TEXTOS MISA
Lunes de la III Semana de Pascua.
Antífona de entrada
Ha resucitado el Buen Pastor, que dio la vida por sus ovejas y se dignó morir por su rebaño. Aleluya.
Surréxit pastor bonus, qui ánimam suam pósuit pro óvibus suis, et pro grege suo mori dignátus est, allelúia.
Oración colecta
Te pedimos, Dios todopoderoso, que, despojándonos del hombre viejo con sus inclinaciones, vivamos en la obediencia de aquel a quien nos has incorporado por los sacramentos pascuales. Por nuestro Señor Jesucristo.
Concéde, quaesumus, omnípotens Deus, ut, véterem cum suis ratiónibus hóminem deponéntes, illíus conversatióne vivámus, ad cuius nos substántiam paschálibus remédiis transtulísti. Per Dóminum.
LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Lunes de la III Semana de Pascua (Lec. II).
PRIMERA LECTURA Hch 6, 8-15
No lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.
Entonces indujeron a unos que asegurasen:
«Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios».
Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y, viniendo de improviso, lo agarraron y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían:
«Este individuo no para de hablar contra el Lugar Santo y la Ley, pues le hemos oído decir que ese Jesús el Nazareno destruirá este lugar y cambiará las tradiciones que nos dio Moisés».
Todos los que estaban sentados en el Sanedrín fijaron su mirada en él y su rostro les pareció el de un ángel.
Entonces indujeron a unos que asegurasen:
«Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios».
Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y, viniendo de improviso, lo agarraron y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían:
«Este individuo no para de hablar contra el Lugar Santo y la Ley, pues le hemos oído decir que ese Jesús el Nazareno destruirá este lugar y cambiará las tradiciones que nos dio Moisés».
Todos los que estaban sentados en el Sanedrín fijaron su mirada en él y su rostro les pareció el de un ángel.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Sal 118, 23-24. 26-27. 29-30 (R.: 1b)
R. Dichoso el que camina en la ley del Señor.
Beáti qui ámbulant in lege Dómine.
O bien: Aleluya.
V. Aunque los nobles se sienten a murmurar de mí,
tu siervo medita tus decretos;
tu siervo medita tus decretos;
tus preceptos son mi delicia,
tus enseñanzas son mis consejeros.
tus enseñanzas son mis consejeros.
R. Dichoso el que camina en la ley del Señor.
Beáti qui ámbulant in lege Dómine.
V. Te expliqué mi camino, y me escuchaste:
enséñame tus mandamientos;
enséñame tus mandamientos;
instrúyeme en el camino de tus mandatos,
y meditaré tus maravillas.
y meditaré tus maravillas.
R. Dichoso el que camina en la ley del Señor.
Beáti qui ámbulant in lege Dómine.
V. Apártame del camino falso,
y dame la gracia de tu ley;
escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos.
y dame la gracia de tu ley;
escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos.
R. Dichoso el que camina en la ley del Señor.
Beáti qui ámbulant in lege Dómine.
Aleluya Mt 4, 4b
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. R.
Non in solo pane vivit homo, sed in omni verbo quod procédit de ore Dei.
EVANGELIO Jn 6, 22-29
Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el que perdura para la vida eterna
╬ Lectura del santo Evangelio según san Juan.
R. Gloria a ti, Señor.
Después de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos.
Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan después que el Señor había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?».
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios».
Ellos le preguntaron:
«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?».
Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan después que el Señor había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?».
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios».
Ellos le preguntaron:
«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?».
Respondió Jesús:
«La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado».
«La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Papa Francisco, Ángelus 5-agosto-2018
la multitud quiere saber de Jesús qué acciones debe hacer para contentar a Dios. Pero Jesús da una respuesta inesperada: «La obra de Dios es que creáis en quien él ha enviado» (Jn 6, 29). Estas palabras están dirigidas, hoy, también a nosotros: la obra de Dios no consisten tanto en el «hacer» cosas, sino en el «creer» en Aquel que Él ha mandado. Esto significa que la fe en Jesús nos permite cumplir las obras de Dios. Si nos dejamos implicar en esta relación de amor y de confianza con Jesús, seremos capaces de realizar buenas obras que perfumen a Evangelio, por el bien y las necesidades de los hermanos.
El Señor nos invita a no olvidar que, si es necesario preocuparse por el pan, todavía más importante es cultivar la relación con Él, reforzar nuestra fe en Él que es el «pan de la vida», venido para saciar nuestra hambre de verdad, nuestra hambre de justicia, nuestra hambre de amor.
Oración de los fieles
Jesucristo es el pan bajado del cielo. Él intercede por nosotros ante el Padre.
- Por la Iglesia, para que sus miembros den en todo momento testimonio de su fe. Roguemos al Señor.
- Por los diáconos de la Iglesia, para que, como san Esteban, sean colmados de la sabiduría y de la gracia del Espíritu Santo. Roguemos al Señor.
- Por los catequistas, que preparan a los niños que recibirán la comunión por vez primera, para que perseveren fielmente en su importante tarea. Roguemos al Señor.
- Por los aquí reunidos, para que se fortalezca nuestra fe recibiendo frecuentemente el pan de la eucaristía. Roguemos al Señor.
Concédenos, Padre santo, descubrir y valorar el don de tu Hijo en la eucaristía. Él, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
- Por la Iglesia, para que sus miembros den en todo momento testimonio de su fe. Roguemos al Señor.
- Por los diáconos de la Iglesia, para que, como san Esteban, sean colmados de la sabiduría y de la gracia del Espíritu Santo. Roguemos al Señor.
- Por los catequistas, que preparan a los niños que recibirán la comunión por vez primera, para que perseveren fielmente en su importante tarea. Roguemos al Señor.
- Por los aquí reunidos, para que se fortalezca nuestra fe recibiendo frecuentemente el pan de la eucaristía. Roguemos al Señor.
Concédenos, Padre santo, descubrir y valorar el don de tu Hijo en la eucaristía. Él, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
Oración sobre las ofrendas
Suban hasta ti, Señor, nuestras súplicas con la ofrenda del sacrificio, para que, purificados por tu bondad, nos preparemos para el sacramento de tu inmenso amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Ascéndant ad te, Dómine, preces nostrae cum oblatiónibus hostiárum, ut, tua dignatióne mundáti, sacraméntis magnae pietátis aptémur. Per Christum.
PREFACIO PASCUAL III
CRISTO VIVO E INTERCESOR PERPETUO EN FAVOR NUESTRO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca exaltarte en este tiempo glorioso en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque él no cesa de ofrecerse por nosotros, intercediendo continuamente ante ti; inmolado, ya no vuelve a morir; sacrificado, vive para siempre.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles,
cantan el himno de tu gloria diciendo sin cesar:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre: Te quidem, Dómine, omni témpore confitéri, sed in hoc potíssimum gloriósius praedicáre, cum Pascha nostrum immolátus est Christus.
Qui se pro nobis offérre non désinit, nosque apud te perénni advocatióne deféndit; qui immolátus iam non móritur, sed semper vivit occísus. Quaprópter, profúsis paschálibus gáudiis, totus in orbe terrárum mundus exsúltat. Sed et supérnae virtútes atque angélicae potestátes hymnum glóriae tuae cóncinunt, sine fine dicéntes:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de comunión Jn 14, 27
La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo, dice el Señor. Aleluya.
Pacem relínquo vobis, pacem meam do vobis; non quómodo mundus dat, ego do vobis, dicit Dóminus, allelúia.
Oración después de la comunión
Dios todopoderoso y eterno, que en la resurrección de Jesucristo nos has renovado para la vida eterna, multiplica en nosotros los frutos del Misterio pascual e infunde en nuestros corazones la fortaleza del alimento de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Omnípotens sempitérne Deus, qui ad aetérnam vitam in Christi resurrectióne nos réparas, fructus in nobis paschális multíplica sacraménti, et fortitúdinem cibi salutáris nostris infúnde pectóribus. Per Christum.
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