MISAS DE DIFUNTOS
1. EN LAS EXEQUIAS
PRIMERA LECTURA
DEL NUEVO TESTAMENTO
PARA EL TIEMPO PASCUAL
1
Leccionario V, pag. 478.
I (forma larga) Hch 10, 34-43
Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
«Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace acepción de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los hijos de Israel, anunciando la Buena Nueva de la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos.
Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. A este lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a los testigos designados por Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos.
Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De él dan testimonio todos los profetas que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados».
Palabra de Dios.
Leccionario V, pag. 479.
I (forma larga) Hch 10, 34-36. 42-43
Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
«Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace acepción de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los hijos de Israel, anunciando la Buena Nueva de la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos.
Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De él dan testimonio todos los profetas que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados».
Palabra de Dios.
2
Leccionario V, pág. 479
II Ap 14, 13
Bienaventurados los muertos, los que mueren en el Señor
Lectura del libro del Apocalipsis.
Yo, Juan, oí una voz del cielo, que decía:
«Escribe: ¡Bienaventurados los muertos, los que mueren en el Señor!
Si -dice el Espíritu-, que descansen de sus fatigas, porque sus obras los acompañan».
Palabra de Dios.
3
Leccionario V, pág. 480.
III Ap 20, 11- 21, 1
Los muertos fueron juzgados según sus obras
Lectura del libro del Apocalipsis.
Yo, Juan, vi un trono blanco y grande, y al que estaba sentado en él. De su presencia huyeron cielo y tierra, y no dejaron rastro.
Vi a los muertos, pequeños y grandes, de pie ante el trono. Se abrieron los libros y se abrió otro libro, el de la vida. Los muertos fueron juzgados según sus obras, escritas en los libros.
El mar devolvió a sus muertos, Muerte y Abismo devolvieron a sus muertos, y todos fueron juzgados según sus obras.
Después, Muerte y Abismo fueron arrojados al lago de fuego -el lago de fuego es la muerte segunda-. Y si alguien no estaba escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.
Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, pues el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe.
Palabra de Dios.
4
Leccionario V, pág. 481.
IV Ap 21, 1-5a. 6b-7
Ya no habrá muerte
Lectura del libro del Apocalipsis.
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, pues el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe.
Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, preparada como una esposa que se ha adornado para su esposo.
Y oí una gran voz desde el trono que decía:
«He aquí la morada de Dios entre los hombres, y morará entre ellos, y ellos serán su pueblo, y el "Dios con ellos" será su Dios».
Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni duelo, ni llanto ni dolor, porque lo primero ha desaparecido.
Y dijo el que está sentado en el trono:
«Mira, hago nuevas todas las cosas. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tenga sed yo le daré de la fuente del agua de la vida gratuitamente. El vencedor heredará esto: yo seré Dios para él, y él será para mi hijo».
Palabra de Dios.
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