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sábado, 5 de diciembre de 2020

Sábado 9 enero 2021, San Eulogio de Córdoba, presbítero y mártir, memoria libre. Lecturas del 9 de enero, feria de Navidad.

TEXTOS MISA

En la memoria:
9 de enero
San Eulogio de Córdoba, presbítero y mártir.

Oración colecta propia. El resto de la feria de Navidad.

Monición de entrada
Celebramos hoy la memoria de san Eulogio de Córdoba que nació en esta ciudad a mediados del siglo IX, donde ejerció el ministerio sacerdotal. Es el principal escritor de la Iglesia mozárabe y, dada la dificil situación de la Iglesia en ese momento, san Eulogio fue siempre consuelo y aliento para todos los perseguidos por su fe. Sufrió el martirio por decapitación el 11 de marzo del año 859, cuando había sido preconizado arzobispo de Toledo. Tras su muerte, muy pronto recibió culto.

Oración colecta
Señor y Dios nuestro: Tú que, en la difícil situación de la Iglesia mozárabe, suscitaste en San Eulogio un espíritu heroico para la confesión intrépida de la fe, concédenos superar con gozo y energía, fortalecidos por ese mismo espíritu, todas nuestras situaciones adversas. Por nuestro Señor Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del 9 de enero, feria de Navidad (Lec. II).

PRIMERA LECTURA 1 Jn 4, 11-18
Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan.

Queridos hermanos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amarnos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.
En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo.
Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.
Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él.
Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.
En esto ha llegado el amor a su plenitud con nosotros: en que tengamos confianza en el día del juicio, pues como él es, así somos nosotros en este mundo.
No hay temor en el amor, sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira el castigo; quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 71, 1-2. 10-11. 12-13 (R.: cf. 11)
R.
Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
Adorábunt te, Dómine, omnes gentes terræ.

V. Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
Adorábunt te, Dómine, omnes gentes terræ.

V. Los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.
Los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
póstrense ante él todos los reyes,
y sírvanle todos los pueblos.
R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
Adorábunt te, Dómine, omnes gentes terræ.

V. Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres.
R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
Adorábunt te, Dómine, omnes gentes terræ.

Aleluya Cf. 1 Tm 3, 16
R.
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Gloria a ti, Cristo, proclamado en las naciones; gloria a ti, Cristo, creído en el mundo. R.
Glória tibi, Christe, prædicáto géntibus; glória tibi, Christe, crédito in mundo.

EVANGELIO Mc 6, 45-52
Lo vieron andar sobre el mar
Lectura del santo Evangelio según San Marcos.
R. Gloria a ti, Señor.

Después de haberse saciado los cinco mil hombres, Jesús enseguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él despedía a la gente. Y después de despedirse de ellos, se retiró al monte a orar.
Llegada la noche, la barca estaba en mitad del mar y Jesús, solo, en tierra.
Viéndolos fatigados de remar, porque tenían viento contrario, a eso de la cuarta vigilia de la madrugada, fue hacia ellos andando sobre el mar, e hizo ademán de pasar de largo.
Ellos, viéndolo andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque todos lo vieron y se asustaron.
Pero él habló enseguida con ellos y les dijo:
«Animo, soy yo, no tengáis miedo».
Entró en la barca con ellos y amainó el viento.
Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque tenían la mente embotada.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Benedicto XVI, Jesús de Nazaret 2.
Esta es una imagen para el tiempo de la Iglesia, que también se nos propone precisamente a nosotros. El Señor está «en el monte» del Padre. Por eso nos ve. Por eso puede subir en cualquier momento a la barca de nuestra vida. Y por eso podemos invocarlo siempre, estando seguros de que Él siempre nos ve y siempre nos oye. También hoy la barca de la Iglesia, con el viento contrario de la historia, navega por el océano agitado del tiempo. Se tiene con frecuencia la impresión de que está para hundirse. Pero el Señor está presente y viene en el momento oportuno. «Voy y vuelvo a vuestro lado»: ésta es la confianza de los cristianos, la razón de nuestro júbilo.

Oración de los fieles
Oremos al Señor.
- Para que cuantos se honran con el título de «cristianos» se reconozcan por su vida de hijos de Dios y hermanos de todos los hombres. Oremos.
- Para que la humanidad no tema y abra con confianza y disponibilidad sus puertas a Cristo Redentor. Oremos.
- Para que los que sufren algún tipo de discriminación encuentren sitio y acogida en la sociedad. Oremos.
- Para que todos nosotros sepamos reconocer en el mundo los muchos signos de la presencia del «Dios-con-nosotros». Oremos.
Apiádate, Señor, de nosotros, sálvanos y escucha nuestras súplicas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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