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viernes, 25 de enero de 2019

Viernes 1 marzo 2019, Lecturas Viernes VII semana del Tiempo Ordinario, año impar.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Viernes de la VII semana del Tiempo Ordinario, año impar (Lec. III-impar).

PRIMERA LECTURA Eclo 6, 5-17
Un amigo fiel no tiene precio
Lectura del libro del Eclesiástico.

Una palabra amable multiplica los amigos
y aleja a los enemigos,
y la lengua afable multiplica los saludos.
Sean muchos los que estén en paz contigo,
pero tus confidentes, solo uno entre mil.
Si haces un amigo, ponlo a prueba,
y no tengas prisa en confiarte a él.
Porque hay amigos de ocasión,
que no resisten en el día de la desgracia.
Hay amigos que se convierten en enemigo,
y te avergüenzan descubriendo tus litigios.
Hay amigos que comparten tu mesa
y no resisten en el día de la desgracia.
Cuando las cosas van bien, es como otro tú,
e incluso habla libremente con tus familiares.
Pero si eres humillado, se pone contra ti
y se esconde de tu presencia.
Apártate de tus enemigos
y sé cauto incluso con tus amigos.
Un amigo fiel es un refugio seguro,
y quien lo encuentra ha encontrado un tesoro.
Un amigo fiel no tiene precio
y su valor es incalculable.
Un amigo fiel es medicina de vida,
y los que temen al Señor lo encontrarán.
El que teme al Señor afianza su amistad,
porque, según sea él, así será su amigo.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 118, 12. 16. 18. 27. 34. 35 (R.: 35a)
R.
Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos. Deduc me, Dómine, in sémitam praeceptórum tuórum.

V. Bendito eres, Señor,
enséñame tus decretos. R.
Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos. Deduc me, Dómine, in sémitam praeceptórum tuórum.

V. Tus decretos son mi delicia,
no olvidaré tus palabras. R.
Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos. Deduc me, Dómine, in sémitam praeceptórum tuórum.

V. Ábreme los ojos, y contemplaré
las maravillas de tu ley. R.
Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos. Deduc me, Dómine, in sémitam praeceptórum tuórum.

V. Instrúyeme en el camino de tus mandatos,
y meditaré tus maravillas. R.
Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos. Deduc me, Dómine, in sémitam praeceptórum tuórum.

V. Enséñame a cumplir tu ley
y a guardarla de todo corazón. R.
Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos. Deduc me, Dómine, in sémitam praeceptórum tuórum.

V. Guíame por la senda de tus mandatos,
porque ella es mi gozo. R.
Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos. Deduc me, Dómine, in sémitam praeceptórum tuórum.

Aleluya Cf. Jn 17, 17b. A
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Tu palabra, Señor, es verdad; santifícanos en la verdad. R. Sermo tuus, Dómine, véritas est; sanctífica nos in veritáte.

EVANGELIO Mc 10, 1-12
Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre
Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino y según su costumbre les enseñaba.
Acercándose unos fariseos, le preguntaban para ponerlo a prueba:
«¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?».
Él les replicó:
«¿Qué os ha mandado Moisés?».
Contestaron:
«Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla».
Jesús les dijo:
«Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.
De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
Él les dijo:
«Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera, Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Del Papa Francisco, Ángelus 7-octubre- 2018
El modo de actuar de Dios mismo con su pueblo infiel –es decir, con nosotros– nos enseña que el amor herido puede ser sanado por Dios a través de la misericordia y el perdón. Por eso a la Iglesia, en estas situaciones, no se le pide inmediatamente y solo la condena. Al contrario, ante tantos dolorosos fracasos conyugales, esta se siente llamada a vivir su presencia de amor, de caridad y de misericordia para reconducir a Dios los corazones heridos y extraviados.

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