EN LA CELEBRACIÓN DEL BAUTISMO DE LOS NIÑOS
SALMO RESPONSORIAL (Leccionario V, págs. 108-1109)
I Sal 22, 1b-3. 4. 5. 6 (R.: 1b)
Este salmo, que canta una serena confianza, nos brinda imágenes elementales (verdor, agua, camino) que hacen referencia a una aplicación directa al rito bautismal. Importa señalar la íntima correlación entre los tres sacramentos de la iniciación cristiana: las "fuentes tranquilas" del Bautismo, "el reparar las fuerzas" en la Confirmación, la "mesa y la copa" de la Eucaristía, que guían aI cristiano hacia la "casa del Señor, por años sin término".
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V. El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por sendero justo,
por el honor de su nombre. R.
V. Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R.
V. Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R.
V. Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R.
II Sal 26, 1bcde. 4. 8c-9abcd. 13-14 (R.: 1b; Ef 5,14)
195.
La confianza domina enteramente el espíritu de este salmo. Dios protege en su templo al que se entra por el Bautismo. Es necesario buscar siempre el rostro y la presencia de Dios. Toda la vida del cristiano bautizado debe tener una tónica de esperanza, que mira hacia la consumación a través de la Iglesia terrestre, que es imagen y preparación de la Iglesia celeste.
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
O bien:
R. Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo te iluminará.
V. El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R.
V. Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor
contemplando su templo. R.
V. Tu rostro buscaré, Señor.
No me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches. R.
V. Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R.
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
III Sal 33, 2-3. 6-7. 8-9. 14-15. 16-17. 18-19 (R.: 6a; 9a)
196.
Este salmo comienza con un acto de alabanza, contemplando a Dios en gloria y claridad. Esta contemplación es sabrosa y es bienaventuranza. El cristiano bautizado debe ser fiel a Dios, observar sus mandamientos, así experimentará la cercanía de Dios.
R. Contempladlo y quedaréis radiantes.
o bien:
R. Gustad y ved qué bueno es el Señor.
V. Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.
V. Contempladlo y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
El afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R.
V. El ángel del Señor acampa en torno a quienes lo temen
y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R.
V. Guarda tu lengua del mal,
tus labios de la falsedad;
apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella. R.
V. Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria. R.
V. Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos. R.
197.
ALELUYA Y VERSÍCULOS ANTES DEL EVANGELIO (Leccionario V, págs. 111-112)
I Jn 3, 16
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Tanto amó Dios al mundo,
que le entregó a su Unigénito;
Todos el que cree en él tiene vida eterna. R.
II Jn 8, 12b
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Yo soy la luz del mundo -dice el Señor-;
el que me sigue tendrá la luz de la vida. R.
III Jn 14, 6bc
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Yo soy el camino, la verdad y la vida -dice el Señor.-;
nadie va al Padre, sino por mí. R.
IV Ef 4, 5-6a
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Un Señor, una fe, un bautismo.
Un Dios, Padre de todos. R.
V Cf. 2 Tim 1, 10
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte,
e hizo brillar la vida por medio del Evangelio. R.
VI 1 Pe 2, 9
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Vosotros sois un linaje elegido, un sacerdocio real,
una nación santa;
aninciad las proezas del que os llamó de las tinieblas
a su luz maravillosa. R.
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