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viernes, 1 de mayo de 2020

Viernes 5 junio 2020, Lecturas Viernes IX semana del Tiempo Ordinario, año par.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Viernes de la IX semana del Tiempo Ordinario, año par (Lec. III-par).

PRIMERA LECTURA 2 Tim 3, 10-17
Los que quieran vivir piadosamente en Cristo serán perseguidos

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo.

Querido hermano: Me has seguido en la doctrina, la conducta, los propósitos, la fe, la magnanimidad, el amor, la paciencia, las persecuciones y los padecimientos, como aquellos que me sobrevinieron en Antioquía, Iconio y Listra. ¡Qué persecuciones soporté! Y de todas me libró el Señor. Por otra parte, todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos. Pero los malvados y embaucadores irán de mal en peor, engañando a los demás y engañándose ellos mismos. Tú, en cambio, permanece en lo que aprendiste y creíste, consciente de quiénes lo aprendiste, y que desde niño conoces las Sagradas Escrituras: ellas pueden darte la sabiduría que conduce a la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús. Toda Escritura es inspirada por Dios y además útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Sal 118, 157. 160. 161. 165. 166. 168 (: 165a)
R.
Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor.
Pax multa diligéntibus legem tuam, Dómine.

V. Muchos son los enemigos que me persiguen,
pero yo no me aparto de tus preceptos.
R. Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor.
Pax multa diligéntibus legem tuam, Dómine.

V. El compendio de tu palabra es la verdad,
y tus justos juicios son eternos.
R. Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor.
Pax multa diligéntibus legem tuam, Dómine.

V. Los nobles me perseguían sin motivo,
pero mi corazón respetaba tus palabras.
R. Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor.
Pax multa diligéntibus legem tuam, Dómine.

V. Mucha paz tienen los que aman tu ley,
y nada los hace tropezar.
R. Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor.
Pax multa diligéntibus legem tuam, Dómine.

V. Aguardo tu salvación,
Señor, y cumplo tus mandatos.
R. Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor.
Pax multa diligéntibus legem tuam, Dómine.

V. Guardo tus preceptos y tus mandatos,
y tú tienes presentes mis caminos.
R. Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor.
Pax multa diligéntibus legem tuam, Dómine.

Aleluya Jn 14, 23
R.
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. El que me ama guardará mi palabra —dice el Señor—, y mi Padre lo amará, y vendremos a él. R.
Si quis diligit me, sermonem meum servabit, dicit Dominus; et Pater meus diliget eum, et ad eum veniemus.

EVANGELIO Mc 12, 35-37
¿Cómo dicen que el Mesías es hijo de David?
Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó:
«Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, movido por el Espíritu Santo, dice:
“Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies”.
Si el mismo David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?».
Una muchedumbre numerosa le escuchaba a gusto.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Teofilacto (Catena aurea)
Cristo, pues, manifiesta que El es el Señor, conforme a lo que dijo David: "Siendo así que el mismo David inspirado del Espíritu Santo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra " ( Sal 109, 1). Es como si dijese: No podéis decirme que haya hablado así David sin la gracia del Espíritu Santo, sino que en el Espíritu Santo le llamó Señor. Que sea su Señor se manifiesta en lo que sigue: "Hasta tanto que yo haya puesto a tus enemigos por tarima de tus pies". Y en efecto: eran enemigos de Cristo aquéllos a quienes Dios Padre puso por tarima suya. Y que los sometiese el Padre no significa falta de fuerza en el Hijo, sino la unidad de naturaleza por la que el uno obra en el otro. Así que el Hijo somete sus enemigos al Padre, porque le glorifica en la tierra ( Jn 17, 4).

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