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sábado, 24 de septiembre de 2016

Tiempo de la purificación y de la iluminación: Escrutinios y entregas (RICA).

Ritual de la Iniciación cristiana de adultos, 6-enero-1972 (ed. CEE 2022)

Capítulo I
RITUAL DEL CATECUMENADO DISTRIBUIDO EN SUS GRADOS O ETAPAS

EL TIEMPO DE LA PURIFICACIÓN Y DE LA ILUMINACIÓN

Ritos propio de este periodo

152. En este tiempo, que de ordinario coincidirá con la Cuaresma y que comienza con la «elección», los catecúmenos juntamente con la comunidad local se entregan al recogimiento espiritual como reparación para las fiestas pascuales y para la iniciación de los sacramentos. A este objeto se celebran para ellos los escrutinios, las «entregas» y los ritos de preparación inmediata.


ESCRUTINIOS Y ENTREGAS

153. En la Cuaresma, que precede a los sacramentos de la iniciación, se celebran los escrutinios y las «entregas». Con estos ritos se completa la preparación espiritual y catequética de los «elegidos» o «postulantes», que se prolonga durante todo el tiempo de Cuaresma.

I. Escrutinios

154. La finalidad de los escrutinios es primordialmente espiritual, y se completa con ayuda de los exorcismos. Porque el objeto de los escrutinios es purificar las almas y los corazones, proteger contra las tentaciones, rectificar la intención y mover la voluntad, para que los catecúmenos se unan más estrechamente a Cristo y prosigan con mayor decisión en su esfuerzo por amar a Dios.

155. De los postulantes se espera la voluntad de llegar al sentimiento íntimo de Cristo y de la Iglesia, y muy en especial el progreso en el sincero conocimiento de sí mismos, la reflexión seria de la conciencia y la verdadera penitencia.

156. En el rito del exorcismo, celebrado por los sacerdotes o por los diáconos, los elegidos, instruidos por la santa madre Iglesia acerca del misterio de Cristo que nos libra del pecado, se desprenden de las consecuencias del pecado y del influjo diabólico, consiguen fuerzas para su itinerario espiritual y se les abre el corazón para recibir los dones del Salvador.

157. A fin de excitar el deseo de la purificación y de la redención de Cristo, se celebran tres escrutinios, ya para que los catecúmenos conozcan gradualmente el misterio del pecado, del cual todo el universo, y cada hombre en particular anhela redimirse para verse libre de sus consecuencias actuales y futuras; ya para que se impregnen sus mentes del sentido de Cristo Redentor, que es agua viva (cf. Evangelio de la samaritana), luz (cf. Evangelio del ciego de nacimiento), resurrección y vida (cf. Evangelio de la resurrección de Lázaro). Es necesario que haya algún progreso en el conocimiento del pecado y en el deseo de la salvación desde el primer escrutinio al último.

158. Los escrutinios son celebrados por un sacerdote o por un diácono, al frente de la comunidad, para que de la liturgia de los escrutinios también se aprovechen espiritualmente los fieles, y para que intercedan en las súplicas por los «elegidos».

159. Los escrutinios se hacen en las misas de los escrutinios, que se celebran los domingos tercero, cuarto y quinto de Cuaresma; léanse las lecturas del ciclo «A» con sus cantos, según están asignadas en el Leccionario de la Misa (Apéndice II). Pero si en estos domingos, por razones pastorales, no se pueden hacer, elíjanse otros domingos de Cuaresma, o de los días de entre semana más convenientes. Sin embargo, la primera misa de los escrutinios debe ser siempre la misa de la samaritana; la segunda, la del ciego de nacimiento; y la tercera, la de Lázaro.

Primer escrutinio nn. 160-165.

Segundo escrutinio nn. 166-173.

Tercer escrutinio nn 174-180.

II. Entregas

181. Si las «entregas» no se hubieran hecho antes (cf. nn. 125-126), se celebrarán después de los «escrutinios». Con las «entregas», una vez completada la preparación doctrinal de los catecúmenos, o al menos, comenzada en el tiempo oportuno, la Iglesia les entrega con amor los documentos que desde la antigüedad constituyen un compendio de su fe y de su oración.

182. Es de desear que las «entregas» se hagan en presencia de la comunidad de los fieles, después de la liturgia de la Palabra de la misa ferial, con lecturas que sean apropiadas a la ceremonia de la «entrega».

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