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jueves, 4 de noviembre de 2021

Jueves 9 diciembre 2021, Jueves de la II semana de Adviento, feria.

TEXTOS MISA

Jueves de la II semana de Adviento

Antífona de entrada Cf. Sal 118, 151-152
Tú, Señor, estás cerca y todos tus caminos son verdaderos; hace tiempo comprendí tus preceptos, porque tú eres eterno.
Prope es tu, Dómine, et omnes viae tuae véritas; inítio cognóvi de testimóniis tuis, quia in aetérnum tu es.

Oración colecta
Señor, aviva nuestros corazones para que preparemos los caminos a tu Unigénito, y, por su venida, merezcamos servirte con un corazón puro. Por nuestro Señor Jesucristo.
Excita, Dómine, corda nostra ad praeparándas Unigéniti tui vias, ut, per eius advéntum, purificátis tibi méntibus servíre mereámur. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Jueves de la II semana de Adviento, feria (Lec. II).

PRIMERA LECTURA Is 41, 13-20
Yo soy tu libertador, el Santo de Israel

Lectura del libro de Isaías.

Yo, el Señor, tu Dios, te tomo por la diestra y te digo:
«No temas, yo mismo te auxilio».
No temas, gusanillo de Jacob, oruga de Israel, yo mismo te auxilio -oráculo del Señor-, tu libertador es el Santo de Israel.
Mira, te convierto en trillo nuevo, aguzado, de doble filo: trillarás los montes hasta molerlos; reducirás a paja las colinas; los aventarás, y el viento se los llevará, el vendaval los dispersará.
Pero tú te alegrarás en el Señor, te gloriarás en el Santo de Israel.
Los pobres y los indigentes buscan agua, y no la encuentran; su lengua está reseca por la sed.
Yo, el Señor, les responderé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.
Haré brotar ríos en cumbres desoladas, en medio de los valles, manantiales; transformaré el desierto en marisma y el yermo en fuentes de agua.
Pondré en el desierto cedros, acacias, mirtos, y olivares; plantaré en la estepa cipreses, junto con olmos y alerces, para que vean y sepan, reflexionen y aprendan de una vez, que la mano del Señor lo ha hecho, que el Santo de Israel lo ha creado.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor

Salmo responsorial Sal 144,1bc y 9. 10-11. 12-13ab (R.: 8)
R. 
El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad.
Miserátor et miséricors Dóminus, longánimis et multæ misericórdiæ.

V. Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
El Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.
R. El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad.
Miserátor et miséricors Dóminus, longánimis et multæ misericórdiæ.

V. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que té bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas.
R. El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad.
Miserátor et miséricors Dóminus, longánimis et multæ misericórdiæ.

V. Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.
R. El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad.
Miserátor et miséricors Dóminus, longánimis et multæ misericórdiæ.

Aleluya Cf. Is 45, 8
R. 
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Cielos, destilad desde lo alto al Justo, las nubes lo derramen, se abra la tierra y brote el Salvador. R.
Roráte, cæli, désuper, et nubes pluant iustum; aperiátur terra, et gérminet Salvatórem.

EVANGELIO Mt 11, 11-15
No ha nacido uno más grande que Juan el Bautista
╬ 
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora el reino de los cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan. Los profetas y la Ley han profetizado hasta que vino Juan; él es Elías, el que tenía que venir, con tal que queráis admitirlo.
El que tenga oídos, que oiga».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Ángelus 15-diciembre-2019
Pensemos: toda su vida Juan esperó al Mesías; su estilo de vida, su cuerpo mismo, está moldeado por esta espera. Por eso también Jesús lo alaba con estas palabras: «no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista» (Mt 11, 11). Sin embargo, él también tuvo que convertirse a Jesús. Como Juan, también nosotros estamos llamados a reconocer el rostro que Dios eligió asumir en Jesucristo, humilde y misericordioso.

Oración de los fieles
Oremos al Padre, por mediación de Jesucristo, nuestro Sacerdote y Salvador.
- Para que toda la Iglesia trabaje para hacer presente en nuestro mundo el reino de Dios. Roguemos al Señor.
- Para que todos los hombres sepan reconocer los signos de la venida y presencia de Cristo entre nosotros. Roguemos al Señor.
- Para que los pobres y los necesitados confíen en la providencia del Padre, que no los abandona. Roguemos al Señor.
- Para que cada uno de nosotros experimente la seguridad en Dios Padre que nos dice: «No temas, yo mismo te auxilio». Roguemos al Señor.
Que todos vean y reconozcan, Señor, lo que ha hecho tu mano por nosotros. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, este pan y este vino, escogidos de entre los bienes que hemos recibido de ti, y concédenos que esta eucaristía, que nos permites celebrar ahora en nuestra vida mortal, sea para nosotros prenda de salvación eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.
Súscipe, quaesumus, Dómine, múnera, quae de tuis offérimus colláta benefíciis, et, quod nostrae devotióni concédis éffici temporáli, tuae nobis fiat praemium redemptiónis aetérnae. Per Christum.

PREFACIO III DE ADVIENTO
CRISTO, SEÑOR Y JUEZ DE LA HISTORIA
En verdad es justo darte gracias, es nuestro deber cantar en tu honor himnos de bendicion y de alabanza, Padre todopoderoso, principio y fin de todo lo creado.
Tú nos has ocultado el día y la hora en que Cristo, tu Hijo, Señor y Juez de la historia, aparecerá, revestido de poder y de gloria, sobre las nubes del cielo.
En aquel día terrible y glorioso pasará la figura de este mundo y nacerán los cielos nuevos y la tierra nueva.
El mismo Señor que se nos mostrará entonces lleno de gloria viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe y por el amor demos testimonio de la espera dichosa de su reino.
Por eso, mientras aguardamos su última venida, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo…


PLEGARIA EUCARÍSTICA II

Antífona de la comunión Tit 2, 12-13

Llevemos ya desde una vida honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios.
Iuste et pie vivámus in hoc saeculo, exspectántes beátam spem et advéntum glóriae magni Dei.

Oración después de la comunión
Señor, que fructifique en nosotros la celebración de estos sacramentos, con los que tú nos enseñas, ya en nuestra vida mortal, a descubrir el valor de los bienes eternos y a poner en ellos nuestro corazón. Por Jesucristo nuestro Señor.
Prosint nobis, quaesumus, Dómine, frequentáta mystéria, quibus nos, inter praetereúntia ambulántes, iam nunc instítuis amáre caeléstia et inhaerére mansúris. Per Christum.

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