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jueves, 6 de agosto de 2020

Jueves 10 septiembre 2020, Lecturas Jueves XXIII semana del Tiempo Ordinario, año par.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Jueves de la XXIII semana del Tiempo Ordinario, año par (Lec. III-par).

PRIMERA LECTURA 1 Cor 8, 1b-7. 11-13
Turbando la conciencia insegura de los hermanos, pecáis contra Cristo

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

Hermanos:
El conocimiento engríe, mientras que el amor edifica. Si alguno cree conocer algo, eso significa que aún no conoce
como es debido. Si alguno ama a Dios, ese tal es conocido por él.
Sobre el hecho de comer lo sacrificado a los ídolos, sabemos que en el mundo un ídolo no es nada y que no hay más Dios que uno; pues aunque están los que son dioses en el cielo y en la tierra, de manera que resultan numerosos los dioses y numerosos los señores, para nosotros no hay más que un Dios, el Padre, de quien procede todo y para el cual somos nosotros, y un solo Señor, Jesucristo, por quien existe todo y nosotros por medio de él.
Sin embargo, no todos tienen este conocimiento: algunos, acostumbrados a la idolatría hasta hace poco, comen pensando que la carne está consagrada al ídolo, y como su conciencia está insegura, se mancha.
Así por tu conocimiento se pierde el inseguro, un hermano por quien Cristo murió. Al pecar de esa manera contra los hermanos, turbando su conciencia insegura, pecáis Contra Cristo, Por eso, si por una cuestión de alimentos peligra un hermano mío, nunca volveré a comer carne, para no Ponerlo en peligro.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 138, 1-3. 13-14ab. 23-24
R.
Guíame, Señor, por el camino eterno.
Deduc me, Dómine, in via æterna.

V. Señor, tú me sondeas y me conoces.
Me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.
R. Guíame, Señor, por el camino eterno.
Deduc me, Dómine, in via æterna.

V. Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias, porque me has plasmado portentosamente,
porque son admirables tus obras.
R. Guíame, Señor, por el camino eterno.
Deduc me, Dómine, in via æterna.

V. Sondéame, oh, Dios, y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.
R. Guíame, Señor, por el camino eterno.
Deduc me, Dómine, in via æterna.

Aleluya 1Jn 4, 12
R.
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. R.
Si diligámus ínvicem, Deus in nobis manet, et cáritas eius in nobis perfecta est.

EVANGELIO Lc 6, 27-38
Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«A vosotros los que me escucháis os digo: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian.
Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien solo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo.
Y si prestáis a aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.
Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos.
Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Ángelus 24-febrero-2019
Debemos perdonar porque Dios nos ha perdonado y él siempre nos perdona. Si no perdonamos completamente, no podemos pretender ser completamente perdonados. En cambio, si nuestros corazones se abren a la misericordia, si el perdón se sella con un abrazo fraternal y los lazos de comunión se fortalecen, proclamamos ante el mundo que es posible vencer el mal con el bien. A veces es más fácil para nosotros recordar las injusticias que hemos sufrido y el mal que nos han hecho y no las cosas buenas; hasta el punto de que hay personas que tienen este hábito y se convierte en una enfermedad. Son "coleccionistas de injusticias": solo recuerdan las cosas malas que les han hecho. Y este no es el camino. Tenemos que hacer lo contrario, dice Jesús. Recordar las cosas buenas, y cuando alguien viene con una habladuría y habla mal de otro, decir: "Sí, quizás... pero tiene esto de bueno...". Invertir el discurso. Esta es la revolución de la misericordia.

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