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miércoles, 26 de abril de 2017

Matrimonio: otras fórmulas de Bendición nupcial.

Ritual del Matrimonio (2ª edición)

Capítulo IV. FÓRMULAS ALTERNATIVAS PARA LA CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO DENTRO Y FUERA DE LA MISA

I. FÓRMULAS ALTERNATIVAS PARA LA CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO

BENDICIÓN NUPCIAL

FÓRMULA I

346. El sacerdote, con las manos juntas, invita a los presentes a orar:

Queridos hermanos, roguemos humildemente al Señor que derrame la gracia de su bendición sobre estos hijos suyos, que acaban de contraer Matrimonio en Cristo, y a los que unió en santa alianza, [por el sacramento del Cuerpo y de la Sangre de Cristo que van a recibir] los haga perseverar en un mismo amor.

O bien:

Pidamos, hermanos, a Dios que santifique y ratifique con su bendición el Matrimonio que sus siervos N. y N. acaban de celebrar en el Señor [y que, al participar de un mismo pan y de un mismo cáliz se fortalezca y acreciente su unión matrimonial].

Todos, durante unos momentos, oran en silencio.

347. Luego el sacerdote, con las manos extendidas sobre los esposos, continúa:

Oh Dios, que con tu poder creaste todo de la nada,
y, desde el comienzo de la creación,
hiciste al hombre a tu imagen
y le diste la ayuda inseparable de la mujer,
de modo que ya no fuesen dos, sino una sola carne,
enseñándonos que nunca será lícito separar
lo que quisiste fuera una sola cosa.

Oh Dios, que consagraste la alianza matrimonial
con un gran Misterio
y has querido prefigurar en el Matrimonio
la unión de Cristo con la Iglesia.

Oh Dios, que unes la mujer al varón
y otorgas a esta unión,
establecida desde el principio,
la única bendición
que no fue abolida
ni por la pena del pecado original,
ni por el castigo del diluvio.

Mira con bondad a estos hijos tuyos,
que, unidos en Matrimonio,
piden ser fortalecidos con tu bendición:
Envía sobre ellos la gracia del Espíritu Santo,
para que tu amor, derramado en sus corazones,
los haga permanecer fieles en la alianza conyugal.

Abunde en tu hija N. el don del amor y de la paz,
e imite los ejemplos de las santas mujeres,
cuyas alabanzas proclama la Escritura.
Confíe en ella el corazón de su esposo,
teniéndola por copartícipe y coheredera
de una misma gracia y una misma vida,
la respete y ame siempre
como Cristo ama a su Iglesia.

Y ahora, Señor, te pedimos también
que estos hijos tuyos:
permanezcan en la fe y amen tus preceptos;
que, unidos en Matrimonio,
sean ejemplo por la integridad de sus costumbres;
y, fortalecidos con el poder del Evangelio,
manifiesten a todos el testimonio de Cristo;
[que su unión sea fecunda,
sean padres de probada virtud,
vean ambos los hijos de sus hijos]
y, después de una feliz ancianidad,
lleguen a la vida de los bienaventurados en el reino celestial.
Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén.


FÓRMULA II

348. El sacerdote, con las manos juntas, invita a los presentes a orar:

Invoquemos, hermanos, sobre estos esposos la bendición de Dios,
para que proteja con su auxilio a quienes ha unido en el sacramento
del Matrimonio.

Todos, durante un espacio de tiempo, oran en silencio.

349. Luego el sacerdote, con las manos extendidas sobre los esposos, continúa:

Padre santo, autor del universo,
que creaste al hombre y la mujer a tu imagen,
y has bendecido la unión matrimonial.
Te rogamos humildemente por estos hijos tuyos
que hoy se unen en alianza de bodas.

Descienda, Señor, sobre esta esposa N.
y sobre su esposo N. tu abundante bendición,
y que la gracia de tu Espíritu Santo
inflame desde el cielo sus corazones,
para que en el gozo de su mutua entrega
se vean rodeados de hijos,
riqueza de la Iglesia.

Que en la alegría te alaben, Señor,
y en la tristeza te busquen;
en el trabajo encuentren el gozo de tu ayuda
y en la necesidad sientan cercano tu consuelo;
que participen en la oración de tu Iglesia
y den testimonio de ti entre los hombres;
y, después de una feliz ancianidad,
lleguen al reino de los cielos con estos amigos,
que hoy les acompañan.
Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén.


FÓRMULA III

350. El sacerdote, con las manos juntas, invita a los presentes a orar:

Pidamos por estos esposos que han contraído Matrimonio [y van a participar del Cuerpo y Sangre de Cristo], para que vivan siempre en mutuo amor.

Todos, durante un espacio de tiempo, oran en silencio.

351. Luego el sacerdote, con las manos extendidas sobre los esposos, continúa:

Padre santo, que has creado al hombre y a la mujer
para que, siendo los dos una sola carne y un solo corazón,
sean imagen tuya
y realicen su misión en el mundo.

Padre santo,
que para revelar tus designios
quisiste que el amor del hombre y la mujer
fuera signo de la alianza
que estableciste con tu pueblo,
y que la unión de los esposos
en el sacramento del Matrimonio
manifestara las bodas de Cristo con la Iglesia.

Extiende tu mano protectora
sobre estos hijos tuyos N. y N.
y derrama en sus corazones
la gracia del Espíritu Santo.

Que a lo largo de su nueva vida común,
santificada por este sacramento,
se comuniquen los dones de tu amor;
y que, siendo el uno para el otro signo de tu presencia,
sean en verdad un solo corazón y un solo espíritu.

Concédeles, Señor,
mantener con su trabajo la vida de su hogar,
y educar a sus hijos según el Evangelio,
para que formen parte de tu familia santa.

Colma de bendiciones a tu hija N.,
para que pueda cumplir sus deberes de esposa y madre,
y sea el alma y la alegría del hogar.

Bendice también a tu hijo N.,
para que cumpla su misión de esposo fiel
y padre solícito.

Concede, Padre santo,
a quienes se han unido ante ti
[y desean acercarse a tu mesa]
participar un día en la alegría del banquete eterno.
Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén.


FÓRMULA IV

352. A continuación el sacerdote pronuncia sobre ellos la Bendición nupcial, diciendo:

Queridos hermanos:
Invoquemos a Dios que se ha dignado conceder su bendición
para multiplicar la descendencia del género humano.

Que él proteja a estos siervos suyos N. y N.
que ha llamado a la unión conyugal.
Les otorgue sentimientos de paz,
un mismo corazón
y costumbres selladas por el mutuo amor.

Tengan también, por regalo de Dios, la familia deseada,
a ella también alcance esta bendición.
Así N. y N., en humildad de corazón,
puedan servir a quien bien saben es su Creador.

R. Amén.

353. Luego el sacerdote, con las manos extendidas sobre los esposos, continúa:

Oh Dios, que para propagar la familia humana,
ya en los orígenes mismos del mundo
modelaste a la mujer del costado de Adán,
e insinuando la unidad del amor más puro
hiciste de uno dos para mostrar que los dos son uno.

Has puesto los primeros cimientos del Matrimonio
de tal modo que el varón abraza en su esposa
una parte de su propio cuerpo,
y no puede pensar que le es extraño
lo que sabe formado de sí mismo.

Míranos propicio desde tu trono del cielo
y atiende con benevolencia nuestras plegarias:

A estos hijos tuyos,
a quienes mediante esta bendición unimos
con el vínculo del Matrimonio,
santifícalos con la gracia del Espíritu Santo
y acompáñalos benignamente con tu amorosa protección.

R. Amén.

V. Concédeles, Señor, mutua armonía de espíritu
en tu santo temor,
y semejante bondad de costumbres
en el amor del uno al otro.

R. Amén.

V. Que se amen, Señor,
y que nunca se aparten de ti.

R. Amén.

V. Que mutuamente se entreguen
el debido amor del cuerpo y del corazón
y que nunca te ofendan al consumar su amor.

R. Amén.

V. Que nunca se desvíen de tus caminos,
sino que te agraden siempre
guardándose entera fidelidad.

R. Amén.

V. Dales, Señor, en abundancia los bienes presentes,
y una santa y generosa descendencia.

R. Amén.

V. Que la dulzura de tu bendición
inunde su cuerpo y su espíritu
de tal modo que el fruto de su unión
sea del agrado de todos,
y bendecido por ti.
R. Amén.

V. Dales, Señor, una larga y feliz vida en el presente,
y un constante deseo de la vida eterna que les aguarda.

R. Amén.

V. Dispongan de tal modo los asuntos temporales,
que felizmente deseen los bienes eternos.

R. Amén.

V. Sepan amar los bienes transitorios
de forma que no pierdan los que duran para siempre.

R. Amén.

V. Y así, amándose de verdad,
y sirviéndote a ti, Señor, sinceramente,
vean los hijos de sus hijos,
y después de una larga vida en la tierra,
lleguen, por fin, al reino de los cielos.

R. Amén.

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