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jueves, 6 de febrero de 2020

Misa ritual en la Dedicación de una iglesia o un altar. Formularios.

Misal Romano (3ª ed.)

MISA RITUAL EN LA DEDICACIÓN DE UNA IGLESIA O DE UN ALTAR

1. En la dedicación de una iglesia

Cuando se dedica una iglesia se emplea siempre la misa ritual propia, con color blanco o festivo. Pero la dedicación de la iglesia no se puede hacer en el Triduo pascual, en la Natividad del Señor, en la Epifanía, en la Ascensión y en el domingo de Pentecostés, en el Miércoles de Ceniza, en las ferias de la Semana Santa, ni en la Conmemoración de todos los fieles difuntos.

Las misas para el aniversario de la dedicación de una iglesia se encuentran en el Común.

Antífona de entrada Cf. Sal 67, 6-7. 36
Dios vive en su santa morada. Dios, el que hace habitar juntos en su casa, él mismo dará fuerza y poder a su pueblo [T. P. Aleluya].
Deus in loco sancto suo, Deus, qui inhabitáre facit unánimes in domo: ipse dabit virtútem et fortitúdinem plebi suae (T. P. allelúia).
O bien, con el salmo 121: Cf. Sal 121, 1
Llenos de alegría vamos a la casa del Señor [T. P. Aleluya].
In domum Dómini laetantes íbimus (T. P. Allelúia).

Se dice Gloria.

Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, derrama tu gracia sobre este lugar y socorre a cuantos en él te invocan; que el poder de tu palabra y de los sacramentos fortalezcan aquí el corazón de todos los fieles. Por nuestro Señor Jesucristo.
Omnípotens sempitérne Deus, effúnde super hunc locum grátiam tuam, et ómnibus te invocántibus auxílii tui munus impénde, ut hic verbi tui et sacramentórum virtus ómnium fidélium corda confírmet. Per Dóminum.

Se dice Credo, si lo exigen las rúbricas; se omite la oración universal.

Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, las ofrendas que la Iglesia te presenta con gozo, para que tu pueblo, reunido en este lugar santo, alcance por estos sacramentos la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Accépta tibi sint, Dómine, múnera laetántis Ecclésiae, ut pópulus tuus, in hanc domum sanctam convéniens, per haec mystéria salútem perpétuam consequátur. Per Christum.

Prefacios
A. Cuando no se han celebrado antes los sagrados misterios, se dice la plegaria eucarística I o III con el siguiente prefacio.
EL MISTERIO DEL TEMPLO DE DIOS
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo.
Tú has hecho del universo entero el templo de tu gloria, para que tu nombre resplandezca en todas partes, y quieres también que te consagremos lugares aptos para celebrar los divinos misterios.
Por eso, exultantes de gozo, dedicamos a tu majestad esta casa de oración, construida con el trabajo de los hombres.
Aquí se manifiesta el misterio del verdadero Templo y se vislumbra la imagen de la Jerusalén celestial, pues al Cuerpo de tu Hijo nacido de la santa Virgen lo hiciste Templo consagrado a ti, en el que habitara la plenitud de la divinidad.
También constituiste a la Iglesia como ciudad santa edificada sobre el cimiento de los Apóstoles, siendo Jesucristo la suprema piedra angular, y ha de seguir construyéndose con piedras elegidas, vivificadas por tu Espíritu, unidas por el amor, donde tú serás siempre todo para todos y brillará eternamente la luz de Cristo.
Por él, nosotros, Señor, con todos los ángeles y santos, te alabamos llenos de alegría, diciendo:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi, sancte Pater, semper et ubíque grátias ágere.
Qui templum glóriae tuae univérsum mundum fecísti, ut nomen tuum ubíque clarificarétur, sed et loca divínis apta mystériis non rénuis tibi sacrári.
Hanc ergo oratiónis domum, humáno exstrúctam labóre, maiestáti tuae exsultántes dicámus.
Hic veri Templi adumbrátur mystérium et caeléstis Ierúsalem praenotátur imágo. Corpus enim Fílii tui, ex alma Vírgine nati, templum effecísti tibi sacrátum, in quo inhabitáret plenitúdo divinitátis.
Ecclésiam autem sanctam constituísti civitátem, super fundaméntum Apostolórum aedificátam, summo angulári lápide ipso Christo Iesu; sed eléctis construéndam lapídibus, Spíritu vivificátis, coagmentátis caritáte, ubi tu per infiníta saecula ómnia ómnibus eris et Christi lumen fulgébit perénne.
Per quem nos, Dómine, cum Angelis et Sanctis univérsis tibi confitémur, in exsultatióne dicéntes:
Santo, Santo, Santo...

B. Cuando ya se han celebrado habitualmente los sagrados misterios, se dice la plegaria eucarística I o III con el siguiente prefacio.
EL MISTERIO DEL TEMPLO DE DIOS, QUE ES LA IGLESIA
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque en la casa visible que nos has concedido construir, donde proteges sin cesar a la familia que peregrina hacia ti, manifiestas y realizas de manera admirable el misterio de tu comunión con nosotros.
Aquí vas edificando para ti aquel templo que somos nosotros, y haces que Iglesia, extendida por toda la tierra, crezca sin cesar como Cuerpo del Señor, hasta que la lleves a su plenitud, en la Jerusalén del cielo, visión de paz.
Por eso, te celebramos en el templo de tu gloria, y con la multitud de los coros bienaventurados te bendecimos y glorificamos, diciendo:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Quia in domo visíbili quam nobis exstrúere concessísti, ubi famíliae in hoc loco ad te peregrinánti favére non désinis, mystérium tuae nobíscum communiónis mire figúras et operáris:
hic enim tibi templum illud quod nos sumus aedíficas, et Ecclésiam per orbem diffúsam in domínici compágem córporis facis augéri, in pacis visióne compléndam, caelésti civitáte Ierúsalem.
Et ídeo, cum multitúdine órdinum beatórum, in templo glóriae tuae, te collaudámus, benedícimus et magnificámus, dicéntes:
Santo, Santo, Santo...

En las plegarias eucarísticas se hace mención de la dedicación de la iglesia.

I. Cuando se utiliza el Canon romano se dice Acepta, Señor, en tu bondad propio.
Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos, y de toda tu familia santa, que han edificado con infatigable esfuerzo este trabajo y te lo han dedicado [en honor de san N.]. [Por Cristo, nuestro Señor. Amén.]
Hanc ígitur oblatiónem servitútis nostrae, sed et famulórum tuórum qui hanc ecclésiam (in honórem N.) fidéli tibi obtulérunt ánimo vel indefésso aedificárunt labóre, quaesumus, Dómine, ut placátus accípias. (Per Christum Dóminum nostrum. Amen.)

III. Cuando se utiliza la plegaria eucarística III, se añade la siguiente intercesión.
... al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia, que te dedica esta iglesia; concede propicio que sea casa de salvación y recinto de los sacramentos del cielo, donde resuene el evangelio de la paz y se celebren los santos misterios, para que los fieles, iluminados con la palabra de la vida y con tu gracia, peregrinen de tal modo por la tierra que merezcan llegar a la Jerusalén celeste, en la que tú, Padre misericordioso, reúnes en torno a ti a todos tus hijos dispersos por el mundo.
A nuestros hermanos difuntos...
Votis huius famíliae, quae hanc tibi dicat ecclésiam, adésto propítius: sit ei domus salútis et aula caeléstium sacramentórum; hic résonet evangélium pacis et sacra mystéria celebréntur, quibus fidéles tui, verbo vitae ac divína grátia instrúcti, per temporálem civitátem peregrinántes ad aetérnam Ierúsalem perveníre mereántur, in qua omnes fílios tuos ubíque dispérsos tibi, clemens Pater, miserátus coniúngas.
Fratres nostros defúnctos...

Antífona de la comunión Cf. Mt 21, 13; Lc 11, 10
Mi casa será casa de oración, dice el Señor; en ella todo el que pide recibe; el que busca halla y el que llama se le abre [T. P. Aleluya].
Domus mea, domus oratiónis vocábitur, dicit Dóminus: in ea omnis qui petit áccipit; et qui quaerit ínvenit; et pulsánti aperiétur (T. P. allelúia).
O bien: Cf. Sal 127, 3
Como brotes de olivo alrededor de la mesa del Señor están los hijos de la Iglesia [T. P. Aleluya].
Sicut novéllae olivárum, Ecclésiae fílii sint in circúitu mensae Dómini (T. P. Allelúia).

Oración después de la comunión
Por medio de los sacramentos que hemos recibido acrecienta tu verdad en nosotros, Señor, para que te adoremos sin cesar en el templo santo y nos gloriemos en tu presencia con todos los bienaventurados. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Multíplica, Dómine, quaesumus, per haec sancta quae súmpsimus, veritátem tuam in méntibus nostris, ut te in templo sancto iúgiter adorémus, et in conspéctu tuo cum ómnibus Sanctis gloriémur. Per Christum.

Bendición solemne al final de la misa
El obispo, con las manos extendidas sobre el pueblo, dice:
Dios, Señor del cielo y de la tierra, que os ha congregado hoy para la dedicación de esta iglesia, multiplique sobre vosotros las bendiciones del cielo.
Deus, Dóminus caeli et terrae, qui vos hódie ad huius domus dedicatiónem adunávit, ipse vos caelésti benedictióne fáciat abundáre.
R. Amén.
Él, que quiso reunir en su Hijo a todos los hijos dispersos, haga de vosotros templo suyo y morada del Espíritu Santo.
Concedátque vos fíeri templum suum et habitáculum Spíritus Sancti, qui omnes fílios dispérsos vóluit in Fílio suo congregári.
R. Amén.
Para que así, felizmente purificados de toda mancha, podáis tener en vosotros a Dios como huésped y poseer, con todos los santos, la herencia de la eterna dicha.Quátenus felíciter emundáti, habitatórem Deum in vobismetípsis possítis habére, et aetérnae beatitúdinis hereditátem cum ómnibus Sanctis possidére.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre , Hijo , y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y permanezca siempre.
Et benedíctio Dei omnipoténtis, Patris, + et Fílii, + et Spíritus + Sancti, descéndat super vos et máneat semper.
R. Amén.


2. En la dedicación de un altar

Cuando se dedica un altar, normalmente se emplea la misa ritual propia, con color blanco o festivo. Pero la dedicación del altar no se puede hacer en el Triduo pascual, en el Miércoles de Ceniza, en las ferias de la Semana Santa, ni en la Conmemoración de todos los fieles difuntos. En la Natividad del Señor, en la Epifanía, en la Ascensión y en el domingo de Pentecostés, así como en los domingos de Adviento, Cuaresma y Pascua, se toma la misa del día, excepto la oración sobre las ofrendas y el prefacio, íntimamente ligados al mismo rito.

Antífona de entrada Sal 83, 10-11
Fíjate, oh, Dios, escudo nuestro, mira el rosto de tu Ungido. Vale más un día en tus atrios que mil en mi casa [T. P. Aleluya].
Protéctor noster, áspice, Deus, et réspice in fáciem Christi tui; quia mélior est dies una in átriis tuis super mília (T. P. allelúia).
O bien: Cf. Sal 42, 4
Me acercaré al altar de Dios, al Dios que alegra mi juventud [T. P. Aleluya].
Introíbo ad altáre Dei, ad Deum qui laetíficat iuventútem meam (T. P. Allelúia).

Se dice Gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, tú quisiste atraer todas las cosas hacia tu Hijo levantado en el ara de la cruz; llena con la gracia del cielo a tu Iglesia que te dedica esta mesa de altar, en torno a la que, generosamente, vas a alimentar a tus fieles, y, por la efusión del Espíritu, a convertirlos en pueblo a ti consagrado para siempre. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui ad Fílium tuum in ara crucis exaltátum ómnia adtráhere voluísti, caelésti grátia perfúnde Ecclésiam tuam hanc tibi dicántem altáris mensam, ad quam fidéles tuos, in unum congregátos, próvide nútries Spiritúque effúso, in dies constítues plebem tibi sacrátam. Per Dóminum.

Se dice Credo; se omite la oración universal.

Oración sobre las ofrendas
Descienda, Señor y Dios nuestro, tu Espíritu Santo sobre este altar, para que santifique los dones de tu pueblo y se digne purificar el corazón de quienes van a recibirlos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Descéndat, quaesumus, Dómine Deus noster, Spíritus tuus Sanctus super hoc altáre, qui et dona pópuli tui sanctíficet, et suméntium corda dignánter emúndet. Per Christum.

Se dice la plegaria eucarística I o III, con el siguiente prefacio.

Prefacio
EL ALTAR ES DIOS
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
El cual, verdadero sacerdote y verdadera víctima, nos mandó celebrar perpetuamente el memorial del sacrificio que él mismo te ofreció en el altar de la cruz.
Por eso, tu pueblo ha erigido este altar que, llenos de júbilo, te dedicamos.
Este es, en verdad, el lugar excelso donde sin cesar se ofrece sacramentalmente el sacrificio de Cristo, se te rinde una alabanza perfecta y brota nuestra redención.
Aquí se prepara la mesa del Señor, en torno a la cual tus hijos, alimentados por el Cuerpo de Cristo, se congregan en una y santa Iglesia.
Aquí los fieles beben tu Espíritu en las aguas que brotan de la roca espiritual, que es Cristo, por quien son transformados en ofrenda santa y altar vivo.
Por eso, Señor, nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y con todos los santos, diciendo:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Qui verus sacérdos veráque efféctus hóstia, memoriále sacrifícii, quod ipse in ara crucis tibi óbtulit, nobis praecépit in perpétuum celebráre. 
Ideo pópulus tuus hoc eréxit altáre, quod tibi, Dómine, exsultántes dicámus. 
Hic est vere locus excélsus, ubi Christi sacrifícium in mystério iúgiter offértur, laus tibi perfécta tribúitur nostráque exséritur redémptio. 
Hic domínica mensa parátur, ad quam fílii tui, Christi Córpore refécti, in unam et sanctám congregántur Ecclésiam. 
Hic fidéles Spíritum tuum háuriunt de flumínibus a Christo, spiritáli petra, manántibus, per quem et ipsi fiunt oblátio sancta, vivum altáre.
Unde et nos, Dómine, cum Angelis et Sanctis univérsis tibi confitémur, in exsultatióne dicéntes:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la comunión Sal 83, 4-5
Hasta el gorrión ha encontrado una casa; la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos: tus altares, Señor del universo, Rey mío y Dios mío. Dichosos los que viven en tu casa, alabándote siempre [T. P. Aleluya].
Passer invénit sibi domum, et turtur nidum, ubi repónat pullos suos: altária tua, Dómine virtútum, rex meus et Deus meus. Beáti qui hábitant in domo tua, in saeculum saeculi laudábunt te (T. P. allelúia).
O bien: Cf. Sal 127, 3
Como brotes de olivo alrededor de la mesa del Señor están los hijos de la Iglesia [T. P. Aleluya].
Sicut novéllae olivárum, Ecclésiae fílii sint in circúitu mensae Dómini (T. P. allelúia).

Oración después de la comunión
Concédenos, Señor, vivir siempre unidos a tu altar, donde se celebra el sacramento del sacrificio, para que, congregados en la fe y el amor, al alimentarnos de Cristo, nos transformemos en él. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Da nobis, Dómine, tuis semper altáribus inhaerére, ubi sacrifícii sacraméntum celebrátur, ut, fide et caritáte coniúncti, dum Christo refícimur, in Christum transformémur. Qui vivit et regnat in saecula saeculórum.

Bendición solemne al final de la misa
El obispo, con las manos extendidas sobre el pueblo, dice:
Dios, que os ha enriquecido con el sacerdocio real, os conceda cumplir fielmente vuestros deberes y participar dignamente del sacrificio de Cristo.
Deus, qui vos exórnat regáli sacerdótio, tríbuat ut, munus vestrum sancte perficiéntes, Christi sacrifícium valeátis digne participáre.
R. Amén.
El que os ha reunido en torno a un mismo altar y os ha alimentado con un mismo pan, os conceda tener un solo corazón y una sola alma.
Et qui ad unam mensam vos cóngregat unóque réficit pane, ex vobis fáciat cor unum et ánimam unam.
R. Amén.
Y así, con el ejemplo de vuestro amor, llevéis a Cristo a aquellos a quienes se lo anunciáis.
Ut eos, quibus Christum annuntiátis, ad Christum trahátis exémplo vestrae dilectiónis.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre , Hijo , y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
Et benedíctio Dei omnipoténtis, Patris, + et Fílii, + et Spíritus + Sancti, descéndat super vos et máneat semper.
R. Amén.

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