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sábado, 7 de agosto de 2021

Sábado 11 septiembre 2021, Lecturas Sábado XXIII semana del Tiempo Ordinario, año impar.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Sábado de la XXIII semana del Tiempo Ordinario, año impar (Lec. III-impar).

PRIMERA LECTURA 1 Tim 1, 15-17
Vino al mundo para salvar a los pecadores

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo.

Querido hermano:
Es palabra digna de crédito y merecedora de total aceptación que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero; pero por esto precisamente se compadeció de mí: para que yo fuese el primero en el que Cristo Jesús mostrase toda su paciencia y para que me convirtiera en un modelo de los que han de creer en él y tener vida eterna.
Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 112, 1b-2. 3-4. 5a y 6-7 (R.: cf. 2)
R.
 Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
Sit nomen Dómini benedíctum in sæcula.

V. Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre.
R. Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
Sit nomen Dómini benedíctum in sæcula.

V. De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos. 
R. Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
Sit nomen Dómini benedíctum in sæcula.

V. ¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se baja para mirar
al cielo y a la tierra?
R. Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
Sit nomen Dómini benedíctum in sæcula.

V. Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre. 
R. Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
Sit nomen Dómini benedíctum in sæcula.

Aleluya Jn 14, 23
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. El que me ama guardará mi palabra -dice el Señor-, y mi Padre lo amará, y vendremos a él. R.
Si quis díligit me, sermónem meum servábit, et Pater meus díliget eum; et ad eum veniémus, et mansiónem apud eum faciémus.

EVANGELIO Lc 6, 43-49
¿Por qué me llamáis «Señor, Señor», y no hacéis lo que digo?
 Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:
«No hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.
El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca.
¿Por qué me llamáis Señor, Señor , y no hacéis lo que digo? Todo el que viene a mí, escucha mis palabras y las pone en práctica, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificó una casa: cayó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo derribarla, porque estaba sólidamente construida.
El que escucha y no pone en práctica se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y enseguida se derrumbó desplomándose, y fue grande la ruina de aquella casa».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

San Beda, In Lucae Evangelium expositio, 2, 6.
El tesoro del corazón es lo mismo que la raíz del árbol. La persona que tiene un tesoro de paciencia y de perfecta caridad en su corazón produce excelentes frutos: ama a su prójimo y reúne las otras cualidades que enseña Jesús; ama a los enemigos, hace el bien a quien le odia, bendice a quien le maldice, reza por el que le calumnia, no se rebela contra quien le golpea o le despoja, da siempre cuando le piden, no reclama lo que le quitaron, desea no juzgar y no condenar, corrige con paciencia y con cariño a los que yerran. Pero la persona que tiene en su corazón un tesoro de maldad hace exactamente lo contrario: odia a sus amigos, habla mal de quien le quiere, y todas las demás cosas condenadas por el Señor.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario XVII

Oremos al Señor nuestro Dios.
- Para que la Iglesia sepa anunciar a Cristo. Roguemos al Señor.
- Para que los políticos acierten en la solución de los graves problemas. Roguemos al Señor.
- Para que crezca entre todos los ciudadanos el sentido de la solidaridad. Roguemos al Señor.
- Para que sepamos dar un buen testimonio cristiano. Roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor, y concédenos lo que te pedimos. Por Jesucristo nuestro Señor.

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