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Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

viernes, 14 de febrero de 2020

Leccionario para la Dedicación o bendición de iglesias y de altares, y la bendición del cáliz o patena.

Leccionario V

IX. EN LA DEDICACIÓN O BENDICIÓN DE UNA IGLESIA O UN ALTAR

1. EN LA DEDICACIÓN DE UNA IGLESIA

PRIMERA LECTURA Neh 8, 2-4a. 5-6. 8-10
Leyeron el libro de lo Ley, explicando su sentido

Lectura del libro de Nehemías.

En aquellos días, el día primero del mes séptimo, el sacerdote Esdras trajo el libro de la ley ante la comunidad: hombres, mujeres y cuantos tenían uso de razón. Leyó el libro en la plaza que está delante de la Puerta del Agua, desde la mañana hasta el mediodía, ante los hombres, las mujeres y los que tenían uso de razón. Todo el pueblo escuchaba con atención la lectura del libro de la ley.
El escriba Esdras se puso en pie sobre una tribuna de madera levantada para la ocasión.
Esdras abrió el libro en presencia de todo el pueblo, de modo que toda la multitud podía verlo; al abrirlo, el pueblo entero se puso de pie. Esdras bendijo al Señor, el Dios grande, y todo el pueblo respondió con las manos levantadas:
«Amén, amén»
Luego se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra.
Los levitas leyeron el libro de la ley de Dios con claridad y explicando su sentido, de modo que entendieran la lectura.
Entonces el gobernador Nehemías, el sacerdote y escriba Esdras, y los levitas que instruían al pueblo dijeron a toda la asamblea:
«Este día está consagrado al Señor, vuestro Dios No estéis tristes ni lloréis» (y es que todo el pueblo lloraba al escuchar las palabras de la ley).
Nehemías les dijo:
«Id, comed buenos manjares y bebed buen vino, e invitad a los que no tienen nada preparado, pues este día está consagrado al Señor. ¡No os pongáis tristes; el gozo del Señor es vuestra fuerza!».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 18, 8. 9. 10. 15 (R.: cf. Jn 6, 63)
R.
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

V. La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye a los ignorantes. R.

V. Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.

V. El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.

V. Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, Roca mía, Redentor mío. R.

SEGUNDA LECTURA

Para la segunda lectura puede elegirse una de las que se proponen a continuación.
En el tiempo pascual también se pueden leer
Ap 21, 1-5a, o bien Ap 21, 9b-14
.

 Cor 3, 9c-11. 16-17
Sois templo de Dios
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

Hermanos:
Sois edificio de Dios.
Conforme a la gracia que Dios me ha dado, yo, como hábil o arquitecto, puse el cimiento, mientras que otro levanta el edificio. Mire cada cual cómo construye.
Pues nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo.
¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?
Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: y ese templo sois vosotros.

Palabra de Dios.

II   Ef 2, 19-22
Todo el edificio se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios.
Hermanos:
Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.
Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros entráis con ellos en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.

Palabra de Dios.

III   Heb 12, 18-19. 22-24
Vosotros os habéis acercado al monte Sion, ciudad del Dios vivo

Lectura de la carta a los Hebreos.

Hermanos:
No os habéis acercado a un fuego tangible y encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni al estruendo de las palabras, oído el cual, ellos rogaron que no continuase hablando. 
Vosotros os habéis acercado al monte Sion, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a las miríadas de ángeles, a la asamblea festiva de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos; a las almas de los justos que han llegado a la perfección, y al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la
aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.

Palabra de Dios.

IV   1 Pe 2, 4-9
Vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción de una casa espiritual

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro.

Queridos hermanos:
Acercándoos al Señor, piedra viva rechazada por los hombres, pero elegida y preciosa para Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción de una casa espiritual para un sacerdocio santo, a fin de ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo.
Por eso se dice en la Escritura:
«Mira, pongo en Sion una piedra angular,
elegida y preciosa;
DE quien cree en ella no queda defraudado».
Para vosotros, pues, los creyentes, ella es el honor, pero para los incrédulos «la piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular», y también «piedra de choque y roca de estrellarse»; y ellos chocan al despreciar la palabra. A eso precisamente estaban expuestos.
Vosotros, en cambio, sois un linaje elegido, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las proezas del que os llamó de las tinieblas a su luz maravillosa.

Palabra de Dios.

En el tiempo pascual pueden elegirse también las siguientes lecturas:

 Ap 21, 1-5a
He aquí la morada de Dios entre los hombres

Lectura del libro del Apocalipsis.

Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, pues el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe.
Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, preparada como una esposa que se ha adornado para su esposo.
Y oí una gran voz desde el trono que decía:
«He aquí la morada de Dios entre los hombres, y morará entre ellos, y ellos serán su pueblo, y el "Dios con ellos" será su Dios».
Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni duelo, ni llanto ni dolor, porque lo primero ha desaparecido.
Y dijo el que está sentado en el trono:
«Mira, hago nuevas todas las cosas».

Palabra de Dios.

II   Ap 21, 9b-14
Te mostrare la novia, la esposa del Cordero

Lectura del libro del Apocalipsis.

El ángel me habló diciendo:
«Mira, te mostraré la novia, la esposa del Cordero».
Y me llevó en espíritu a un monte grande y elevado, y me mostró la ciudad santa de Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, y tenía la gloria de Dios; su resplandor era semejante a una piedra muy preciosa, como piedra de jaspe cristalino.
Tenía una muralla grande y elevada, tenía doce puertas y sobre las puertas doce ángeles y nombres grabados que son las doce tribus de Israel.
Al oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, al poniente tres puertas, y la muralla de la ciudad tenía doce cimientos y sobre ellos los nombres de los doce apóstoles del Cordero.

Palabra de Dios.

ALELUYA Y VERSÍCULOS ANTES DEL EVANGELIO

 2 Crón 7, 16a
R.
Aleluya, aleluya, aleluya.
He elegido y santificado este templo -dice el Señor-
para que mi Nombre esté en él eternamente. R.

II   Is 66, 1bc
R.
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. El cielo es mi trono,
y la tierra, el estrado de mis pies -dice el Señor-;
¿Qué templo podréis construirme? R.

III   Ez 37, 27
R.
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Tendré mi morada junto a ellos -dice el Señor,
yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. R.

IV   Cf. Mt 7, 8
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. En mi casa todo el que pide recibe -dice el Señor-,
quien busca encuentra y al que llama se le abre. R.

 Mt 16, 18
R.
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia,
y el poder del infierno no la derrotará. R.

EVANGELIO

 Mt 16, 13-19
Tú eres Pedro, y te daré las llaves del reino de los cielos

+ Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».
Ellos contestaron:
«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
«Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo».
Jesús le respondió:
«¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».

Palabra del Señor.

II   Lc 19, 1-10
Hoy ha sido la salvación de esta casa

+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.
En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentio, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por alli.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo:
«Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».
El se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban diciendo:
«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».
Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor:
«Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».
Jesús le dijo:
«Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán.
Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

Palabra del Señor.

III   Jn 2, 13-22
Hablaba del templo de su cuerpo

+ Lectura del santo Evangelio según san Juan.

Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
«Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito:
«El celo de tu casa me devora».
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
«¿Qué signos nos muestras para obrar así?».
Jesús contestó:
«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré».
Los judíos replicaron:
«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?».
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

Palabra del Señor.

IV   Jn 4, 19-24
Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad

+ Lectura del santo Evangelio según san Juan.

En aquel tiempo, una mujer samaritana dijo a Jesús:
«Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén».
Jesús le dice:
«Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que lo adoren así. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad».

Palabra del Señor.


2. EN LA DEDICACIÓN DE UN ALTAR

PRIMERA LECTURA
DEL ANTIGUO TESTAMENTO FUERA DEL TIEMPO PASCUAL


 Gén 28, 11-18
Jacob se levantó de madrugada, tomó la piedra que había colocado por cabezal, la erigió como estela y derramó aceite por encima.

Lectura del libro del Génesis.

En aquellos días, Jacob llegó a un determinado lugar y se quedó allí a pernoctar, porque ya se había puesto el sol.
Tomando una piedra de allí mismo, se la colocó por cabezal y se echó a dormir en aquel lugar.
Y tuvo un sueño: una escalinata, apoyada en la tierra, con la cima tocaba el cielo. Ángeles de Dios subían y bajaban por ella. El Señor, que estaba en pie junto a ella, le dijo:
«Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abrahán y el Dios de Isaac. La tierra sobre la que estás acostado la daré a ti y a tu descendencia.
Tu descendencia será como el polvo de la tierra, y te extenderás a occidente y oriente, a norte y sur; y todas las naciones de la tierra serán benditas por causa tuya y de tu descendencia. Yo estoy contigo; yo te guardaré donde quiera que vayas, te haré volver a esta tierra y no te abandonaré hasta que cumpla lo que he prometido».
Cuando Jacob despertó de su sueño, dijo:
«Realmente el Señor está en este lugar y yo no lo sabía».
Y, sobrecogido, añadió:
«Qué terrible es este lugar no es sino la casa de Dios y la puerta del cielo».
Jacob se levantó de madrugada, tomó la piedra que había colocado por cabezal, la erigió como estela y derramó aceite por encima.

Palabra de Dios.

II   Jos 8, 30-35
Josué construyó un altar al Señor

Lectura del libro de Josué.

En aquellos días, Josué construyó un altar al Señor, Dios de Israel, en el monte Ebal, como había mandado Moisés, siervo del Señor, a los hijos de Israel, según está escrito en el libro de la ley de Moisés: un altar de piedras sin labrar, no tocadas por el hierro. Y ofrecieron sobre él holocaustos al Señor e inmolaron sacrificios de comunión.
Josué escribió allí mismo, sobre las piedras, una copia de la ley que Moisés había escrito en presencia de los hijos de Israel. Y todo Israel, los ancianos, los escribas y los jueces, que estaban de pie a un lado y otro del Arca ante los sacerdotes levitas portadores del Arca de la Alianza del Señor, y todos, tanto emigrantes como nativos, ocuparon su sitio, la mitad en la falda del monte Garizín y la otra mitad en la falda del monte Ebal, como Moisés, el siervo del Señor, mandó primeramente bendecir al pueblo de Israel.
Josué leyó todas las palabras de la ley (las bendiciones y las maldiciones), a tenor de lo escrito en el libro de la ley. Ni una sola palabra de cuantas Moisés había prescrito dejó Josué de leer en presencia de toda la asamblea de Israel, incluidas las mujeres, los niños y los emigrantes que vivían entre ellos.

Palabra de Dios.

III   1 Mac 4, 52-59
Celebraron la consagración, y el pueblo celebró una gran fiesta

Lectura del primer libro de los Macabeos.

El año ciento cuarenta y ocho, el día veinticinco del mes noveno (es decir, casleu), todos madrugaron para ofrecer un sacrificio, según la ley, en el nuevo altar de los holocaustos que habían reconstruido. Precisamente en el aniversario del día en que lo habían profanado los gentiles, lo volvieron a
consagrar, cantando himnos y tocando cítaras, laúdes y timbales. Todo el pueblo se postró en tierra adorando y alabando al Cielo, que les había dado el triunfo.
Durante ocho días celebraron la consagración, ofreciendo con alegría holocaustos y sacrificios de comunión y de alabanza. Decoraron la fachada del santuario con coronas de oro y escudos. Restauraron también el portal y las dependencias, poniéndoles puertas. El pueblo celebró una gran fiesta, que invalidó la profanación de los gentiles.
Judas, con sus hermanos y toda la asamblea de Israel, determinó que se conmemorara anualmente la nueva consagración del altar con solemnes festejos, durante ocho días a partir del veinticinco del mes de casleu.

Palabra de Dios.

PRIMERA LECTURA
DEL NUEVO TESTAMENTO PARA EL TIEMPO PASCUAL

I   Hch 2, 42-47
Los hermanos perseveraban en lo comunión y en la fracción del pan

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

En aquellos días, los discípulos perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones.
Todo el mundo estaba impresionado, y los apóstoles hacían muchos prodigios y signos. Los creyentes vivían todos unidos y tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la necesidad de cada uno.
Con perseverancia acudían a diario al templo con un mismo espíritu, partían el pan en las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón; alababan a Dios y eran bien vistos de todo el pueblo; y día tras día el Señor iba agregando a los que se iban salvando.

Palabra de Dios.

II   Ap 8, 3-4
El ángel se puso de pie junto al altar

Lectura del libro del Apocalipsis.

Yo, Juan, vi cómo vino otro ángel y se puso de pie junto al altar con un incensario de oro, y le fueron dados muchos perfumes, para que los añadiese a las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que está delante del trono.
Y subió el humo de los perfumes con las oraciones de los santos de mano del ángel a la presencia de Dios.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL

 Sal 83, 3. 4 5 y 10 11 (R.: 2: Ap 21, 3b cf Ap 21, 3d)
R.
Qué deseables son tus moradas,
Señor del universo!
O bien:
R. He aquí la morada de Dios entre los hombres.
O bien:
R. Dios estará con ellos y será su Dios.

V. Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R.

V. Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor del universo,
Rey mío y Dios mío. R.

V. Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Fíjate, oh, Dios, escudo nuestro,
mira el rostro de tu Ungido. R.

V. Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados. R.

II   Sal 94, 1-2. 3-5. 6-7c (R.: cf 2a)
R.
 Entremos a la presencia del Señor dándole gracias.

V. Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R.

V. Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos. R.

V. Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R.

III   Sal 117, 15-16. 19-20. 22 23. 27 (R 1)
R.
 Dad gracias al Señor porque es eterna su misericordia.

V. Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa». R.

V. Abridme las puertas de la salvación,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella. R.

V. La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R.

V. El Señor es Dios, él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar. R.

IV   Sal 118, 129 130 199 135 144 (R.: 105a)
R. Lampara es tu palabra para mis pasos, Señor.

V. Tus preceptos son admirables,
por eso los guarda mi alma. R.
V. La explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes. R.
V. Asegura mis pasos con tu promesa,
que ninguna maldad me domine. R.
V. Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
enséñame tus decretos. R.
V. La justicia de tus preceptos es eterna;
dame inteligencia, y tendré vida. R.

V   Sal 121, 1bc-2. 3-4. 8-9 (R.: cf. 1bc)
R.
Vamos alegres a la casa del Señor.

V. ¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R.

V. Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor. R.

V. Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien. R.

SEGUNDA LECTURA
DEL NUEVO TESTAMENTO


I   1 Cor 10, 16-21
No podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

Hermanos:
El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión de la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión del cuerpo de Cristo?
Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan.
Considerad al Israel según la carne: ¿los que comen de las e víctimas no se unen al altar? ¿Qué quiero decir? ¿Que las víctimas sacrificadas a los ídolos son algo o que los ídolos son algo? No, sino que los gentiles ofrecen sus sacrificios a los demonios, no a Dios; y no quiero que os unáis a los demonios. No podéis beber del cáliz del Señor y del cáliz de los demonios. No podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios.

Palabra de Dios.

II   Heb 13, 8-15
Nosotros tenemos un altar del que no tienen derecho a comer los que dan culto en el tabernáculo

Lectura de la carta a los Hebreos.

Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre. No os dejéis arrastrar por doctrinas complicadas y extrañas; lo importante es robustecerse interiormente por la gracia y no con prescripciones alimenticias, que de nada valieron a los que las u observaban. Nosotros tenemos un altar del que no tienen derecho a comer los que dan culto en el tabernáculo; porque los cuerpos de los animales, cuya sangre lleva el sumo sacerdote nu para el rito de la expiación, se queman fuera del campamento; y por eso Jesús, para consagrar al pueblo con su propia sangre, murió fuera de la puerta.
Salgamos, pues, hacia él, fuera del campamento, cargados con su oprobio; que aquí no tenemos ciudad permanente, sino que andamos en busca de la futura.
Por medio de él, ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de unos labios que confiesan su nombre.

Palabra de Dios.

ALELUYA Y VERSÍCULOS ANTES DEL EVANGELIO

 Ez 37, 27
R.
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Tendré mi morada junto a ellos -dice el Señor-,
yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. R.

II   Cf. Jn 4, 23. 24
R. 
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. El Padre desea verdaderos adoradores,
que lo adoren en espíritu y verdad. R.

III   Heb 13,8
R.
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Cristo es el mismo ayer
y hoy y siempre. R.

EVANGELIO

 Mt 5, 23-24
Vete a reconciliarte con tu hermano, y entonces presenta tu ofrenda

+ Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda».

Palabra del Señor.

II   Jn 4, 19-24
Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad
+
Lectura del santo Evangelio según san Juan.

En aquel tiempo, una mujer samaritana dijo a Jesús:
«Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén».
Jesús le dice:
«Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que lo adoren así. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad».

Palabra del Señor.

III   Jn 12, 31-36a
Cuando sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí

+ Lectura del santo Evangelio según san Juan.

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí».
Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.
La gente le replicó:
«La Escritura nos dice que el Mesías permanecerá para siempre; ¿cómo dices tú que el Hijo del hombre tiene que ser levantado en alto? ¿Quién es ese Hijo de hombre?».
Jesús les contestó:
«Todavía os queda un poco de luz; caminad mientras tenéis luz, antes de que os sorprendan las tinieblas. El que camina en tinieblas no sabe adónde va; mientras hay luz, creed en la luz, para que seáis hijos de la luz».

Palabra del Señor.


3. EN LA BENDICIÓN DEL CÁLIZ Y DE LA PATENA

LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO

I   1 Cor 10, 14-22a
El cáliz de la bendición, ¿no es comunión de la sangre de Cristo?

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

Queridos hermanos, huid de la idolatría. Os hablo como a personas sensatas; juzgad vosotros lo que digo.
El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión de la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión del cuerpo de Cristo?
Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan. Considerad al Israel según la carne: ¿los que comen de las víctimas no se unen al altar?
¿Qué quiero decir? ¿Que las víctimas sacrificadas a los ídolos son algo o que los ídolos son algo? No, sino que los gentiles ofrecen sus sacrificios a los demonios, no a Dios; y no quiero que os unáis a los demonios. No podéis beber del cáliz del Señor y del cáliz de los demonios. No podéis participar de
la mesa del Señor y de la mesa de los demonios. ¿O vamos a provocar los celos del Señor?

Palabra de Dios.

II   1 Cor 11, 23-26
Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

Hermanos:
Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: que el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo:
«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía».
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo:
«Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía».
Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL

 Sal 15, 5 y 8. 9-10. 11 (R.: 5a)
R.
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa.

V. El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.

V. Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me abandonarás en la región de los muertos
ni dejarás a tu fiel ver la corrupción. R.

V. Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.

II   Sal 22, 1b-3a. 3b-4. 5. 6 (R.: 5ad)
R.
Preparas una mesa ante mí
y mi copa rebosa.

V. El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R.

V. Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R.

V. Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R.

V. Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R.

ALELUYA Y VERSÍCULOS ANTES DEL EVANGELIO

 Jn 6, 56
R.
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. El que come mi carne
y bebe mi sangre -dice el Señor-
habita en mí y yo en él. R.

II   Jn 6, 57
R. 
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Como el Padre que vive me ha enviado,
y yo vivo por el Padre -dice el Señor-.
así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí. R.

EVANGELIO

I   Mt 20, 20-28
Mi cáliz lo beberéis
+
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró para hacerle una petición.
Él le preguntó:
«¿Qué deseas?».
Ella contestó:
«Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».
Pero Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?».
Contestaron:
«Podemos».
Él les dijo:
«Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos. Y llamándolos, Jesús les dijo:
«Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.
Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos».

Palabra del Señor.

II   Mc 14, 12-16. 22-26
Tomo el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron
+
Lectura del santo Evangelio según san Marco.

El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:
«¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?».
Él envió a dos discípulos diciéndoles:
«Id a la ciudad, os saldrá al paso un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, y en la casa adonde entre, decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Cuál es la habitación donde voy a comer la Pascua con mis discípulos?".
Os enseñará una habitación grande en el piso de arriba, acondicionada y dispuesta. Preparádnosla allí».
Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la Pascua.
Mientras comían, tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:
«Tomad, esto es mi cuerpo».
Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron.
Y les dijo:
«Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios».
Después de cantar el himno, salieron para el monte de los Olivos.

Palabra del Señor.

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