Capítulo VI. TEXTOS DIVERSOS PARA LA CELEBRACIÓN DE LA INICIACIÓN DE LOS ADULTOS.
PARA EL RITO DE ENTRADA EN EL CATECUMENADO
370. Al n. 76: Fórmulas de monición antes de la primera adhesión del candidato que se hace catecúmeno:
1
Celebrante:
Dios nos creó a nosotros los hombres y al mundo y en él se mueven todos los vivientes. Él ilumina nuestras mentes para que le conozcamos y le demos culto. Él nos envió a su testigo fiel, Jesucristo,
para que nos anunciara a nosotros lo que él vio, celeste y terrestre.
Para vosotros, que os alegráis de la venida de Cristo, ha llegado el tiempo de escucharle, para que le conozcáis con nosotros, para que améis a vuestro prójimo, y así obtengáis la vida celeste.
¿Estáis dispuestos para abrazar esta vida con la ayuda de Dios?
Candidatos:
Sí, estoy dispuesto.
2
Celebrante:
Ésta es la vida eterna, que conozcáis al Dios verdadero y a su enviado fesucristo. Porque é1, resucitado de entre los muertos, ha sido constituido rey de la vida y Señor del universo visible e invisible.
Por tanto, si deseáis haceros discípulos suyos y miembros de la Iglesia, es necesario que seáis introducidos en la verdad integral, que nos reveló, para que tengáis los mismos sentimientos de Cristo Jesús, y procuréis conformar vuestro proceder a los preceptos evangélicos, y así améis a Dios nuestro Señor y al prójimo, como Cristo nos mandó y nos dio ejemplo.
¿Dais vuestro asentimiento, cada uno de vosotros, a todo esto?
Candidatos:
Sí, doy mi asentimiento.
371. Al n. 80: Otra fórmula de renuncia a los cultos paganos:
Celebrante:
Queridos candidatos, habéis decidido dar culto al Dios verdadero, que os ha llamado y os ha traído hasta aquí, y queréis servirle a él solo y a su Hijo Jesucristo. Ahora, pues, en presencia de toda la asamblea, renunciad a los ritos y cultos con los que no se da culto al Dios verdadero. No le abandonéis a él ni a su Hijo Jesucristo, para servir de nuevo a otros dueños.
Candidatos:
¡Lejos de nosotros el servir a otros señores fuera del Dios verdadero!
Celebrante:
No abandonéis a Cristo Jesús, Señor de los vivos y de los muertos, que impera sobre todos los espíritus y sobre los demonios, para venerar de nuevo a N. (aquí se nombran a las deidades, veneradas con ritos falsos, v. gr.: fetiches).
Candidatos:
¡Lejos de nosotros!
Celebrante:
No abandonéis a Cristo Jesús, el único que puede proteger a los hombres, para volver a procuraros (o bien: a llevar, a emplear) N. (aquí se nombran los objetos que se utilizan supersticiosamente, v. gr.: los amuletos).
Candidatos:
¡Lejos de nosotros!
Celebrante:
No abandonéis a Cristo Jesús, que es la verdad única, para acudir de nuevo a los hechiceros, adivinos y magos.
Candidatos:
¡Lejos de nosotros!
Esta fórmula se puede acomodar según las circunstancias.
372. Al n. 92: Lecturas bíblicas
Para la entrada en el catecumenado
(Leccionario V, pág. 51-53)
Pueden escogerse otros textos adecuados.
Sal de tu tierra hacia la tierra que te mostraré
Lectura del libro del Génesis 12, 1-4a
EN aquellos días, el Señor dijo a Abrán:
«Sal de tu tierra, de tu patria, y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré.
Haré de ti una gran nación, te bendeciré, haré famoso tu nombre y serás una bendición.
Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan, y en ti serán benditas todas las familias de la tierra».
Abrán marchó, como le había dicho el Señor.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 32, 4-5. 12-13. 18-19. 20 y 22 (R.:12b; 22)
R. Dichoso el pueblo que el Señor escogió como heredad.
O bien:
R. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
V. La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
el ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R.
V. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que el se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R.
V. Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R.
V. Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R.
Versículo antes del Evangelio Jn 1, 41. 17b
Hemos encontrado al Mesías, que es Cristo; la gracia y la verdad nos han llegado por medio de él.
EVANGELIO Jn 1, 35-42
Éste es el Cordero de Dios. Hemos encontrado al Mesías
+ Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 35-42
En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice:
«Este es el Cordero de Dios».
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:
«¿Que buscáis?».
Ellos le contestaron:
«Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?».
El les dijo:
«Venid y veréis».
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con el aquel día; era como la hora décima.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice:
«Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)».
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo:
«Tu eres Simón, el hijo de Juan; tu te llamarás Cefas (que se traduce: Pedro)».
Palabra del Señor.
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