LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Viernes de la XVI semana del Tiempo Ordinario, año par (Lec. III-par).
PRIMERA LECTURA Jer 3, 14-17
Os daré pastores, según mi corazón; y todas las naciones se incorporarán a Jerusalén
Lectura del libro de Jeremías.
Volved, hijos apóstatas —oráculo del Señor—, que yo soy vuestro dueño. Os iré reuniendo a uno de cada ciudad, a dos de cada tribu, y os traeré a Sion. Os daré pastores, según mi corazón, que os apacienten con ciencia y experiencia.
Os multiplicaréis y creceréis en el país. Y en aquellos días —oráculo del Señor— ya no se hablará del Arca de la Alianza del Señor: no se recordará ni se mencionará; nadie la echará de menos, ni se volverá a construir otra. En aquel tiempo llamarán a Jerusalén «Trono del Señor».
Todas las naciones se incorporarán a ella en el nombre de «El Señor que está en Jerusalén», y ya no se dejarán guiar por su corazón perverso y obstinado.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Jer 31, 10. 11-12ab. 13 (R.: cf. 10d)
R. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum.
V. Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño».
R. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum.
V. «Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte».
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sion,
afluirán hacia los bienes del Señor.
R. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum.
V. Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas.
R. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum.
Aleluya Cf. 8, 15
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios con un corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia. R.
Beáti qui in corde bono et óptimo verbum Dei rétinent, et fructum áfferunt in patiéntia.
EVANGELIO Mt 13, 18-23
El que escucha la palabra y la entiende, ése dará fruto
╬ Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros, pues, oíd lo que significa la parábola del sembrador: si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe.
Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
PRIMERA LECTURA Jer 3, 14-17
Os daré pastores, según mi corazón; y todas las naciones se incorporarán a Jerusalén
Lectura del libro de Jeremías.
Volved, hijos apóstatas —oráculo del Señor—, que yo soy vuestro dueño. Os iré reuniendo a uno de cada ciudad, a dos de cada tribu, y os traeré a Sion. Os daré pastores, según mi corazón, que os apacienten con ciencia y experiencia.
Os multiplicaréis y creceréis en el país. Y en aquellos días —oráculo del Señor— ya no se hablará del Arca de la Alianza del Señor: no se recordará ni se mencionará; nadie la echará de menos, ni se volverá a construir otra. En aquel tiempo llamarán a Jerusalén «Trono del Señor».
Todas las naciones se incorporarán a ella en el nombre de «El Señor que está en Jerusalén», y ya no se dejarán guiar por su corazón perverso y obstinado.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial Jer 31, 10. 11-12ab. 13 (R.: cf. 10d)
R. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum.
V. Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño».
R. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum.
V. «Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte».
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sion,
afluirán hacia los bienes del Señor.
R. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum.
V. Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas.
R. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum.
Aleluya Cf. 8, 15
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios con un corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia. R.
Beáti qui in corde bono et óptimo verbum Dei rétinent, et fructum áfferunt in patiéntia.
EVANGELIO Mt 13, 18-23
El que escucha la palabra y la entiende, ése dará fruto
╬ Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros, pues, oíd lo que significa la parábola del sembrador: si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe.
Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
San Jerónimo (Catena aurea, ad loc.)
Y es de notar, que así como en la tierra mala hubo tres clases (a saber, la que estaba junto al camino, la pedregosa y la llena de espinas), así también hay tres clases de tierra buena: la que produce ciento, la que produce sesenta y la que produce treinta. Y tanto en ésta como en aquélla, la sustancia es la misma y sólo varía la voluntad, y quien recibe la semilla, tanto en los incrédulos como en los que creen, es siempre el corazón; y por eso en la primera parte de esta parábola se dice: "Viene el malo, y arrebata la que ha sido sembrada en su corazón"; y en la segunda y tercera: "Este es el que oye la palabra". También en la cuestión de la tierra buena se dice lo mismo: "Este es el que oye la palabra". De suerte que primeramente debemos oír, en seguida entender y después de entender, dar frutos de enseñanza y producir ese fruto, o como ciento, o como sesenta, o como treinta.
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