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jueves, 19 de agosto de 2021

Jueves 23 septiembre 2021, Lecturas Jueves XXV semana del Tiempo Ordinario, año impar.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Jueves de la XXV semana del Tiempo Ordinario, año impar (Lec. III-impar).

PRIMERA LECTURA Ag 1, 1-8
Construid el templo, y me complaceré en él
Comienzo de la profecía de Ageo.

EL año segundo del rey Darío, el día primero del mes sexto, la palabra del Señor fue dirigida a Zorobabel, hijo de Sealtiel,
gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, por medio del profeta Ageo:
«Esto dice el Señor del universo: Este pueblo anda diciendo:
“No es momento de ponerse a construir la casa del Señor”».
La palabra del Señor vino por medio del profeta Ageo:
«¿Y es momento de vivir en casas lujosas mientras que el templo es una ruina?
Ahora pues, esto dice el Señor del universo:
Pensad bien en vuestra situación.
Sembrasteis mucho y recogisteis poco;
coméis y no os llenáis;
bebéis y seguís con sed;
os vestís y no entráis en calor;
el trabajador guarda su salario en saco roto.
Esto dice el Señor del universo:
Pensad bien en vuestra situación.
Subid al monte,
traed madera,
construid el templo.
Me complaceré en él
y seré glorificado,
dice el Señor».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 149, 1-2. 3-4. 5-6a y 9b (R.: 4a)
R. El Señor ama a su pueblo.
Beneplácitum est Dómino in pópulo suo.
O bien: Aleluya.

V. Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
R. El Señor ama a su pueblo.
Beneplácitum est Dómino in pópulo suo.

V. Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
R. El Señor ama a su pueblo.
Beneplácitum est Dómino in pópulo suo.

V. Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca.
Es un honor para todos sus fieles.
R. El Señor ama a su pueblo.
Beneplácitum est Dómino in pópulo suo.

Aleluya Jn 14, 6bc
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Yo soy el camino y la verdad y la vida -dice el Señor-; nadie va al Padre sino por mí. R.
Ego sum via, véritas et vita, dicit Dóminus; nemo venit ad Patrem, nisi per me.

EVANGELIO Lc 9, 7-9
A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?
 Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, el tetrarca Herodes se enteró de lo que pasaba sobre Jesús y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado de entre los
muertos; otros, en cambio, que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se decía:
«A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?».
Y tenía ganas de verlo.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Homilía en santa Marta, 28 de septiembre de 2017
Es una gracia sentir que la conciencia nos acusa, nos dice algo. Además, ninguno de nosotros es santo y todos nos sentimos tentados a mirar los pecados de los demás y no los nuestros, compadeciendo quizá a quien sufre la guerra o a causa de dictadores que matan a la gente. Debemos -permitidme la palabra- “bautizar” la llaga, darle un nombre. ¿Dónde tienes la llaga? ¿Qué hago para quitármela? Lo primero, rezar: Señor, ten piedad de mí que soy un pecador. El Señor escucha tu oración. Luego examinar tu vida. Pero, si no veo cómo ni dónde está ese dolor, de dónde viene, qué síntomas tiene, ¿qué hago? Pide ayuda a alguien que te ayude a sacarla; que salga la llaga y luego darle nombre. Tengo este remordimiento de conciencia porque he hecho esto concreto; la concreción. Esa es la verdadera humildad ante Dios, y Dios se conmueve ante lo concreto.

Oración de los fieles
Ferias del Tiempo Ordinario III

Reunidos en la unidad, hermanos, para recordar los beneficios de nuestro Dios, pidámosle que inspire nuestras plegarias, para que merezcan ser atendidas.
- Por el papa N., por nuestro obispo N., por todo el clero y el pueblo a ellos encomendado. Roguemos al Señor.
- Por todos los gobernantes y sus ministros, encargados de velar por el bien común. Roguemos al Señor.
- Por los navegantes, por los que están de viaje, por los cautivos y por los encarcelados. Roguemos al Señor.
- Por todos nosotros, reunidos en este lugar santo en la fe, devoción, amor y temor de Dios. Roguemos al Señor.
Que te sean gratos, Señor, los deseos de tu Iglesia suplicante, para que tu misericordia nos conceda lo que no podemos esperar por nuestros méritos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

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