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domingo, 7 de marzo de 2021

Lunes 12 abril 2021, Lunes de la II semana de Pascua, feria.

TEXTOS MISA

Lunes de la II Semana de Pascua.

Antífona de entrada Rom 6, 9
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Aleluya.
Christus resúrgens ex mórtuis iam non móritur, mors illi ultra non dominábitur, allelúia.

Oración colecta
Dios todopoderoso, haz que seamos transformados a imagen del Creador del cielo los que, renovados por los sacramentos pascuales, nos hemos librado de la huella del padre terreno. Por nuestro Señor Jesucristo.
Fac, quaesumus, omnípotens Deus, ut, qui paschálibus remédiis innováti, similitúdinem terréni paréntis evásimus, ad formam caeléstis transferámur auctóris. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Lunes de la II semana de Pascua (Lec. II).

PRIMERA LECTURA Hch 4, 23-31
Al terminar la oración, los llenó a todos el Espíritu Santo, y predicaban con valentía la palabra de Dios
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

En aquellos días, Pedro y Juan, puestos en libertad, volvieron a los suyos y les contaron lo que les habían dicho los sumos sacerdotes y los ancianos.
Al oírlo, todos invocaron a una a Dios en voz alta, diciendo:
«Señor, tú que hiciste el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos; tú que por el Espíritu Santo dijiste, por boca de nuestro padre David, tu siervo:
“¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos planean proyectos vanos? Se presentaron los reyes de la tierra, los príncipes conspiraron contra el Señor y contra su Mesías”.
Pues en verdad se aliaron en esta ciudad Herodes y Poncio Pilato con los gentiles y el pueblo de Israel contra tu santo siervo Jesús, a quien ungiste, para realizar cuanto tu mano y tu voluntad habían determinado que debía suceder. Ahora, Señor, fíjate en sus amenazas y concede a tus siervos predicar tu palabra con toda valentía; extiende tu mano para que se realicen curaciones, signos y prodigios por el nombre de tu santo siervo Jesús».
Al terminar la oración, tembló el lugar donde estaban reunidos; los llenó a todos el Espíritu Santo, y predicaban con valentía la palabra de Dios.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 2, 1-3. 4-6. 7-9 (R.: cf. 12e)
R. 
Dichosos los que se refugian en ti, Señor.
Beáti omnes qui confídunt in te, Dómine.
O bien: Aleluya.

V. ¿Por qué se amotinan las naciones,
y los pueblos planean un fracaso?
Se alían los reyes de la tierra,
los príncipes conspiran
contra el Señor y contra su Mesías:
«Rompamos sus coyundas,
sacudamos su yugo».
R. Dichosos los que se refugian en ti, Señor.
Beáti omnes qui confídunt in te, Dómine.

V. El que habita en el cielo sonríe,
el Señor se burla de ellos.
Luego les habla con ira,
los espanta con su cólera:
«Yo mismo he establecido a mi rey
en Sión, mi monte santo.»
R. Dichosos los que se refugian en ti, Señor.
Beáti omnes qui confídunt in te, Dómine.

V. Voy a proclamar el decreto del Señor;
él me ha dicho: «Tú eres mi Hijo:
yo te he engendrado hoy.
Pídemelo: te daré en herencia las naciones,
en posesión, los confines de la tierra:
los gobernarás con cetro de hierro,
los quebrarás como jarro de loza.»
R. Dichosos los que se refugian en ti, Señor.
Beáti omnes qui confídunt in te, Dómine.

Aleluya Col 3, 1
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. R.
Si consurrexístis cum Christo, quæ sursum sunt quaérite, ubi Christus est in déxtera Dei sedens.

EVANGELIO Jn 3, 1-8
El que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios
 Lectura del santo Evangelio según san Juan.
R. Gloria a ti, Señor.

Había un hombre del grupo de los fariseos llamado Nicodemo, jefe judío. Este fue a ver a Jesús de noche y le dijo:
«Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él».
Jesús le contestó:
«En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios».
Nicodemo le pregunta:
«¿Cómo puede nacer un hombre siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?».
Jesús le contestó:
«En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios, Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: “Tenéis que nacer de nuevo”; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Homilía en santa Marta 24-abril-2017.
Pidamos al Señor esta experiencia del Espíritu que va y viene y nos lleva adelante, del Espíritu que nos da la unción de la fe, la unción de las concreciones de la fe. El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabemos de dónde viene ni adónde va. Así es todo lo que ha nacido del Espíritu. En este mensaje se percibe un aire de libertad: oye la voz, sigue el viento, sigue la voz del Espíritu sin saber adónde acabará. Porque ha tomado una opción por la concreción de la fe y el renacer del Espíritu. Que el Señor nos dé a todos ese Espíritu pascual, de ir por las calles del Espíritu sin componendas, sin rigideces, con la libertad de anunciar a Jesucristo como Él vino: en la carne.

Oración de los fieles
Por Jesucristo, el Señor, hemos renacido del agua y del Espíritu. Presentemos confiados, por su mediación, nuestras súplicas al Padre.
Por la Iglesia, para que reciba la valentía del Espíritu y anuncie en todo el mundo la Palabra de la salvación. Roguemos al Señor.
Por los gobernantes, para que busquen siempre el bien de las naciones y de los pueblos. Roguemos al Señor.
Por los enfermos y por todos los que sufren, para que experimenten la bondad del Padre y la solidaridad de los hermanos. Roguemos al Señor.
Por nosotros, aquí reunidos, para que vivamos la vida nueva recibida en el bautismo. Roguemos al Señor.
Escúchanos, Padre todopoderoso, y aumenta en nosotros el espíritu filial. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, las ofrendas de tu Iglesia exultante, y a quien diste motivo de tanto gozo concédele disfrutar de la alegría eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Súscipe múnera, Dómine, quaesumus, exsultántis Ecclésiae, et cui causam tanti gáudii praestitísti, perpétuae fructum concéde laetítiae. Per Christum.

PREFACIO PASCUAL II
LA NUEVA VIDA EN CRISTO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor; pero más que nunca exaltarte en este tiempo glorioso en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Por él, los hijos de la luz amanecen a la vida eterna, y se abren a los fieles las puertas del reino de los cielos; porque en la muerte de Cristo nuestra muerte ha sido vencida, y en su gloriosa resurrección hemos resucitado todos.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria diciendo sin cesar:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre: Te quidem, Dómine, omni témpore confitéri, sed in hoc potíssimum gloriósius praedicáre, cum Pascha nostrum immolátus est Christus. Per quem in aetérnam vitam fílii lucis oriúntur, et regni caeléstis átria fidélibus reserántur.
Quia mors nostra est eius morte redémpta, et in eius resurrectióne vita ómnium resurréxit.
Quaprópter, profúsis paschálibus gáudiis, totus in orbe terrárum mundus exsúltat. Sed et supérnae virtútes atque angélicae potestátes hymnum glóriae tuae cóncinunt, sine fine dicéntes:
Santo, Santo, Santo...


Antífona de comunión Jn 20, 19
Jesús se puso en medio de sus discípulos y les dijo: «Paz a vosotros». Aleluya.
Stetit Iesus in médio discipulórum suórum, et dixit eis: Pax vobis, allelúia.

Oración después de la comunión
Mira, Señor, con bondad a tu pueblo, y, ya que has querido renovarlo con estos sacramentos de vida eterna, concédele llegar a la incorruptible resurrección de la carne que habrá de ser glorificada. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Pópulum tuum, quaesumus, Dómine, intuére benígnus, et, quem aetérnis dignátus es renováre mystériis, ad incorruptíbilem glorificándae carnis resurrectiónem perveníre concéde. Per Christum.

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