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lunes, 21 de junio de 2021

Lunes 26 julio 2021, Lecturas Lunes XVII semana del Tiempo Ordinario, año impar.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Lunes de la XVII semana del Tiempo Ordinario, año impar (Lec. III-impar).

PRIMERA LECTURA Éx 32, 15-24. 30-34
Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo haciéndose dioses de oro
Lectura del libro del Éxodo

En aquellos días, Moisés se volvió y bajó del monte con las dos tablas del Testimonio en la mano. Las tablas estaban escritas por ambos lados; eran hechura de Dios y la escritura era escritura de Dios grabada en las tablas.
Al oír Josué el griterío del pueblo dijo a Moisés:
«Se oyen gritos de guerra en el campamento».
Contestó él:
«No es grito de victoria, no es grito de derrota, que son cantos lo que oigo».
Al acercarse al campamento y ver el becerro y las danzas, Moisés, encendido en ira, tiró las tablas y las rompió al pie de la montaña.
Después agarró el becerro que habían hecho, lo quemó y lo trituró hasta hacerlo polvo, que echó en agua y se lo hizo beber a los hijos de Israel.
Moisés dijo a Aarón:
«¿Qué te ha hecho este pueblo para que nos acarreases tan enorme pecado?».
Contestó Aarón:
«No se irrite mi señor. Sabes que este pueblo es perverso. Me dijeron: “Haznos un dios que vaya delante de nosotros, pues a ese Moisés que nos sacó de Egipto no sabemos qué le ha pasado”. Yo les dije: “Quien tenga oro que se desprenda de él y me lo dé; yo lo eché al fuego y salió este becerro”».
Al día siguiente Moisés dijo al pueblo:
«Habéis cometido un pecado gravísimo; pero ahora subiré al Señor a expiar vuestro pecado».
Volvió, pues, Moisés al Señor y le dijo:
«Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo haciéndose dioses de oro. Pero ahora, o perdonas su pecado o me borras del libro que has escrito».
El Señor respondió:
«Al que haya pecado contra mí lo borraré del libro. Ahora ve y guía a tu pueblo al sitio que te dije: mi ángel irá delante de ti; y cuando llegue el día de la cuenta, les pediré cuentas de su pecado».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 105, 19-20. 21-22. 23
R. Dad gracias al Señor porque es bueno.
Confitémini Dómino quóniam bonus,
O bien: Aleluya.

V. En Horeb se hicieron un becerro,
adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen
de un toro que come hierba.
R. Dad gracias al Señor porque es bueno.
Confitémini Dómino quóniam bonus,

V. Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el país de Cam,
portentos junto al mar Rojo.
R. Dad gracias al Señor porque es bueno.
Confitémini Dómino quóniam bonus,

V. Dios hablaba ya de aniquilarlos;
pero Moisés, su elegido,
se puso en la brecha frente a él,
para apartar su cólera del exterminio.
R. Dad gracias al Señor porque es bueno.
Confitémini Dómino quóniam bonus,

Aleluya Sant 1, 18
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Por propia iniciativa el Padre nos engendró con la palabra de la verdad, para que seamos como una primicia de sus criaturas. R.
Voluntárie génuit nos Pater verbo veritátis, ut prior simus inítium áliquod cratúræ eis.

EVANGELIO Mt 13, 31-35
El grano de mostaza se hace un árbol hasta el punto de que los pájaros del cielo anidan en sus ramas
 Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola al gentío:
«El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno toma y siembra en su campo; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un árbol hasta el punto de que vienen los pájaros del cielo a anidar en sus ramas».
Les dijo otra parábola:
«El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, hasta que todo fermenta».
Jesús dijo todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les hablaba nada, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta:
«Abriré mi boca diciendo parábolas;
anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Del Papa Francisco, Ex. Ap. Evangelii gaudium 278.
La fe es también creerle a Él, creer que es verdad que nos ama, que vive, que es capaz de intervenir misteriosamente, que no nos abandona, que saca bien del mal con su poder y con su infinita creatividad. Es creer que Él marcha victorioso en la historia «en unión con los suyos, los llamados, los elegidos y los fieles» (Ap 17, 14). Creámosle al Evangelio que dice que el Reino de Dios ya está presente en el mundo, y está desarrollándose aquí y allá, de diversas maneras: como la semilla pequeña que puede llegar a convertirse en un gran árbol (cf. Mt 13, 31-32), como el puñado de levadura, que fermenta una gran masa (cf. Mt 13, 33), y como la buena semilla que crece en medio de la cizaña (cf. Mt 13, 24-30), y siempre puede sorprendernos gratamente. Ahí está, viene otra vez, lucha por florecer de nuevo. La resurrección de Cristo provoca por todas partes gérmenes de ese mundo nuevo; y aunque se los corte, vuelven a surgir, porque la resurrección del Señor ya ha penetrado la trama oculta de esta historia, porque Jesús no ha resucitado en vano. ¡No nos quedemos al margen de esa marcha de la esperanza viva!

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas propias de la Memoria de san Joaquín y santa Ana, padres de la bienaventurada Virgen María (Lec. IV).

PRIMERA LECTURA Eclo 44, 1. 10-15
Su nombre vive por generaciones
Lectura del libro del Eclesiástico.

Hagamos el elogio de los hombres ilustres,
de nuestros padres según sus generaciones.
Ellos fueron hombres de bien,
cuyos méritos no han quedado en el olvido.
En sus descendientes se conserva
una rica herencia, su posteridad.
Sus descendientes han sido fieles a la alianza,
y, gracias a ellos, también sus hijos.
Su descendencia permanece por siempre,
y su gloria no se borrará.
Sus cuerpos fueron sepultados en paz,
y su nombre vive por generaciones.
Los pueblos hablarán de su sabiduría,
y la asamblea proclamará su alabanza.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 131, 11. 13-14. 17-18 (R.: cf. Lc 1, 32a)
R. El Señor Dios le ha dado el trono de David, su padre.
Dedit illi Dóminus Deus sedem David patris eius.

V. El Señor ha jurado a David
una promesa que no retractará:
«A uno de tu linaje
pondré sobre tu trono».
R. El Señor Dios le ha dado el trono de David, su padre.
Dedit illi Dóminus Deus sedem David patris eius.

V. Porque el Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella:
«Esta es mi mansión por siempre,
aquí viviré, porque la deseo.»
R. El Señor Dios le ha dado el trono de David, su padre.
Dedit illi Dóminus Deus sedem David patris eius.

V. «Haré germinar el vigor de David,
enciendo una lámpara para mi Ungido.
A sus enemigos los vestiré de ignominia,
sobre él brillará mi diadema».
R. El Señor Dios le ha dado el trono de David, su padre.
Dedit illi Dóminus Deus sedem David patris eius.

Aleluya Cf. Lc 2, 25c
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Aguardaban el consuelo de Israel, y el Espíritu Santo estaba en ellos. R.
Exspectábant consolatiónem Israel, et Spíritus Sanctus erat in eis.

EVANGELIO Mt 13, 16-17
Muchos profetas y justos desearon ver lo que veis
 Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a Ti, Señor.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Bienaventurados vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen.
En verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron».

Palabra del Señor.
R. Gloria a Ti, Señor Jesús.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 45, 2
Lo que vieron y oyeron los Apóstoles fueron su presencia, sus milagros, su voz y su doctrina. Y en esto los prefiere, no sólo a los malos, sino a los que fueron buenos, porque dice que fueron más dichosos que los justos de la antigüedad, puesto que ven no sólo lo que no vieron los judíos, sino lo que los profetas y los justos desearon ver y no vieron. Porque aquellos solamente contemplaron a Cristo con la fe, y éstos lo vieron con sus ojos y con más claridad. Ved aquí, pues, cómo se enlaza el Antiguo Testamento con el Nuevo; porque si los profetas hubieran sido servidores de un Dios extraño o contrario a Cristo, jamás hubieran deseado verlo.

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