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sábado, 18 de septiembre de 2021

Sábado 23 octubre 2021, san Juan de Capistrano, presbítero, memoria libre. Lecturas Sábado XXIX semana del Tiempo Ordinario, año impar.

Memoria de san Juan de Capistrano:
23 de octubre
San Juan de Capistrano

Oración colecta propia, el resto está tomado del común de pastores: V. Para misioneros 2.

Antífona de entrada Is 52, 7
Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que proclama la paz, que anuncia la buena noticia, que pregona la justicia.
Quam pulchri super montes pedes annuntiántis et praedicántis pacem, annuntiántis bonum, praedicántis salútem!

Monición de entrada
Hacemos memoria en esta celebración de san Juan de Capistrano, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, que nació en Capistrano, Italia, el año 1386. Trabajó con todo empeño en la formación del clero, estuvo al servicio de la fe y de las costumbres católicas en casi toda Europa, y con su determinación mantuvo el fervor del pueblo fiel, defendiendo también la libertad de los cristianos frente al peligro de invasión de los turcos. Murió en Hungría el año 1456.

Oración colecta
Oh, Dios, que suscitaste a san Juan de Capistrano para confortar a tu pueblo fiel en las adversidades, te pedimos que nos mantengas en la seguridad de tu protección y que custodies a tu Iglesia en una paz duradera. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui, ad pópulum fidélem in angústiis confortándum, beátum Ioánnem suscitásti, praesta, quaesumus, ut nos in tuae protectiónis securitáte constítuas, et Ecclésiam tuam perpétua pace custódias. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Sábado de la XXIX Semana del Tiempo Ordinario, año impar (Lec. III-impar).

PRIMERA LECTURA Rom 8, 1-11
El Espíritu del que resucitó a Cristo de entre los muertos habita en vosotros
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

Hermanos:
No hay condena alguna para los que están en Cristo Jesús, pues la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Lo que era imposible a la ley, por cuanto que estaba debilitada a causa de la carne, lo ha hecho Dios: enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y en orden al pecado, condenó el pecado en la carne, para que la justa exigencia de la ley se cumpliera en nosotros, los que actuamos no de acuerdo con la carne, sino de acuerdo con el Espíritu.
Pues los que viven según la carne desean las cosas de la carne; en cambio, los que viven según el Espíritu, desean las cosas del Espíritu.
El deseo de la carne es muerte; en cambio el deseo del Espíritu, vida y paz. Por ello, el deseo de la carne es hostil a Dios, pues no se somete a la ley de Dios; ni puede someterse. Los que están en la carne no pueden agradar a Dios.
Pero vosotros no estáis en la carne, sino en el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habíta en vosotros; en cambio, si alguien no posee el Espíritu de Cristo no es de Cristo.
Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justicia. Y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús también dará vida a vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.

Palabra del Señor.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 23, 1-2. 3-4ab. 5-6 (R.: cf. 6)
R. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Hæc est generátio quæréntium fáciem tuam, Dómine.

V. Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe, y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
R. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Hæc est generátio quæréntium fáciem tuam, Dómine.

V. ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes, y puro corazón,
que no confía en los ídolos.
R. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Hæc est generátio quæréntium fáciem tuam, Dómine.

V. Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Ésta es la generación que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
R. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Hæc est generátio quæréntium fáciem tuam, Dómine.

Aleluya Ez 33, 11
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. No me complazco en la muerte del malvado —dice el Señor—, sino en que se convierta y viva. R.
Nolo mortem ímpii, dicit Dóminus, sed ut convertátur et vivat.

EVANGELIO Lc 13, 1-9
Si no os convertís, todos pereceréis lo mismo
 Lectura del santo Evangelio según San Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel momento se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús respondió:
«¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».
Y les dijo esta parábola:
«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador:
“Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?”.
Pero el viñador respondió:
“Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar”»

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Mensaje de las misiones 2016
En muchos lugares, la evangelización comienza con la actividad educativa, a la que el trabajo misionero le dedica esfuerzo y tiempo, como el viñador misericordioso del Evangelio (cf. Lc 13, 7-9; Jn 15, 1), con la paciencia de esperar el fruto después de años de lenta formación; se forman así personas capaces de evangelizar y de llevar el Evangelio a los lugares más insospechados. La Iglesia puede ser definida «madre», también por los que llegarán un día a la fe en Cristo. Espero, pues, que el pueblo santo de Dios realice el servicio materno de la misericordia, que tanto ayuda a que los pueblos que todavía no conocen al Señor lo encuentren y lo amen. En efecto, la fe es un don de Dios y no fruto del proselitismo; crece gracias a la fe y a la caridad de los evangelizadores que son testigos de Cristo. A los discípulos de Jesús, cuando van por los caminos del mundo, se les pide ese amor que no mide, sino que tiende más bien a tratar a todos con la misma medida del Señor; anunciamos el don más hermoso y más grande que él nos ha dado: su vida y su amor.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario V

Imploremos. hermanos, la piedad de Dios Padre todopoderoso, y pidámosle que escuche nuestra oración.
- Para que conceda a la Iglesia el gozo del Espíritu Santo. Roguemos al Señor.
- Para que dé a los gobernantes el sentido de la justicia, de la libertad y de la paz. Roguemos al Señor.
- Para que otorgue a los pueblos la concordia leal y pacífica. Roguemos al Señor.
- Para que dé a los desterrados el gozo del retorno. Roguemos al Señor.
- Para que a nosotros, su pueblo, nos haga crecer en la fe, nos purifique el corazón y nos abra la puerta del
reino eterno. Roguemos al Señor.
Muestra, Padre celestial, tu bondad al pueblo que te suplica, para que reciba sin tardanza lo que pide
confiadamente, siguiendo tu inspiración. Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

Memoria de san Juan de Capistrano:
Oración sobre las ofrendas
Escucha con bondad nuestras súplicas, Señor, y líbranos de todas nuestras culpas, para que, limpios por tu gracia, nos transforme el misterio que ahora celebramos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Propitiáre, Dómine, supplicatiónibus nostris, et nos ab omni culpa líberos esse concéde, ut, purificánte grátia tua, iísdem quibus famulámur mystériis emundémur. Per Christum.

PLEGARIA EUCARÍSTICA IV

Antífona de la comunión Cf. Mc 16, 15; Mt 28, 20
Id al mundo entero y proclamad el Evangelio; yo estoy con vosotros todos los días, dice el Señor.
Eúntes in mundum univérsum, praedicáte Evangélium: ego vobíscum sum ómnibus diébus, dicit Dóminus.
O bien: Cf. Jn 15, 4-5
Permaneced en mí y yo en vosotros, dice el Señor; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante.
Manéte in me, et ego in vobis, dicit Dóminus. Qui manet in me et ego in eo, hic fert fructum multum.

Oración después de la comunión
Señor, Dios nuestro, que los sacramentos que hemos recibido alimenten en nosotros aquella fe que nos enseñó la predicación apostólica y que san N. conservó celosamente. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Sacraménta quae súmpsimus, Dómine Deus noster, illam nobis fidem innútriant, quam et apostólica dócuit praedicátio, et beáti N. sollicitúdo custodívit. Per Christum.

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