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viernes, 30 de abril de 2021

Viernes 4 junio 2021, Lecturas Viernes IX semana del Tiempo Ordinario, año impar.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Viernes de la IX semana de Tiempo Ordinario, año impar (Lec. III-impar).

PRIMERA LECTURA Tob 11, 5-18
Tras el castigo, Dios se ha apiadado, y ahora veo a mi hijo

Lectura del libro de Tobías.

En aquellos días, Ana estaba sentada, con la mirada puesta en el camino por donde debia volver su hijo. Cuando lo divisó de lejos, dijo al padre:
«Mira, ahí llega tu hijo con el hombre que lo acompañaba».
Rafael dijo a Tobías antes de llegar a su padre:
«Estoy seguro de que tu padre recobrará la vista. Úntale los ojos con la hiel del pez. El remedio hará que las manchas blancas se contraigan y se desprendan. Tu padre recobrará la vista y verá la luz».
Ana acudió corriendo y se abrazó al cuello de su hijo mientras decía:
«Ya te he visto, hijo. Ya puedo morir».
Y rompió a llorar.
Tobit se levantó y, tropezando, atravesó la puerta del patio. Tobías corrió hasta él con la hiel del pez en la mano; le sopló en los ojos, lo tomó de la mano y le dijo:
«¡Ánimo, padre!».
Tomó el remedio y se lo aplicó. Luego, con ambas manos, le quitó como unas pielecillas de los ojos. Tobit se echó al cuello de su hijo y gritó entre lágrimas:
«Te veo, hijo, luz de mis ojos». Y añadió:
«Bendito sea Dios
y bendito sea su gran nombre;
benditos todos sus santos ángeles.
Que su gran nombre nos proteja.
Benditos por siempre todos los ángeles.
Tras el castigo se ha apiadado,
y ahora veo a mi hijo Tobías».
Tobías entró en casa lleno de gozo y alabando a Dios con voz potente. Después contó a su padre lo bien que le había ido en el viaje: traía el dinero y se había casado con Sara, la hija de Ragüel. Y agregó:
«Estará a punto de llegar, casi a la puerta de Nínive».
Tobit, alegre y alabando a Dios, salió hacia la puerta de la ciudad, al encuentro de su nuera. La gente de Nínive quedaba estupefacta al verlo caminar con paso firme y sin ayuda de nadie. Él proclamaba ante ellos que Dios, en su misericordia, le había devuelto la vista.
Cuando se encontró con Sara, la mujer de su hijo, la bendijo con estas palabras:
¡Bienvenida seas, hija! Bendito sea tu Dios, que te ha traído a nuestra casa. Que él bendiga a tu padre, a mi hijo y a ti, hija mía. Entra en esta tu casa con salud, bendición y alegría. Entra, hija».
Aquel fue un día de fiesta para todos los judíos de Nínive.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 145, 1b-2. 6c-7. 8-9a. 9bc-10 (R.: 1b)
R.
Alaba, alma mía, al Señor.
Lauda, ánima mea, Dóminum!
O bien: aleluya.

V. Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.
R. Alaba, alma mía, al Señor.
Lauda, ánima mea, Dóminum!

V. El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos.
R. Alaba, alma mía, al Señor.
Lauda, ánima mea, Dóminum!

V. El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos.
R. Alaba, alma mía, al Señor.
Lauda, ánima mea, Dóminum!

V. Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sion, de edad en edad.
R. Alaba, alma mía, al Señor.
Lauda, ánima mea, Dóminum!

Aleluya Jn 14, 23
R.
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. El que me ama guardará mi palabra —dice el Señor—, y mi Padre lo amará, y vendremos a él. R.
Si quis diligit me, sermonem meum servabit, dicit Dominus; et Pater meus diliget eum, et ad eum veniemus.

EVANGELIO Mc 12, 35-37
¿Cómo dicen que el Mesías es hijo de David?
Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó:
«Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, movido por el Espíritu Santo, dice:
“Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies”.
Si el mismo David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?».
Una muchedumbre numerosa le escuchaba a gusto.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Benedicto XVI, Audiencia general, 16-noviembre-2011
Se comprende inmediatamente que este rey, que está a la derecha de Dios y participa de su señorío, no es uno de estos hombres sucesores de David, sino nada menos que el nuevo David, el Hijo de Dios, que ha vencido la muerte y participa realmente en la gloria de Dios. Es nuestro rey, que nos da también la vida eterna.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario IV

Nos hemos reunido aquí, hermanos, para conmemorar el misterio de nuestra redención; roguemos, por lo tanto, a Dios todopoderoso, para que todo el mundo se llene de bendiciones y de vida.
- Por todos los consagrados a Dios, para que con su ayuda puedan cumplir fielmente su propósito. Roguemos al Señor.
- Por la paz de los pueblos, para que, sin ninguna perturbación, puedan servirle en libertad de espíritu. Roguemos al Señor.
- Por los ancianos que viven en soledad o enfermedad, para que sean confortados por nuestra fraternal caridad. Roguemos al Señor
- Por nosotros, aquí congregados, para que sepamos usar de tal modo los bienes presentes, con los que Dios no deja de favorecernos, que merezcamos alcanzar los eternos. Roguemos al Señor.
Sé propicio, Señor, con tu pueblo suplicante, para que reciba con prontitud lo que te pide bajo tu inspiración. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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