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sábado, 10 de julio de 2021

Sábado 14 agosto 2021, San Maximiliano María Kolbe, presbítero y mártir, memoria obligatoria. Lecturas Sábado XIX semana del Tiempo Ordinario, año impar.

TEXTOS MISA

14 de agosto
San Maximiliano María Kolbe, presbítero y mártir
Memoria

Antífona de entrada Cf. Mt 25, 34. 40
Venid vosotros, benditos de mi Padre, dice el Señor. En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis.
Veníte, benedícti Patris mei, dicit Dóminus. Amen dico vobis: quámdiu fecístis uni de his frátribus meis mínimis, mihi fecístis.

Monición de entrada
Celebramos hoy la memoria de san Maximiliano María Kolbe, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales y mártir. Nació en Polonia el año 1894. Misionero en Japón, fundó las escuelas de la Inmaculada para la educación de la juventud. A su vuelta a Polonia, en plena guerra mundial, fue detenido por las fuerzas del ejército nazi e internado en el campo de exterminio de Auschwitz, donde, el año 1941, entregó su vida a cambio de un padre de familia condenado a muerte.

Oración colecta
Oh, Dios, que al presbítero y mártir san Maximiliano María, inflamado de amor a la Virgen Inmaculada, lo llenaste de celo por las almas y de amor al prójimo, concédenos en tu bondad, por su intercesión, trabajar generosamente por tu gloria en el servicio de los hombres y ser semejantes a tu Hijo hasta la muerte. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui sanctum Maximiliánum Maríam, presbyterum et mártyrem, amóre Vírginis Immaculátae succénsum, animárum zelo et próximi dilectióne replevísti, concéde propítius, ut, eo intercedénte, pro tua glória in servítio hóminum strénue laborántes, usque ad mortem Fílio tuo conformári valeámus. Qui tecum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Sábado de la XIX semana del Tiempo Ordinario, año impar (Lec. III-impar).

PRIMERA LECTURA Jos 24, 14-29
Elegid hoy a quién queréis servir
Lectura del libro de Josué.

En aquellos días, hablaba Josué al pueblo diciendo:
«Pues bien: temed al Señor; servidle con toda sinceridad; quitad de en medio los dioses a los que sirvieron vuestros padres al otro lado del Río y en Egipto; y servid al Señor. Pero si os resulta duro servir al Señor, elegid hoy a quién queréis servir: si a los dioses a los que sirvieron vuestros padres al otro lado del Río, o a los dioses de los amorreos, en cuyo país habitáis; que yo y mi casa serviremos al Señor».
El pueblo respondió:
«¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para ir a servir a otros dioses! Porque el Señor nuestro Dios es quien nos sacó, a nosotros y a nuestros padres, de Egipto, de la casa de la esclavitud; y quien hizo ante nuestros ojos aquellos grandes prodigios y nos guardó en todo nuestro peregrinar y entre todos los pueblos por los que atravesamos. Además, el Señor expulsó ante nosotros a los pueblos amorreos que habitaban el país. También nosotros serviremos al Señor, ¡porque él es nuestro Dios!».
Y Josué dijo al pueblo:
«No lograréis servir al Señor, porque es un Dios santo, Un Dios celoso. No perdonará vuestros delitos ni vuestros pecados. Si abandonáis al Señor y servís a dioses extranjeros, él también se volverá contra vosotros y, después de haberos hecho tanto bien, os maltratará y os aniquilará».
El pueblo le respondió:
«¡No! Nosotros serviremos al Señor».
Josué insistió:
«Vosotros sois testigos contra vosotros mismos de que habéis elegido al Señor para servirle».
Respondieron:
«¡Testigos somos!».
«Entonces, quitad de en medio los dioses extranjeros que conserváis, e inclinad vuestro corazón hacia el Señor, Dios de Israel».
El pueblo respondió:
«¡Al Señor nuestro Dios serviremos y obedeceremos su voz!».
Aquel día Josué selló una alianza con el pueblo y les dio leyes y mandatos en Siquén. Josué escribió estas palabras en el libro de la ley de Dios. Cogió una gran piedra y la erigió allí, bajo la encina que hay en el santuario del Señor. Y dijo Josué a todo el pueblo:
«Mirad, esta piedra será testigo contra nosotros, porque ha oído todas las palabras que el Señor nos ha dicho. Ella será testigo contra vosotros, para que no podáis renegar de vuestro Dios».
Luego Josué despidió al pueblo, cada cual a su heredad. Y después de todo esto, murió Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, a la edad de ciento diez años.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 15, 1-2a y 5. 7-8. 11 (Cf.: 5a)
R. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Tu es, Dómine, pars hereditátis meæ.

V. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano.
R. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Tu es, Dómine, pars hereditátis meæ.

V. Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
R. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Tu es, Dómine, pars hereditátis meæ.

V. Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
R. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Tu es, Dómine, pars hereditátis meæ.

Aleluya Cf. Mt 11, 25
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños. R.
Benedíctus es, Pater, Dómine cæli et terræ, quia mystéria regni párvulis revelásti.

EVANGELIO Mt 19, 13-15
No impidaís a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos
 Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orase, pero los discípulos los regañaban.
Jesús dijo:
«Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos».
Les impuso las manos y se marchó de allí.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa 143
Hacernos niños: renunciar a la soberbia, a la autosuficiencia; reconocer que nosotros solos nada podemos, porque necesitamos de la gracia, del poder de nuestro Padre Dios para aprender a caminar y para perseverar en el camino. Ser pequeños exige abandonarse como se abandonan los niños, creer como creen los niños, pedir como piden los niños.
Y todo eso lo aprendemos tratando a María.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario XVII

Oremos al Señor nuestro Dios.
- Para que la Iglesia sepa anunciar a Cristo. Roguemos al Señor.
- Para que los políticos acierten en la solución de los graves problemas. Roguemos al Señor.
- Para que crezca entre todos los ciudadanos el sentido de la solidaridad. Roguemos al Señor.
- Para que sepamos dar un buen testimonio cristiano. Roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor, y concédenos lo que te pedimos. Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Te presentamos, Señor, nuestros dones, pidiéndote humildemente que, a ejemplo de san Maximiliano María, aprendamos a ofrecerte nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Múnera nostra tibi, Dómine, exhibémus, supplíciter exorántes, ut sancti Maximiliáni Maríae exémplo, vitam nostram tibi discámus offérre. Per Christum.


Antífona de comunión Cf. Jn 15, 13
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos, dice el Señor.
Maiórem caritátem nemo habet, ut ánimam suam ponat quis pro amícis suis, dicit Dóminus.

Oración después de la comunión
Alimentados con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, te pedimos, Señor, ser inflamados con aquel fuego de amor que recibió san Maximiliano María en este convite sagrado. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Quaesumus, Dómine, ut refécti Córpore et Sánguine Fílii tui, eo caritátis igne accendámur, quem ex hoc convívio sanctus Maximiliánus María accépit. Per Christum.

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