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sábado, 16 de mayo de 2020

Sábado 20 junio 2020, 1ª Lectura Sábado de la XI semana del Tiempo Ordinario, año par.

LITURGIA DE LA PALABRA
1ª Lectura del Sábado de la XI semana del Tiempo Ordinario, año par (Lec. III-par).


PRIMERA LECTURA 2 Crón 24, 17-25
Zacarías, a quien matasteis entre el santuario y el altar

Lectura del segundo libro de las Crónicas.

Después de la muerte de Joadá, los jefes de Judá fueron a rendir homenaje al rey, que les hizo caso. Abandonaron el templo del Señor, Dios de sus padres, y sirvieron a los cipos y a los ídolos. Por este pecado la cólera estalló contra Judá y Jerusalén. Les envió profetas para convertirlos al Señor, pero no hicieron caso de sus amonestaciones.
Entonces el Espíritu de Dios vino sobre Zacarías, hijo del sacerdote Joadá, que, erguido ante el pueblo, les dijo:
«Así dice Dios: “¿Por qué quebrantáis los mandamientos del Señor? ¡No tendréis éxito! Por haber abandonado al Señor, él os abandonará”».
Pero conspiraron contra él y, por mandato del rey, lo apedrearon en el atrio del templo del Señor. El rey Joás, olvidándose del amor que le profesaba Joadá, mató al hijo de este, que murió diciendo:
«Que lo vea el Señor y lo demande!».
Al cabo de un año, un ejército de Siria se dirigió contra Joás, invadió Judá y Jerusalén, mató a todos los jefes del pueblo y envió todo el botín al rey de Damasco. El ejército de Siria contaba con poca gente, el Señor le entregó un ejército enorme, por haber abandonado al Señor, Dios de sus padres. Así se hizo justicia con Joás.
Al marcharse los sirios, dejándolo con múltiples dolencias, sus servidores conspiraron contra él para vengar al hijo del sacerdote Joadá.
Hirieron a Joás en la cama y murió.
Fue sepultado en la Ciudad de David, pero no en el panteón real.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 88, 4-5. 29-30. 31-32. 33-34 (R.: 29a)
R.
Le mantendré eternamente mi favor.
In æternum servábo illi misericórdiam meam.

V. Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades.
R. Le mantendré eternamente mi favor.
In æternum servábo illi misericórdiam meam.

V. Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable.
Le daré una posteridad perpetua
y un trono duradero como el cielo.
R. Le mantendré eternamente mi favor.
In æternum servábo illi misericórdiam meam.

V. Si sus hijos abandonan mi ley
y no siguen mis mandamientos,
si profanan mis preceptos
y no guardan mis mandatos.
R. Le mantendré eternamente mi favor.
In æternum servábo illi misericórdiam meam.

V. Castigaré con la vara sus pecados
y a latigazos sus culpas.
Pero no les retiraré mi favor
ni desmentiré mi fidelidad.
R. Le mantendré eternamente mi favor.
In æternum servábo illi misericórdiam meam.

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