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Miércoles 20 enero 2021, Lecturas Miércoles II semana del Tiempo Ordinario, año impar.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Miércoles de la II semana del Tiempo ordinario, año impar (Lec. III-impar).

PRIMERA LECTURA Heb 7, 1-3. 15-17
Tú eres sacerdote para siempre según el rito de Melquisedec

Lectura de la carta a los Hebreos.

Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, salió al encuentro de Abrahán cuando este regresaba de derrotar a los reyes, lo bendijo y recibió de Abrahán el diezmo del botín.
Su nombre significa, en primer lugar, Rey de Justicia, y, después, Rey de Salén, es decir, Rey de Paz.
Sin padre, sin madre, sin genealogía; no se menciona el principio de sus días ni el fin de su vida.
En virtud de esta semejanza con el Hijo de Dios, es sacerdote perpetuamente.
Y esto resulta mucho más evidente si surge otro sacerdote a semejanza de Melquisedec, que no ha llegado a serlo en virtud de una legislación carnal, sino en fuerza de una vida imperecedera; pues está atestiguado:
«Tú eres sacerdote para siempre
según el rito de Melquisedec».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 109, 1bcde. 2. 3. 4 (R.: 4bc)
R.
Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Tu es sacérdos in ætérnum secúndum órdinem Melchísedech.

V. Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies».
R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Tu es sacérdos in ætérnum secúndum órdinem Melchísedech.

V. Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Tu es sacérdos in ætérnum secúndum órdinem Melchísedech.

V. «Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, desde el seno,
antes de la aurora».
R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Tu es sacérdos in ætérnum secúndum órdinem Melchísedech.

V. El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec».
R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Tu es sacérdos in ætérnum secúndum órdinem Melchísedech.

Aleluya Cf. Mt 4, 23
R.
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Jesús proclamaba el evangelio del reino, y curaba toda dolencia del pueblo. R.
Prædicabat Iesus Evangelium regni, et sanabat omnem infirmitatem in populo.

EVANGELIO Mc 3, 1-6
¿Está permitido en sábado salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?
Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús entró otra vez en la sinagoga y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Lo estaban observando, para ver si lo curaba en sábado y acusarlo.
Entonces le dice al hombre que tenía la mano paralizada:
«Levántate y ponte ahí en medio».
Y a ellos les pregunta:
«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?».
Ellos callaban. Echando en torno una mirada de ira y dolido por la dureza de su corazón, dice al hombre:
«Extiende la mano».
La extendió y su mano quedó restablecida.
En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los herodianos para acabar con él.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Beda (Catena aurea)
Considerado místicamente, este hombre que tenía la mano seca representa al género humano infecundo para el bien, pero curado por la misericordia de Dios. Su diestra se había secado en nuestro primer padre, cuando cogió el fruto del árbol vedado, y fue curado con el jugo de las buenas obras por la gracia del Redentor cuando tendió sus manos inocentes al árbol de la cruz.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario VIII

Al celebrar estos sagrados misterios, pidamos al Dios de la salvación que escuche misericordiosamente nuestras plegarias.
- Para que conceda a la Iglesia la libertad y la paz. Roguemos al Señor.
- Para que se digne establecer y conservar la justicia en todas las naciones. Roguemos al Señor.
- Para que descubra a los poderosos que mandar es servir. Roguemos al Señor.
- Para que dé a los súbditos una obediencia sin servilismo. Roguemos al Señor.
- Para que perdone a los pecadores, proteja a los justos, consuele a los que sufren y dé la salud a los enfermos. Roguemos al Señor.
- Para que despierte en nosotros el amor a los pobres y el deseo del cielo. Roguemos al Señor.
Oh, Dios, que derramas sobre los corazones de tus fieles el don de la caridad; concede a tus siervos la salud del alma y del cuerpo para que vivan en tu amor, cumpliendo tus mandatos. Por Jesucristo nuestro Señor.

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