió a otro y lo mataron; y a otros muchos, a los que azotaron o los mataron.
Le quedaba uno, su hijo amado. Y lo envió el último, pensando:
“Respetarán a mi hijo”.
Pero los labradores se dijeron:
“Este es el heredero. Venga, lo matamos y será nuestra la herencia”.
Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña.
¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, hará perecer a los labradores y arrendará la viña a otros.
¿No habéis leído aquel texto de la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”?».
Intentaron echarle mano, porque comprendieron que había dicho la parábola por ellos; pero temieron a la gente y, dejándolo allí, se marcharon.

Palabra del Señor.

IV   Lc 6, 46-49
Puso los cimientos sobre roca
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:
¿Por qué me llamáis Señor, Señor , y no hacéis lo que digo? Todo el que viene a mí, escucha mis palabras y las pone en práctica, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificó una casa: cayó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo derribarla, porque estaba sólidamente construida.
El que escucha y no pone en práctica se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y enseguida se derrumbó desplomándose, y fue grande la ruina de aquella casa».

Palabra del Señor.

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