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viernes, 13 de agosto de 2021

Viernes 17 septiembre 2021, Lecturas Viernes XXIV semana del Tiempo Ordinario, año impar.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Viernes de la XXIV semana del Tiempo Ordinario, año impar (Lec. III-impar).

PRIMERA LECTURA 1 Tim 6, 2c-12
Tú, en cambio, hombre de Dios, busca la justicia
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo.

Querido hermano:
Esto es lo que tienes que enseñar y recomendar.
Si alguno enseña otra doctrina y no se aviene a las palabras sanas de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que es conforme a la piedad, es un orgulloso y un ignorante, que padece la enfermedad de plantear cuestiones y discusiones sobre palabras; de ahí salen envidias, polémicas, blasfemias, malévolas suspicacias, altercados interminables de hombres corrompidos en la mente y privados de la verdad, que piensan que la piedad es un medio de lucro.
La piedad es ciertamente una gran ganancia para quien se contenta con lo suficiente. Pues nada hemos traído al mundo, como tampoco podemos llevarnos nada de él. Teniendo alimentos y con qué cubrirnos, contentémonos con esto.
Los que quieren enriquecerse sucumben a la tentación, se enredan en un lazo y son presa de muchos deseos absurdos y nocivos, que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque el amor al dinero es la raíz de todos los males, y algunos, arrastrados por él, se han apartado de la fe y se han acarreado muchos sufrimientos.
Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de estas cosas. Busca la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Combate el buen combate de la fe, conquista la vida eterna, a la que fuiste llamado y que tú profesaste noblemente delante de muchos testigos.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 48, 6-7. 8-10. 17-18. 19-20 (R.: Mt 55, 3)
R. Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

V. ¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse
ni dar a Dios un rescate?
R. Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

V. Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa.
R. Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

V. No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.
R. Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

V. Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con la generación de sus padres,
que no verán nunca la luz.
R. Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Beáti páuperes spíritu, quóniam ipsórum est regnum caelórum.

Aleluya Cf. Mt 11, 25
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Bendito eres, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños. R.
Benedíctus es, Pater, Dómine caeli et terrae, quia mystéria regni párvulis revelásti.

EVANGELIO Lc 8, 1-3
Las mujeres iban con ellos, y les servían con sus bienes
 Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, proclamando y anunciando la Buena Noticia del reino de Dios, acompañado por los Doce, y por algunas mujeres, que habían sido curadas de espíritus malos y de enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes; Susana y otras muchas que les servían con sus bienes.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

San Juan Pablo II, "Christifideles laici" 49.
Como en los orígenes, así también en su desarrollo sucesivo la Iglesia siempre ha conocido -si bien en modos diversos y con distintos acentos- mujeres que han desempeñado un papel quizá decisivo y que han ejercido funciones de considerable valor para la misma Iglesia. Es una historia de inmensa laboriosidad, humilde y escondida la mayor parte de las veces, pero no por eso menos decisiva para el crecimiento y para la santidad de la Iglesia. Es necesario que esta historia se continúe, es más que se amplíe e intensifique ante la acrecentada y universal conciencia de la dignidad personal de la mujer y de su vocación, y ante la urgencia de una "nueva evangelización" y de una mayor "humanización" de las relaciones sociales.

Oración de los fieles.
Ferias del Tiempo Ordinario XXII.

Oremos a Dios Padre.
- Por la Iglesia universal, por nuestra diócesis. Roguemos al Señor.
- Por todas las naciones del mundo, por nuestra patria. Roguemos al Señor
- Por los que sufren los horrores de la guerra. Roguemos al Señor.
- Por nuestra comunidad (parroquia), por nosotros, aquí reunidos. Roguemos al Señor.
Que tu misericordia, Señor, nos conceda lo que no podemos esperar de nuestros méritos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

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