115. Este rito sirve cuando hay que dar la sagrada comunión a varios enfermos que moran en varias dependencias de una misma casa, por ejemplo, en sanatorios, hospitales o clínicas. Si parece conveniente, pueden añadirse algunos elementos tomados del rito ordinario.
116. Si hay enfermos que quieren confesarse, el sacerdote los oirá y absolverá en el momento más oportuno, antes de que comience a distribuir la comunión.
117. El rito puede comenzar o en la iglesia o en la capilla o en la primera habitación. El sacerdote dice esta antífona:
¡Oh sagrado banquete, en que Cristo es nuestra comida, se celebra el memorial de su pasión, el alma se llena de gracia y se nos da la prenda de la gloria futura!
118. Luego, el sacerdote, acompañado si es posible por alguna persona que porte un cirio, se acerca a los enfermos y dice una sola vez a todos los enfermos que están en la misma sala o a cada uno en particular:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
119. Cada uno de los comulgantes dice:
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
Y reciben la comunión en la forma acostumbrada.
120. La oración final puede decirse en la iglesia, en la capilla o en la última habitación, y no se da la bendición.
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