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miércoles, 14 de abril de 2021

Miércoles 19 mayo 2021, Miércoles de la VII semana de Pascua, feria.

TEXTOS MISA

Miércoles de la VII Semana de Pascua.

Antífona de entrada Sal 46, 2
Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo. Aleluya.
Omnes gentes, pláudite mánibus, iubiláte Deo in voce exsultatiónis, allelúia.

Oración colecta
Dios misericordioso, concede a tu Iglesia, congregada por el Espíritu Santo, entregarse a ti de todo corazón y mantenerse unida con voluntad sincera. Por nuestro Señor Jesucristo.
Ecclésiae tuae, miséricors Deus, concéde propítius, ut, Sancto Spíritu congregáta, toto sit corde tibi devóta, et pura voluntáte concórdet. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Miércoles de la VII semana de Pascua (Lec. II).

PRIMERA LECTURA Hch 20, 28-38
Os recomiendo a Dios, que tiene poder para construiros y haceros partícipes de la herencia

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

En aquellos días, dijo Pablo a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso:
«Tened cuidado de vosotros y de todo el rebaño sobre el que el Espíritu Santo os ha puesto como guardianes para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio Hijo.
Yo sé que, cuando os deje, se meterán entre vosotros lobos feroces, que no tendrán piedad del rebaño. Incluso de entre vosotros mismos surgirán algunos que hablarán cosas perversas para arrastrar a los discípulos en pos de sí. Por eso, estad alerta: acordaos de que durante tres años, de día y de noche, no he cesado de aconsejar con lágrimas en los ojos a cada uno en particular.
Ahora os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, que tiene poder para construiros y haceros partícipes de la herencia con todos los santificados. De ninguno he codiciado dinero, oro ni ropa. Bien sabéis que estas manos han bastado para cubrir mis necesidades y las de los que están conmigo. Siempre os he enseñado que es trabajando como se debe socorrer a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús, que dijo: “Hay más dicha en dar que en recibir”».
Cuando terminó de hablar, se puso de rodillas y oró con todos ellos. Entonces todos comenzaron a llorar y, echándose al cuello de Pablo, lo besaban; lo que más pena les daba de lo que había dicho era que, no volverían a ver su rostro. Y lo acompañaron hasta la nave.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 67, 29-30. 33-35a. 35bc y 36d (R.: 33a)
R. 
Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Regna terræ, cantáte Deo.
O bien: Aleluya.

V. Oh, Dios, despliega tu poder,
tu poder, oh, Dios, que actúa en favor nuestro.
A tu templo de Jerusalén
traigan los reyes su tributo.
R. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Regna terræ, cantáte Deo.

V. Reyes de la tierra, cantad a Dios,
tocad para el Señor, tocad para Dios,
que avanza por los cielos, los cielos antiquísimos;
que lanza su voz, su voz poderosa.
«Reconoced el poder de Dios».
R. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Regna terræ, cantáte Deo.

V. Sobre Israel resplandece su majestad,
y su poder sobre las nubes.
¡Dios sea bendito!
R. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Regna terræ, cantáte Deo.

Aleluya Cf. Jn 17, 17b.a
R. 
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Tu palabra, Señor, es verdad; santifícanos en la verdad. R.
Sermo tuus, Dómine, véritas est; sanctífica nos in veritáte.

EVANGELIO Jn 17, 11b-19
Que sean uno, como nosotros
╬ 
Lectura del santo Evangelio según san Juan.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, oró Jesús diciendo:
«Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría cumplida.
Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del maligno. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los envío también al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Palabras pronunciadas en las Vísperas en La Habana (Cuba), 20-septiembre-2015
Cuando se acercaba su hora, Jesús rezó al Padre por sus discípulos, por los que estaban con Él y por los que vendrían (cf. Jn 17, 20). Nos hace bien pensar que en su hora crucial, Jesús pone en su oración la vida de los suyos, nuestra vida. Y le pide a su Padre que los mantenga en la unidad y en la alegría. Conocía bien Jesús el corazón de los suyos, conoce bien nuestro corazón. Por eso reza, pide al Padre para que no les gane una conciencia que tiende a aislarse, refugiarse en las propias certezas, seguridades, espacios; a desentenderse de la vida de los demás, instalándose en pequeñas «chacras» que rompen el rostro multiforme de la Iglesia. Situaciones que desembocan en tristeza individualista, en una tristeza que poco a poco va dejándole lugar al resentimiento, a la queja continua, a la monotonía; «ése no es el deseo de Dios para nosotros, ésa no es la vida en el Espíritu» (Evangelii gaudium, 2) a la que los invitó, a la que nos invitó. Por eso Jesús reza, pide para que la tristeza y el aislamiento no nos gane el corazón. Nosotros queremos hacer lo mismo, queremos unirnos a la oración de Jesús, a sus palabras para decir juntos: «Padre santo, cuídalos con el poder de tu nombre? para que estén completamente unidos, como tú y yo» (Jn 17, 11), «y su gozo sea completo» (Jn 17, 13).

Oración de los fieles
Oremos a Jesucristo, el Señor, haciendo nuestra su plegaria al Padre.
- Para que guarde a la Iglesia de todo mal. Roguemos al Señor.
- Para que suscite en los gobernantes de las naciones deseos y proyectos de progreso y de paz. Roguemos al Señor.
- Para que ayude y ampare a los que sufren persecución por su compromiso en causas justas. Roguemos al Señor.
- Para que nosotros, como fieles discípulos de Cristo, realicemos Y vivamos la verdad en la caridad. Roguemos al Señor.
Señor Jesús, acoge las súplicas de tu Iglesia y envíale el Espíritu Santo. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, el sacrificio establecido por ti y, por estos santos misterios que celebramos en razón de nuestro ministerio, perfecciona en nosotros como conviene la obra santificadora de tu redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Súscipe, quaesumus, Dómine, sacrifícia tuis institúta praecéptis, et sacris mystériis, quae débitae servitútis celebrámus offício, sanctificatiónem tuae nobis redemptiónis dignánter adímple. Per Christum.

PREFACIO II DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
EL MISTERIO DE LA ASCENSIÓN
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
El cual, después de su resurrección, se apareció visiblemente a todos sus discípulos y, ante sus ojos, fue elevado al cielo para hacernos partícipes de su divinidad.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria diciendo sin cesar:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Qui post resurrectiónem suam ómnibus discípulis suis maniféstus appáruit, et ipsis cernéntibus est elevátus in caelum, ut nos divinitátis suae tribúeret esse partícipes.
Quaprópter, profúsis paschálibus gáudiis, totus in orbe terrárum mundus exsúltat. Sed et supérnae virtútes atque angélicae potestátes hymnum glóriae tuae cóncinunt, sine fine dicéntes:

Santo, Santo, Santo…

PLEGARIA EUCARÍSTICA I o CANON ROMANO.

Antífona de comunión Jn 15, 26-27

Cuando venga el Paráclito, que os enviaré, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí, y vosotros daréis testimonio, dice el Señor. Aleluya.
Cum vénerit Paráclitus, quem ego mittam vobis, Spíritum veritátis qui a Patre procédit, ille testimónium perhibébit de me, et vos testimónium perhibébitis, dicit Dóminus, allelúia.

Oración después de la comunión
La participación en este divino sacramento nos colme siempre de tu gracia, Señor, y, al purificarnos con su fuerza, nos haga cada vez más dignos de este gran regalo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Grátiam tuam nobis, Dómine, semper accúmulet divíni participátio sacraménti, et, sua nos virtúte mundándo, tanti múneris capáces indesinénter effíciat. Per Christum.

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