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viernes, 15 de octubre de 2021

Viernes 19 noviembre 2021, Lecturas Viernes XXXIII semana del Tiempo Ordinario, año impar.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Viernes de la XXXIII semana del Tiempo Ordinario, año impar (Lec. III-impar).

PRIMERA LECTURA 1 Mac 4, 36-37. 52-59
Celebraron la consagración, ofreciendo con alegría holocaustos

Lectura del primer libro de los Macabeos.

En aquellos días, Judas y sus hermanos propusieron:
«Nuestros enemigos están vencidos; subamos, pues, a purificar el santuario y a restaurarlo».
Se reunió todo el ejército y subieron al monte Sion.
El año ciento cuarenta y ocho, el día veinticinco del mes noveno (es decir, casleu), todos madrugaron para ofrecer un sacrificio, según la ley, en el nuevo altar de los holocaustos que habían reconstruido. Precisamente en el aniversario del día en que lo habían profanado los gentiles, lo volvieron a consagrar, cantando himnos y tocando cítaras, laúdes y timbales. Todo el pueblo se postró en tierra adorando y alabando al Cielo, que les había dado el triunfo.
Durante ocho días celebraron la consagración, ofreciendo con alegría holocaustos y sacrificios de comunión y de alabanza. Decoraron la fachada del santuario con coronas de oro y escudos. Restauraron también el portal y las dependencias, poniéndoles puertas. El pueblo celebró una gran fiesta, que invalidó la profanación de los gentiles.
Judas, con sus hermanos y toda la asamblea de Israel, determinó que se conmemorara anualmente la nueva consagración del altar con solemnes festejos, durante ocho días a partir del veinticinco del mes de casleu.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial 1Cro 29, 10. 11abc. 11d-12a. 12Bcd (R.: 13b)
R.
Alabamos tu nombre glorioso, Señor.
Laudámus nomen tuum ínclitum, Dómine.

V. Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos.
R. Alabamos tu nombre glorioso, Señor.
Laudámus nomen tuum ínclitum, Dómine.

V. Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra.
R. Alabamos tu nombre glorioso, Señor.
Laudámus nomen tuum ínclitum, Dómine.

V. Tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria.
R. Alabamos tu nombre glorioso, Señor.
Laudámus nomen tuum ínclitum, Dómine.

V. Tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos.
R. Alabamos tu nombre glorioso, Señor.
Laudámus nomen tuum ínclitum, Dómine.

Aleluya Jn 10, 27
R.
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Mis ovejas escuchan mi voz -dice el Señor-, y yo las conozco, y ellas me siguen. R.
Oves meæ vocem meam áudiunt, dicit Dóminus; et ego cognósco eas, et sequúntur me.

EVANGELIO Lc 19, 45-48
Habéis hecho de la casa de Dios una “cueva de bandidos”
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles:
«Escrito está: “Mi casa será casa de oración”; pero vosotros la habéis hecho una “cueva de bandidos”».
Todos los días enseñaba en el templo.
Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Homilía en santa Marta 24-noviembre-2017
El templo de Dios más importante es nuestro corazón, porque dentro de nosotros habita el Espíritu Santo. ¿Y qué sucede en mi corazón? ¿He aprendido a vigilar dentro de mí, para que el templo de mi corazón sea solo para el Espíritu Santo? ¡Purificar el templo, el templo interior y vigilar! Estate atento: ¿qué pasa en tu corazón? ¿Quién viene, quién va? ¿Cuáles son tus sentimientos, tus ideas? ¿Hablas con el Espíritu Santo? ¿Escuchas al Espíritu Santo? Vigilar: estar atentos a lo que pasa en nuestro templo, dentro de nosotros.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario IV


Nos hemos reunido aquí, hermanos, para conmemorar el misterio de nuestra redención; roguemos, por lo tanto, a Dios todopoderoso, para que todo el mundo se llene de bendiciones y de vida.
- Por todos los consagrados a Dios, para que con su ayuda puedan cumplir fielmente su propósito. Roguemos al Señor.
- Por la paz de los pueblos, para que, sin ninguna perturbación, puedan servirle en libertad de espíritu. Roguemos al Señor.
- Por los ancianos que viven en soledad o enfermedad, para que sean confortados por nuestra fraternal caridad. Roguemos al Señor.
- Por nuestros hermanos difuntos, para que por la misericordia de Dios alcancen la gloria eterna. Roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí congregados, para que sepamos usar de tal modo los bienes presentes, con los que Dios no deja de favorecernos, que merezcamos alcanzar los eternos. Roguemos al Señor.
Sé propicio, Señor, con tu pueblo suplicante, para que reciba con prontitud lo que te pide bajo tu inspiración. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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