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viernes, 20 de agosto de 2021

Viernes 24 septiembre 2021, Lecturas Viernes XXV semana del Tiempo Ordinario, año impar.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Viernes de la XXV semana del Tiempo Ordinario, año impar (Lec. III-impar).

PRIMERA LECTURA Ag 1, l5b-2, 9
Dentro de poco llenaré este templo de gloria
Lectura del libro del profeta Ageo.

El año segundo del rey Darío, el día veintiuno del mes séptimo, llegó la palabra del Señor por medio del profeta Ageo:
«Di a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, a Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, y al resto de la gente:
¿Quién de entre vosotros queda de los que vieron este tempio en su primitivo esplendor? Y el que veis ahora, ¿no os parece que no vale nada?
Ánimo, pues, Zorobabel
—oráculo del Señor—;
ánimo también tú, Josué,
hijo de Josadac, sumo sacerdote.
¡Ánimo gentes todas!
—oráculo del Señor—.
¡Adelante, que estoy con vosotros!
—oráculo del Señor del universo—.
Ahí está mi palabra,
la que os di al sacaros de Egipto;
y mi espíritu está en medio de vosotros. ¡No temáis! Pues esto dice el Señor del universo:
Dentro de poco haré temblar cielos y tierra, mares y tierra firme. Haré temblar a todos los pueblos, que vendrán con todas sus riquezas y llenaré este templo de gloria, dice el Señor del universo.
Míos son la plata y el oro —oráculo del Señor del universo—. Mayor será la gloria de este segundo templo que la del primero, dice el Señor del universo.
Y derramaré paz y prosperidad en este lugar, oráculo del Señor del universo”».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 42, 1. 2. 3. 4 (R.: cf. 5bc)
R. Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío».
Spera in Deo; confitébor illi,
salutáre vultus mei et Deus meus.

V. Hazme justicia, oh Dios,
defiende mi causa
contra gente sin piedad,
sálvame del hombre traidor y malvado.
R. Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío».
Spera in Deo; confitébor illi,
salutáre vultus mei et Deus meus.

V. Tú eres mi Dios y protector,
¿por qué me rechazas?,
¿por qué voy andando sombrío,
hostigado por mi enemigo?
R. Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío».
Spera in Deo; confitébor illi,
salutáre vultus mei et Deus meus.

V. Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.
R. Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío».
Spera in Deo; confitébor illi,
salutáre vultus mei et Deus meus.

V. Me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
y te daré gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío.
R. Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío».
Spera in Deo; confitébor illi,
salutáre vultus mei et Deus meus.

Aleluya Mc 10, 45
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. El Hijo del hombre ha venido para servir y dar su vida en rescate por muchos. R.
Fílius hóminis venit ut ministráret, et daret ánimam suam redemptiónem pro multis.

EVANGELIO Lc 9, 18-22
Tú eres el Mesías de Dios. El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho
 Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.

Una vez que Jesús estaba orando solo, lo acompañaban sus discípulos y les preguntó:
«¿Quién dice la gente que soy yo?».
Ellos contestaron:
«Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros dicen que ha resucitado uno de los antiguos profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Pedro respondió:
«El Mesías de Dios».
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie, porque decía:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Ángelus 19-junio-2016
¿Quién es Jesús para cada uno de nosotros? Estamos llamados a hacer de la respuesta de Pedro nuestra respuesta, profesando con gozo que Jesús es el Hijo de Dios, la Palabra eterna del Padre que se ha hecho hombre para redimir a la humanidad, derramando en ella la abundancia de la misericordia divina. El mundo tiene hoy más que nunca necesidad de Cristo, de su salvación, de su amor misericordioso. Muchas personas perciben un vacío a su alrededor y dentro de sí –quizá, algunas veces, también nosotros–; otros viven en la inquietud y la incertidumbre a causa de la precariedad y los conflictos. Todos tenemos necesidad de respuestas adecuadas a nuestras preguntas, a nuestros interrogantes concretos. En Cristo, sólo en Él, es posible encontrar la paz verdadera y el cumplimiento de toda aspiración humana. Jesús conoce el corazón del hombre como ninguno. Por esto lo puede sanar, dándole vida y consuelo.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario IV
Nos hemos reunido aquí, hermanos, para conmemorar el misterio de nuestra redención; roguemos, por lo tanto, a Dios todopoderoso, para que todo el mundo se llene de bendiciones y de vida.
- Por todos los consagrados a Dios, para que con su ayuda puedan cumplir fielmente su propósito. Roguemos al Señor.
- Por la paz de los pueblos, para que, sin ninguna perturbación, puedan servirle en libertad de espíritu. Roguemos al Señor.
- Por los ancianos que viven en soledad o enfermedad, para que sean confortados por nuestra fraternal caridad. Roguemos al Señor
- Por nosotros, aquí congregados, para que sepamos usar de tal modo los bienes presentes, con los que Dios no deja de favorecernos, que merezcamos alcanzar los eternos. Roguemos al Señor.
Sé propicio, Señor, con tu pueblo suplicante, para que reciba con prontitud lo que te pide bajo tu inspiración. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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