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miércoles, 10 de noviembre de 2021

Miércoles 15 diciembre 2021, Miércoles de la III semana de Adviento, feria.

TEXTOS MISA

Miércoles de la III semana de Adviento


Antífona de entrada Cfr Hab 2, 3; 1Co 4, 5
El Señor llegará y no tardará, él iluminará lo que esconden las tinieblas y se manifestará a todos los pueblos.
Véniet Dóminus et non tardábit, et illuminábit abscóndita tenebrárum, et manifestábit se ad omnes gentes.

Oración colecta
Concédenos, Dios todopoderoso, que la fiesta, ya cercana, de la venida de tu Hijo nos reconforte en esta vida y nos conceda los premios eternos. Por nuestro Señor Jesucristo.
Praesta, quaesumus, omnípotens Deus, ut Fílii tui ventúra sollémnitas et praeséntis nobis vitae remédia largiátur, et praemia aetérna concédat. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Miércoles de la III semana de Adviento, feria (Lecc. II).

PRIMERA LECTURA Is 45 y 6c-8. 18. 21b-25
Cielos, destilad desde lo alto

Lectura del libro de Isaías.

«Yo soy el Señor, y no hay otro, 
el que forma la luz, y crea las tinieblas; 
yo construyo la paz y creo la desgracia.
Yo, el Señor, realizo todo esto.
Cielos, destilad desde lo alto la justicia, 
las nubes la derramen, 
se abra la tierra y brote la salvación, 
y con ella germine la justicia.
Yo, el Señor, lo he creado».
Así dice el Señor, creador del cielo 
-él es Dios-, 
él modeló la tierra, 
la fabricó y la afianzó, 
no la creó vacía, 
sino que la formó habitable:
«Yo soy el Señor, y no hay otro. 
-No hay otro Dios fuera de mí-.
Yo soy un Dios justo y salvador, 
y no hay ninguno más.
Volveos hacia mí para salvaros, 
confines de la tierra, 
pues yo soy Dios, y no hay otro.
Yo juro por mi nombre, 
de mi boca sale una sentencia, 
una palabra irrevocable:
Ante mí se doblará toda rodilla, 
por mí jurará toda lengua»; 
dirán: «Sólo el Señor 
tiene la justicia y el poder».
A él vendrán avergonzados 
los que se enardecían contra él; 
con el Señor triunfará y se gloriará 
la estirpe de Israel».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 84, 9abc y 10. 11-12. 13-14 (R.: cf. Is 45, 8)
R. 
Cielos, destilad desde lo alto al Justo, las nubes lo derramen.
Roráte, cæli, désuper, et nubes pluant iustum.

V. Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos».
La salvación está cerca de los que lo temen,
y la gloria habitará en nuestra tierra.
R. Cielos, destilad desde lo alto al Justo, las nubes lo derramen.
Roráte, cæli, désuper, et nubes pluant iustum.

V. La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo.
R. Cielos, destilad desde lo alto al Justo, las nubes lo derramen.
Roráte, cæli, désuper, et nubes pluant iustum.

V. El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
y sus pasos señalarán el camino.
R. Cielos, destilad desde lo alto al Justo, las nubes lo derramen.
Roráte, cæli, désuper, et nubes pluant iustum.

Aleluya Is 40, 9-10
R. 
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Alza fuerte la voz, heraldo; 
mirad, el Señor Dios llega con poder. R.
Exálta in fortitúdine vocem tuam, tu qui evangelizas; 
ecce Dóminus Deus in fortitúdine véniet.

EVANGELIO Lc 7, 19-23
Anunciad a Juan lo que habéis visto y oído
 Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Juan, llamando a dos de sus discípulos los envió al Señor diciendo:
«¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?».
Los hombres se presentaron ante él y le dijeron:
«Juan el Bautista nos ha mandado a ti para decirte: “¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?”».
En aquella hora Jesús curó a muchos de enfermedades, achaques y malos espíritus, y a muchos ciegos les otorgó la vista.
Y respondiendo, les dijo:
«Id y anunciad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan, los pobres son evangelizados. Y ¡bienaventurado el que no se escandalice de mí!».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

San Ambrosio (Catena aurea in loc.)
Sin embargo, estos signos son todavía los menores testimonios de la divinidad del Señor. La plenitud de la fe es la cruz del Señor, su muerte y su sepultura. Por lo que añade: "Y bienaventurado es el que no fuere escandalizado en mí". La cruz también podía servir de escándalo a los escogidos; pero no hay testimonio más grande de la divina persona, porque nada parece más superior a la naturaleza humana como haberse ofrecido solo por todo el mundo.

Oración de los fieles
Jesucristo es el Sacerdote nuevo y eterno, que intercede por nosotros ante el Padre. Oremos, pues, confiadamente a Dios, Padre misericordioso.
- Por la Iglesia, para que pueda anunciar a Cristo con las palabras y con las obras. Roguemos al Señor.
- Por los gobernantes, para que busquen siempre la paz, la misericordia y la justicia. Roguemos al Señor.
- Por los enfermos y por todos los necesitados, para que encuentren en su vida a hermanos que, a ejemplo de Cristo, les tiendan la mano y los ayuden. Roguemos al Señor.
- Por nosotros, para que, por la fuerza de esta eucaristía, seamos anunciadores y testigos de la Buena Noticia. Roguemos al Señor.
Padre, tu Iglesia vigilante en la espera de Cristo eleva a ti sus ruegos. Acógelos benigno. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
Haz, Señor, que te ofrezcamos siempre este sacrificio como expresión de nuestra propia entrega, para que se realice el santo sacramento que tú instituiste y se lleve a cabo en nosotros eficazmente la obra de tu salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Devotiónis nostrae tibi, Dómine, quaesumus, hóstia iúgiter immolétur, quae et sacri péragat institúta mystérii, et salutáre tuum nobis poténter operétur. Per Christum.

PREFACIO I DE ADVIENTO
LAS DOS VENIDAS DE CRISTO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Quien, al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención trazado desde antiguo y nos abrió el camino de la salvación eterna, para que cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria, revelando así la plenitud de su obra, podamos recibir los bienes prometidos que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar.
Por eso, con los ángeles y arcángeles, tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Qui, primo advéntu in humilitáte carnis assúmptae, dispositiónis antíquae munus implévit, nobísque salútis perpétuae trámitem reserávit: ut, cum secúndo vénerit in suae glória maiestátis, manifésto demum múnere capiámus, quod vigilántes nunc audémus exspectáre promíssum.
Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia caeléstis exércitus, hymnum glóriae tuae cánimus, sine fine dicéntes:

Santo, santo Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA III

Antífona de la comunión Is 40, 10; Cfr 35, 5

El Señor llega con poder para iluminar los ojos de sus siervos.
Ecce Dóminus noster cum virtúte véniet, ut illúminet óculos servórum suórum.

Oración después de la comunión
Imploramos tu misericordia, Señor, para que este divino alimento que hemos recibido nos purifique del pecado y nos prepare a las fiestas que se acercan. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Tuam, Dómine, cleméntiam implorámus, ut haec divína subsídia, a vítiis expiátos, ad festa ventúra nos praeparent. Per Christum.

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