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viernes, 19 de junio de 2020

Viernes 24 julio 2020, Lecturas Viernes XVI semana del Tiempo Ordinario, año par.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Viernes de la XVI semana del Tiempo Ordinario, año par (Lec. III-par).

PRIMERA LECTURA Jer 3, 14-17
Os daré pastores, según mi corazón; y todas las naciones se incorporarán a Jerusalén

Lectura del libro de Jeremías.

Volved, hijos apóstatas —oráculo del Señor—, que yo soy vuestro dueño. Os iré reuniendo a uno de cada ciudad, a dos de cada tribu, y os traeré a Sion. Os daré pastores, según mi corazón, que os apacienten con ciencia y experiencia.
Os multiplicaréis y creceréis en el país. Y en aquellos días —oráculo del Señor— ya no se hablará del Arca de la Alianza del Señor: no se recordará ni se mencionará; nadie la echará de menos, ni se volverá a construir otra. En aquel tiempo llamarán a Jerusalén «Trono del Señor».
Todas las naciones se incorporarán a ella en el nombre de «El Señor que está en Jerusalén», y ya no se dejarán guiar por su corazón perverso y obstinado.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Jer 31, 10. 11-12ab. 13 (R.: cf. 10d)
R.
El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum.

V. Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño».
R. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum.

V. «Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte».
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sion,
afluirán hacia los bienes del Señor.
R. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum.

V. Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas.
R. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.
Dóminus custódiet nos sicut pastor gregem suum.

Aleluya Cf. 8, 15
R.
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios con un corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia. R.
Beáti qui in corde bono et óptimo verbum Dei rétinent, et fructum áfferunt in patiéntia.

EVANGELIO Mt 13, 18-23
El que escucha la palabra y la entiende, ése dará fruto
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros, pues, oíd lo que significa la parábola del sembrador: si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe.
Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

San Jerónimo (Catena aurea, ad loc.)
Y es de notar, que así como en la tierra mala hubo tres clases (a saber, la que estaba junto al camino, la pedregosa y la llena de espinas), así también hay tres clases de tierra buena: la que produce ciento, la que produce sesenta y la que produce treinta. Y tanto en ésta como en aquélla, la sustancia es la misma y sólo varía la voluntad, y quien recibe la semilla, tanto en los incrédulos como en los que creen, es siempre el corazón; y por eso en la primera parte de esta parábola se dice: "Viene el malo, y arrebata la que ha sido sembrada en su corazón"; y en la segunda y tercera: "Este es el que oye la palabra". También en la cuestión de la tierra buena se dice lo mismo: "Este es el que oye la palabra". De suerte que primeramente debemos oír, en seguida entender y después de entender, dar frutos de enseñanza y producir ese fruto, o como ciento, o como sesenta, o como treinta.

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