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martes, 18 de mayo de 2021

Martes 22 junio 2021, Lecturas Martes XII semana del Tiempo Ordinario, año impar.

SOBRE LITURGIA

BENEDICTO XVI
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 19 de marzo de 2008


El Triduo pascual

Queridos hermanos y hermanas:

Hemos llegado a la vigilia del Triduo pascual. Los próximos tres días se suelen llamar "santos" porque nos hacen revivir el acontecimiento central de nuestra Redención; nos remiten de nuevo al núcleo esencial de la fe cristiana: la pasión, la muerte y la resurrección de Jesucristo. Son días que podríamos considerar como un único día: constituyen el corazón y el fulcro de todo el año litúrgico, así como de la vida de la Iglesia. Al final del itinerario cuaresmal, también nosotros nos disponemos a entrar en el mismo clima que Jesús vivió entonces en Jerusalén. Queremos volver a despertar en nosotros la memoria viva de los sufrimientos que el Señor padeció por nosotros y prepararnos para celebrar con alegría, el próximo domingo, «la verdadera Pascua, que la sangre de Cristo ha cubierto de gloria, la Pascua en la que la Iglesia celebra la fiesta que constituye el origen de todas las fiestas», como dice el Prefacio para el día de Pascua en el rito ambrosiano.

Mañana, Jueves santo, la Iglesia hace memoria de la última Cena, durante la cual el Señor, en la víspera de su pasión y muerte, instituyó el sacramento de la Eucaristía, y el del sacerdocio ministerial. En esa misma noche, Jesús nos dejó el mandamiento nuevo, mandatum novum, el mandamiento del amor fraterno. Antes de entrar en el Triduo santo, aunque ya en íntima relación con él, mañana por la mañana tendrá lugar en cada comunidad diocesana la misa Crismal, durante la cual el obispo y los sacerdotes del presbiterio diocesano renuevan las promesas de su ordenación. También se bendicen los óleos para la celebración de los sacramentos: el óleo de los catecúmenos, el óleo de los enfermos y el santo crisma. Es un momento muy importante para la vida de cada comunidad diocesana que, reunida en torno a su pastor, reafirma su unidad y su fidelidad a Cristo, único sumo y eterno Sacerdote.

Por la tarde, en la misa in Cena Domini se hace memoria de la última Cena, cuando Cristo se nos entregó a todos como alimento de salvación, como medicina de inmortalidad: es el misterio de la Eucaristía, fuente y cumbre de la vida cristiana. En este sacramento de salvación, el Señor ha ofrecido y realizado para todos aquellos que creen en él la unión más íntima posible entre nuestra vida y su vida. Con el gesto humilde pero sumamente expresivo del lavatorio de los pies, se nos invita a recordar lo que el Señor hizo a sus Apóstoles: al lavarles los pies proclamó de manera concreta el primado del amor, un amor que se hace servicio hasta la entrega de sí mismos, anticipando también así el sacrificio supremo de su vida que se consumará al día siguiente, en el Calvario. Según una hermosa tradición, los fieles concluyen el Jueves santo con una vigilia de oración y adoración eucarística para revivir más íntimamente la agonía de Jesús en Getsemaní.

El Viernes santo es el día en que se conmemora la pasión, crucifixión y muerte de Jesús. En este día, la liturgia de la Iglesia no prevé la celebración de la santa misa, pero la asamblea cristiana se reúne para meditar en el gran misterio del mal y del pecado que oprimen a la humanidad, para recordar, a la luz de la palabra de Dios y con la ayuda de conmovedores gestos litúrgicos, los sufrimientos del Señor que expían este mal. Después de escuchar el relato de la pasión de Cristo, la comunidad ora por todas las necesidades de la Iglesia y del mundo, adora la cruz y recibe la Eucaristía, consumiendo las especies eucarísticas conservadas desde la misa in Cena Domini del día anterior. Como invitación ulterior a meditar en la pasión y muerte del Redentor y para expresar el amor y la participación de los fieles en los sufrimientos de Cristo, la tradición cristiana ha dado vida a diferentes manifestaciones de piedad popular, procesiones y representaciones sagradas, orientadas a imprimir cada vez más profundamente en el corazón de los fieles sentimientos de auténtica participación en el sacrificio redentor de Cristo. Entre esas manifestaciones destaca el vía crucis, práctica de piedad que a lo largo de los años se ha ido enriqueciendo con múltiples expresiones espirituales y artísticas vinculadas a la sensibilidad de las diferentes culturas. Así, han surgido en muchos países santuarios con el nombre de "Calvario" hasta los que se llega a través de una cuesta empinada, que recuerda el camino doloroso de la Pasión, permitiendo a los fieles participar en la subida del Señor al monte de la Cruz, al monte del Amor llevado hasta el extremo.

El Sábado santo se caracteriza por un profundo silencio. Las iglesias están desnudas y no se celebra ninguna liturgia. Los creyentes, mientras aguardan el gran acontecimiento de la Resurrección, perseveran con María en la espera, rezando y meditando. En efecto, hace falta un día de silencio para meditar en la realidad de la vida humana, en las fuerzas del mal y en la gran fuerza del bien que brota de la pasión y de la resurrección del Señor. En este día se da gran importancia a la participación en el sacramento de la Reconciliación, camino indispensable para purificar el corazón y prepararse para celebrar la Pascua íntimamente renovados. Al menos una vez al año necesitamos esta purificación interior, esta renovación de nosotros mismos.

Este Sábado de silencio, de meditación, de perdón, de reconciliación, desemboca en la Vigilia pascual, que introduce el domingo más importante de la historia, el domingo de la Pascua de Cristo. La Iglesia vela junto al fuego nuevo bendecido y medita en la gran promesa, contenida en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, de la liberación definitiva de la antigua esclavitud del pecado y de la muerte. En la oscuridad de la noche, con el fuego nuevo se enciende el cirio pascual, símbolo de Cristo que resucita glorioso. Cristo, luz de la humanidad, disipa las tinieblas del corazón y del espíritu e ilumina a todo hombre que viene al mundo. Junto al cirio pascual resuena en la Iglesia el gran anuncio pascual: Cristo ha resucitado verdaderamente, la muerte ya no tiene poder sobre él. Con su muerte, ha derrotado el mal para siempre y ha donado a todos los hombres la vida misma de Dios.

Según una antigua tradición, durante la Vigilia pascual, los catecúmenos reciben el bautismo para poner de relieve la participación de los cristianos en el misterio de la muerte y de la resurrección de Cristo. Desde la esplendorosa noche de Pascua, la alegría, la luz y la paz de Cristo se difunden en la vida de los fieles de toda comunidad cristiana y llegan a todos los puntos del espacio y del tiempo.

Queridos hermanos y hermanas, en estos días singulares, orientemos decididamente la vida hacia una adhesión generosa y convencida a los designios del Padre celestial; renovemos nuestro "sí" a la voluntad divina, como hizo Jesús con el sacrificio de la cruz. Los sugestivos ritos del Jueves santo, del Viernes santo, el silencio impregnado de oración del Sábado santo y la solemne Vigilia pascual nos brindan la oportunidad de profundizar en el sentido y en el valor de nuestra vocación cristiana, que brota del Misterio pascual, y de concretizarla en el fiel seguimiento de Cristo en toda circunstancia, como hizo él, hasta la entrega generosa de nuestra existencia.

Hacer memoria de los misterios de Cristo significa también vivir en adhesión profunda y solidaria al hoy de la historia, convencidos de que lo que celebramos es realidad viva y actual. Por tanto, llevemos en nuestra oración el dramatismo de hechos y situaciones que en estos días afligen a muchos hermanos nuestros en todas las partes del mundo. Sabemos que el odio, las divisiones y la violencia no tienen nunca la última palabra en los acontecimientos de la historia. Estos días vuelven a suscitar en nosotros la gran esperanza: Cristo crucificado ha resucitado y ha vencido al mundo. El amor es más fuerte que el odio, ha vencido y debemos asociarnos a esta victoria del amor.

Por tanto, debemos recomenzar desde Cristo y trabajar en comunión con él por un mundo basado en la paz, en la justicia y en el amor. En este compromiso, en el que todos estamos implicados, dejémonos guiar por María, que acompañó a su Hijo divino por el camino de la pasión y de la cruz, y participó, con la fuerza de la fe, en el cumplimiento de su designio salvífico. Con estos sentimientos, os expreso ya desde ahora mis mejores deseos de una feliz y santa Pascua a todos vosotros, a vuestros seres queridos y a vuestras comunidades.

CALENDARIO

22 MARTES DE LA XII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria o SAN PAULINO DE NOLA, obispo, memoria libre o SANTOS JUAN FISHER, obispo, y TOMÁS MORO, mártires, memoria libre

Misa
de feria (verde) o de la memoria de san Paulino N. (blanco) o de la memoria de los santos Juan F. y Tomás M. (rojo).
MISAL: para la feria cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5) / para la memoria de san Paulino N.: 1ª orac. prop. y el resto del común de pastores (para un obispo), o de un domingo del T.O.; / para la memoria de los santos Juan F. y Tomás M.: 1ª orac. prop. y el resto del común de mártires (para vv. mártires), o de un domingo del T.O.; Pf. común o de la memoria.
LECC.: vol. III-impar.
- Gén 13, 2. 5-18.
No haya disputas entre nosotros dos, pues somos hermanos.
- Sal 14. R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
- Mt 7, 6. 12-14. Lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo con ellos.
o bien:
cf. vol. IV.

Liturgia de las Horas: oficio de feria o de una de las memorias.

Martirologio: elogs. del 23 de junio, pág. 377.
CALENDARIOS: Religiosas Misioneras del Santísimo Sacramento: Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento Arias Espinosa, virgen (F).
Barcelona y Orden Premonstratense: San Paulino de Nola, obispo (MO).
Orihuela-Alicante: Beatos Ramón Esteban Bou, presbítero, y compañeros, mártires (ML).
Segovia: Aniversario de la muerte de Mons. Luis Gutiérrez Martín, obispo, emérito (2016).

TEXTOS MISA

Misa de la feria: del XII Domingo del T. Ordinario (o de otro Domingo del T. Ordinario)

Memoria de san Paulino:
22 de junio
San Paulino de Nola, obispo

Oración colecta propia, el resto del común de Pastores, II. Por un obispo 2.

Antífona de entrada Cf. 1 Sam 2, 35

Suscitaré un sacerdote fiel, que obre según mi corazón y mis deseos, dice el Señor.
Suscitábo mihi sacerdótem fidélem, qui iuxta cor meum et ánimam meam fáciet, dicit Dóminus.
O bien: Cf. Lc 12, 42
Este es el administrador fiel y prudente a quien el Señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas.
Fidélis et prudens dispensátor in magni patrisfamílias domo constitútus erat, ut consérvis suis mensúram trítici erogáret.

Monición de entrada
Hacemos memoria en esta celebración de san Paulino, obispo, que nació en Burdeos el año 355. Cuando recibió el bautismo renunció a la dignidad consular y, de noble y rico, se hizo pobre y humilde por Cristo. Habiéndose trasladado a Nola, en Italia, practicó una forma e vida ascética con su mujer y sus compañeros. Ordenado obispo, se distinguió por su erudición y santidad, por acoger a los peregrinos y por ayudar a los desvalidos. Murió el año 431.

Oración colecta
Oh, Dios, que has querido enaltecer al obispo san Paulino de Nola por su amor a la pobreza y su solicitud pastoral, concede, por tu bondad, a cuantos celebramos sus méritos Imitar los ejemplos de su caridad. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui beátum Paulínum epíscopum paupertátis amóre et pastoráli sollicitúdine claréscere voluísti, concéde propítius, ut, cuius mérita celebrámus, caritátis imitémur exémpla. Per Dóminum.

Memoria de santos Juan Fisher y Tomás Moro:
día 22 de junio
San Juan Fisher, obispo, y santo Tomás Moro, mártires

Oración colecta propia; resto del común de mártires, I. Fuera de Tiempo Pascual, A. Para varios mártires 2.

Antífona de entrada Sal 33, 20-21

Aunque el justo sufra muchos males, de todos los libra el Señor; él cuida de todos sus huesos, y ni uno solo se quebrará.
Multae tribulatiónes iustórum, et de his ómnibus liberávit eos Dóminus. Dóminus custódit ómnia ossa eórum, unum ex his non conterétur.
Cf. Ap 7, 14, Dan 3,95
Estos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado sus vestiduras en la sangre del Cordero. Por Dios entregaron sus cuerpos al suplicio y merecieron poseer la corona eterna.
Isti sunt, qui venérunt ex magna tribulatióne, et lavérunt stolas suas in sánguine Agni. Tradidérunt córpora sua propter Deum ad supplícia: et meruérunt habére corónas perpétuas.

Monición de entrada
Recordamos hoy en nuestra celebración a dos ilustres santos ingleses: Juan Fisher, obispo de Rochester, celoso pastor con su palabra y sus escritos, y Tomás Moro, casado, padre de cuatro hijos, canciller del reino de Inglaterra; en sus escritos catequísticos y sobre asuntos de estado podemos valorar su temple cristiano. Unidos los dos santos en la vida por la amistad, lo fueron también por la confesión de la fe, hasta el derramamiento de su sangre. Ambos fueron decapitados, con diferencia de días, el año 1535, en la Torre de Londres, por orden de Enrique VIII, al no haber aprobado la disolución del matrimonio del rey con Catalina de Aragón.

Oración colecta
Oh, Dios, que has hecho del martirio la expresión de la fe verdadera, concédenos, por tu bondad, que, fortalecidos por la intercesión de los santos Juan Fisher y Tomás Moro, ratifiquemos con el testimonio de vida la fe que profesamos de palabra. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui verae fídei formam in martyrio consummásti, concéde propítius, ut, beatórum Ioánnis et Thomae intercessióne roboráti, fidem, quam ore profitémur, testimónio vitae confirmémus. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA

Lecturas del Martes de la XII semana del Tiempo Ordinario, año impar (Lec. III-impar).


PRIMERA LECTURA Gén 13, 2. 5-18

No haya disputas entre nosotros dos, pues somos hermanos

Lectura del libro del Génesis.


Abran era muy rico en ganado, plata y oro.
También Lot, que iba con Abrán, poseía ovejas, vacas y tiendas, de modo que ya no podían vivir juntos en el país, porque sus posesiones eran inmensas y ya no cabían juntos. Por ello surgieron disputas entre los pastores de Abrán y los de Lot. Además, en aquel tiempo los cananeos y los perizitas habitaban en el país. Abrán dijo a Lot:
«No haya disputas entre nosotros dos, ni entre mis pastores y tus pastores, pues somos hermanos. ¿No tienes delante todo el país? Sepárate de mí: si vas a la izquierda, yo iré a la derecha; si vas a la derecha, yo iré a la izquierda». 

Lot echó una mirada y vio que toda la vega del Jordán, hasta la entrada de Soar, era de regadío —esto era antes de que el Señor destruyera Sodoma y Gomorra— como el jardín del Señor o como Egipto. Lot se escogió la vega del Jordán y
marchó hacia levante; y así se separaron el uno del otro. Abrán habitó en Canaán; Lot en las ciudades de la vega, plantando las tiendas hasta Sodoma. Los habitantes de Sodoma eran malvados y pecaban gravemente contra el Señor. 

El Señor dijo a Abrán, después que Lot se había separado de él:
«Alza tus ojos y mira desde el lugar en donde estás hacia el norte, el mediodía, el levante y el poniente. Toda la tierra que ves te la daré a ti y a tus descendientes para siempre. Haré a tus descendientes como el polvo de la tierra: el que pueda contar el polvo de la tierra podrá contar a tus descendientes. Levántate, recorre el país a lo largo y a lo ancho, pues te lo voy a dar».
Abrán alzó la tienda y fue a establecerse junto a la encina de Mambré, en Hebrón, donde construyó un altar al Señor.


Palabra de Dios.

R. Te alabamos, Señor.


Salmo responsorial Sal 14, 2-3ab. 3cd-4ab. 5 (R.: 1a)

R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

Dómine, quis habitábit in tabernáculo tuo?


V. El que procede honradamente 

y practica la justicia, 

el que tiene intenciones leales 

y no calumnia con su lengua. 

R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

Dómine, quis habitábit in tabernáculo tuo?


V. El que no hace mal a su prójimo 

ni difama al vecino.

El que considera despreciable al impío 

y honra a los que temen al Señor. 

R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

Dómine, quis habitábit in tabernáculo tuo?


V. El que no presta dinero a usura 

ni acepta soborno contra el inocente. 

El que así obra nunca fallará. 

R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

Dómine, quis habitábit in tabernáculo tuo?


Aleluya Jn 8, 12b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo soy la luz del mundo -dice el Señor-; el que me sigue tendrá la luz de la vida. R.

Ego sum lux mundi, dicit Dóminus; qui séquitur me habébit lumen vitæ.


EVANGELIO Mt 7, 6. 12-14

Lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo con ellos

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

R. Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; no sea que las pisoteen con sus patas y después se revuelvan para destrozaros.
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas.
Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos.
¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos». 


Palabra del Señor.

R. Gloria a ti, Señor Jesús.


Oración de los fieles

Ferias del Tiempo Ordinario XIX

Oremos a Dios Padre.

- Por la Iglesia, en la pluralidad de ministerios y carismas. Roguemos al Señor.
- Por los que trabajan en las diversas profesiones. Roguemos al Señor.
- Por los impedidos y minusválidos. Roguemos al Señor.
- Por nosotros, que queremos ser fieles a nuestra vocación de cristianos. Roguemos al Señor.
ESCUCHA, Señor, los ruegos de los que te suplican. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

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