Entrada destacada

Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

miércoles, 27 de mayo de 2020

Miércoles 1 julio 2020, Lecturas Miércoles XIII semana del Tiempo Ordinario, año par.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Miércoles de la XIII semana del Tiempo Ordinario, año impar (Lec. III-par).

PRIMERA LECTURA Am 5, 14-15. 21-24
Aparta de mí el estrépito de tus canciones, y fluya la justicia como arroyo perenne

Lectura de la profecía de Amós.

Buscad el bien, no el mal, y viviréis,
y así el Señor, Dios del universo,
estará con vosotros, como pretendéis.
Odiad el mal y amad el bien,
instaurad el derecho en el tribunal.
Tal vez el Señor, Dios del universo,
tenga piedad del Resto de José.
«Aborrezco y rechazo vuestras fiestas —dice el Señor—,
no acepto vuestras asambleas.
Aunque me presentéis holocaustos y ofrendas,
no me complaceré en ellos,
ni miraré las ofrendas pacíficas
con novillos cebados.
Aparta de mí el estrépito de tus canciones;
no quiero escuchar la melodía de tus cítaras.
Que fluya como agua el derecho
y la justicia como arroyo perenne».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 49, 7. 8-9. 10-11. 12-13. 16bc-17 (R.: 23cd)
R.
Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculátus est in via, osténdam illi salutáre Dei.

V. Escucha, pueblo mío, voy a hablarte;
Israel, voy a dar testimonio contra ti;
- yo soy Dios, tu Dios -.
R. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculátus est in via, osténdam illi salutáre Dei.

V. No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños.
R. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculátus est in via, osténdam illi salutáre Dei.

V. Pues las fieras de la selva son mías,
y hay miles de bestias en mis montes;
conozco todos los pájaros del cielo,
tengo a mano cuanto se agita en los campos.
R. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculátus est in via, osténdam illi salutáre Dei.

V. Si tuviera hambre, no te lo diría;
pues el orbe y cuanto lo llena es mío.
¿Comeré yo carne de toros,
beberé sangre de cabritos?
R. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculátus est in via, osténdam illi salutáre Dei.

V. ¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?
R. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
Qui immaculátus est in via, osténdam illi salutáre Dei.

Aleluya St 1, 18
R.
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Por propia iniciativa el Padre nos engendró con la palabra de la verdad, para que seamos como una primicia de sus criaturas. R.
Voluntárie génuit nos Pater verbo veritátis, ut simus inítium áliquod creatúræ eius.

EVANGELIO Mt 8, 28-34
¿Has venido a atormentar a los demonios antes de tiempo?
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gadarenos.
Desde los sepulcros dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino.
Y le dijeron a gritos:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes de tiempo?».
A cierta distancia, una gran piara de cerdos estaba paciendo. Los demonios le rogaron:
«Si nos echas, mándanos a la piara».
Jesús les dijo:
«Id».
Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo al mar y murieron en las aguas.
Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados.
Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 28, 3
No hizo esto Jesús como persuadido por los demonios, sino para dispensar de aquí muchas cosas: primero, para demostrar la magnitud del daño que causaban los demonios a aquellos hombres que asediaban; segundo, para que sepan todos que, sin su permiso, ni aun contra los puercos se atreven; tercero, para hacer ver que hubieran operado cosas más graves en aquellos hombres que en los puercos, si aquellos hombres, en medio de las calamidades, no fuesen ayudados de la divina Providencia, porque más odio tienen a los hombres que a los seres irracionales. En esto se manifiesta que ninguno hay que no reciba socorro de la divina Providencia, y si no todos de la misma manera, ni aun según el mismo modo, la bondad de la Providencia no brilla menos, porque se manifiesta para cada uno de nosotros según conviene. Infiérese también de lo que precede que la Providencia, no sólo provee a todo en general, sino también a cada uno en particular, lo cual manifiestamente podrá ver cualquiera en este acontecimiento de los endemoniados, que sin duda hubiesen sido ahogados en otro tiempo a no mediar la protección de la divina Providencia. También por esta razón permitió a los demonios invadir el rebaño de puercos, a fin de que los que habitaban en aquellas comarcas conociesen su gran poder. Y allí donde no había quien lo conociese, hacía brillar sus milagros, para traerlos al conocimiento de su divinidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No publico comentarios anónimos.