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martes, 14 de septiembre de 2021

Martes 19 octubre 2021, Lecturas Martes XXIX semana del Tiempo Ordinario, año impar.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Martes de la XXIX semana del Tiempo Ordinario, año impar (Lec. III-impar).

PRIMERA LECTURA Rom 5, 12. 15b. 17-19. 20b-21
Si por el delito de uno solo la muerte inauguró su reinado, con cuánta más razón reinarán en la vida
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos.

Hermanos:
Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos pecaron...
Si por el delito de uno solo murieron todos, con mayor razón la gracia de Dios y el don otorgado en virtud de un hombre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos.
Si por el delito de uno solo la muerte inauguró su reinado a través de uno solo, con cuánta más razón los que reciben a raudales el don gratuito de la justificación reinarán en la vida gracias a uno solo, Jesucristo.
En resumen, lo mismo que por un solo delito resultó condena para todos, así también por un acto de justicia resultó justificación y vida para todos. Pues, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos.
Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia, para que, lo mismo que reinó el pecado a través de la muerte, así también reinará la gracia por la justicia para la vida eterna, por Jesucristo, nuestro Señor.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 39, 7-8a. 8b-9. 10. 17 (R.: cf. 8a y 9a)
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce venio, Dómine, ut faciam voluntátem tuam.

V. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios;
entonces yo digo: «Aquí estoy».
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce venio, Dómine, ut faciam voluntátem tuam.

V. «-Como está escrito en mi libro-
para hacer tu voluntad.
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas».
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce venio, Dómine, ut faciam voluntátem tuam.

V. He proclamado tu justicia
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios,
Señor, tú lo sabes.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce venio, Dómine, ut faciam voluntátem tuam.

V. Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»,
los que desean tu salvación.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecce venio, Dómine, ut faciam voluntátem tuam.

Aleluya Lc 21, 36
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Estad despiertos en todo tiempo, pidiendo manteneros en pie ante el Hijo del hombre. R.
Vigiláte, omni témpore orántes, ut digni habeámini stare ante Fílium hóminis.

EVANGELIO Lc 12, 35-38
Bienaventurados los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela
 Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo.
Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Ángelus 7-agosto-2016
Él está presente cada día, llama a la puerta de nuestro corazón. Y será bienaventurado quien le abra, porque tendrá una gran recompensa: es más, el Señor mismo se hará siervo de sus siervos –es una bonita recompensa– en el gran banquete de su Reino pasará Él mismo a servirles. Con esta parábola, ambientada por la noche, Jesús presenta la vida como una vigilia de espera laboriosa, preludio del día luminoso de la eternidad. Para poder participar se necesita estar preparado, despierto y comprometido con el servicio a los demás, con la tranquilizadora perspectiva de que «desde allí» no seremos nosotros los que sirvamos a Dios, sino que será Él mismo quien nos acoja en su mesa. Pensándolo bien, esto ocurre ya cada vez que encontramos al Señor en la oración, o también sirviendo a los pobres, y sobre todo en la Eucaristía, donde Él prepara un banquete para nutrirnos de su Palabra y de su Cuerpo.


Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario II a

Hermanos, en esta oración pública y comunitaria que vamos a hacer, no se limite cada uno a orar por sí mismo o por sus necesidades, sino oremos a Cristo, el Señor, por todo el pueblo.
1a. Pidamos para todo el pueblo cristiano la abundancia de la bondad divina.
R. Cristo, óyenos. (O bien: Cristo, escúchanos.)
2a. Supliquemos la fortaleza del Señor para todos los que gobiernan las naciones.
R. Cristo, óyenos. (O bien: Cristo, escúchanos.)
3a. Roguemos al Señor por todos nuestros hermanos que no han podido venir a esta celebración.
R. Cristo, óyenos. (O bien: Cristo, escúchanos.)
4a. Pidamos la clemencia del Salvador para todos nosotros, que imploramos con fe la misericordia del Señor.
R. Cristo, óyenos. (O bien: Cristo, escúchanos.)
Atiende en tu bondad nuestras súplicas, Señor, y escucha las oraciones de tus fieles. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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