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miércoles, 7 de julio de 2021

Miércoles 11 agosto 2021, Lecturas Miércoles XIX semana de Tiempo Ordinario, año impar.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Miércoles de la XIX semana de Tiempo Ordinario, año impar (Lec. III-impar).

PRIMERA LECTURA Dt 34, 1-12
Murió Moisés, como había dicho el Señor, y ya no surgió otro profeta como él
Lectura del libro del Deuteronomio.

En aquellos días, Moisés subió de la estepa de Moab al monte Nebo, a la cima del Pisgá, frente a Jericó; y el Señor le mostró toda la tierra: Galaad hasta Dan, todo Neftalí, el territorio de Efraín y de Manasés, y todo el territorio de Judá hasta el mar occidental, el Negueb y la comarca del valle de Jericó (la ciudad de las palmeras) hasta Soar; y le dijo:
«Esta es la tierra que prometí con juramento a Abrahán, a Isaac y a Jacob, diciéndoles: “Se la daré a tu descendencia”. Te la he hecho ver con tus propios ojos, pero no entrarás en ella».
Y allí murió Moisés, siervo del Señor, en el territorio de Moab, como había dispuesto el Señor.
Lo enterraron en el valle de Moab, frente a Bet Peor; y hasta el día de hoy nadie ha conocido el lugar de su tumba.
Moisés murió a la edad de ciento veinte años: no había perdido vista ni había decaído su vigor. Los hijos de Israel lloraron a Moisés en la estepa de Moab durante treinta días, hasta que terminó el tiempo del duelo por Moisés.
Josué hijo de Nun estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés le había impuesto las manos, los hijos de Israel lo obedecieron e hicieron como el Señor había mandado a Moisés.
No surgió en Israel otro profeta como Moisés, con quien el Señor trataba cara a cara; ni semejante a él en los signos y prodigios que el Señor le envió a hacer en Egipto contra el faraón, su corte y su país; ni en la mano poderosa, en los terribles portentos que obró Moisés en presencia de todo Israel.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 65, 1b-3a. 5 y 8. 16-17 (R.: cf. 20a y 9a)
R. Bendito sea Dios, que me ha devuelto la vida.
Benedíctus Deus, qui pósuit ánimam meam ad vitam.

V. Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.
Decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!»
R. Bendito sea Dios, que me ha devuelto la vida.
Benedíctus Deus, qui pósuit ánimam meam ad vitam.

V. Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres.
R. Bendito sea Dios, que me ha devuelto la vida.
Benedíctus Deus, qui pósuit ánimam meam ad vitam.

V. Los que teméis a Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo:
a él gritó mi boca
y lo ensalzó mi lengua.
R. Bendito sea Dios, que me ha devuelto la vida.
Benedíctus Deus, qui pósuit ánimam meam ad vitam.

Aleluya 2 Cor 5, 19ac
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Dios estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo, y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación. R.
Deus erat in Christo mundum reconcílians sibi, et pósuit in nobis verbum reconciliatiónis.

EVANGELIO Mt 18, 15-20
Si te hace caso, has salvado a tu hermano
 Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano.
En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos.
Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Ángelus 7-septiembre-2014
Las etapas de este itinerario indican el esfuerzo que el Señor pide a su comunidad para acompañar a quien se equivoca, con el fin de que no se pierda. Es necesario, ante todo, evitar el clamor de la crónica y las habladurías de la comunidad –esto es lo primero, evitar esto–. "Repréndelo estando los dos a solas" (Mt 18, 15). La actitud es de delicadeza, prudencia, humildad y atención respecto a quien ha cometido una falta, evitando que las palabras puedan herir y matar al hermano. Porque, vosotros lo sabéis, también las palabras matan. Cuando hablo mal, cuando hago una crítica injusta, cuando "le saco el cuero" a un hermano con mi lengua, esto es matar la fama del otro. También las palabras matan. Pongamos atención en esto. Al mismo tiempo, esta discreción de hablarle estando solo tiene el fin de no mortificar inútilmente al pecador. Se habla entre dos, nadie se da cuenta de ello y todo se acaba. A la luz de esta exigencia es como se comprende también la serie sucesiva de intervenciones, que prevé la participación de algunos testigos y luego nada menos que de la comunidad. El objetivo es ayudar a la persona a darse cuenta de lo que ha hecho, y que con su culpa ofendió no sólo a uno, sino a todos. Pero también de ayudarnos a nosotros a liberarnos de la ira o del resentimiento, que sólo hacen daño: esa amargura del corazón que lleva a la ira y al resentimiento y que nos conducen a insultar y agredir.
 

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