Capítulo I
PARA INSTITUIR LECTORES
OBSERVACIONES
1. Los Lectores son instituidos por el Obispo o por el Superior mayor de un Instituto religioso clerical, bien dentro de la Misa, bien en una celebración de la palabra de Dios.
2. Las lecturas se toman, todas o en parte, de la liturgia del día o de las que se proponen en el Leccionario.
PARA INSTITUIR LECTORES
3. Leído el Evangelio, el Obispo se sienta en la sede y se pone la mitra. Un diácono o un presbítero delegado para el caso, llama a los candidatos, diciendo:
Acérquense los que van a ser instituidos en el ministerio de lectores.
Los candidatos son llamados por su nombre. Cada uno responde:
Presente.
y se acercan al Obispo, a quien hacen una reverencia.
4. Estando todos sentados, el Obispo hace la homilía, que puede concluir con estas o parecidas palabras, dirigiéndose a los candidatos:
Queridos hijos:
Dios, nuestro Padre, reveló y realizó su designio de salvar al mundo por medio de su hijo hecho hombre Jesucristo, quien, después de anunciarnos todo lo que el Padre le había dado a conocer, confió a su Iglesia esta misión de predicar el Evangelio a toda criatura.
Vuestra misión será proclamar la Palabra de Dios en las celebraciones litúrgicas, y de esta forma educar en la fe a los niños y a los adultos, prepararlos para recibir dignamente los sacramentos, y anunciar la buena nueva de la salvación a los hombres, que aun la ignoran.
Así, por vuestro ministerio, todos podrán llegar a conocer a Dios Padre ya Jesucristo, su enviado, y alcanzar la vida eterna.
Cuando proclaméis la Palabra de Dios a los demás, no olvidéis, dóciles al Espíritu Santo, escucharla vosotros mismos y conservarla en vuestro corazón, para que de día en día se acreciente en vosotros un suave y vivo afecto por la Palabra de Dios. Que vuestra misma vida sea manifestación de Jesucristo, nuestro Salvador.
5. Acabada la homilía, todos se levantan. El Obispo, sin mitra, invita a los fieles a que oren, diciendo:
Pidamos, queridos hermanos, a Dios Padre
que bendiga a estos siervos suyos,
destinados al oficio de lectores,
para que, cumpliendo fielmente el ministerio que se les confía,
proclamen a Jesucristo ante los hombres,
y den así gloria al Padre que está en el cielo.
Y todos oran en silencio durante un breve espacio de tiempo.
Oh Dios, fuente de toda luz y origen de toda bondad!,
que nos enviaste a tu Hijo único, Palabra de vida,
para que revelara a los hombres
el misterio escondido de tu amor;
bendice + a estos hermanos nuestros,
elegidos para el ministerio de lectores;
concédeles que, al meditar asiduamente tu palabra,
se sientan penetrados y transformados por ella
y sepan anunciarla, con toda fidelidad, a sus hermanos.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
7. Cada uno de los candidatos se acerca al Obispo, que les entrega el libro de la Sagrada Escritura, diciendo:
Recibe el libro de la Sagrada Escritura
y transmite fielmente la Palabra de Dios,
para que sea cada día más viva y eficaz
en el corazón de los hombres.
El Lector responde:
Amén.
Mientras tanto, sobre todo si son muchos los candidatos, puede cantarse el Salmo 18 u otro canto apropiado.
8. Si la institución de Lectores se celebra dentro de la Misa, ésta continúa como de costumbre Pero si la institución de Lectores lo ha sido en una celebración de la palabra, el Obispo bendice al pueblo congregado y lo despide de la manera acostumbrada.
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