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domingo, 9 de agosto de 2015

Textos Eucarísticos, Lecturas Bíblicas: Salmos y Aleluyas.

Ritual de la Sagrada Comunión y del culto a la Eucaristía fuera de la Misa, 21-junio-1973

CAPÍTULO IV. TEXTOS VARIOS PARA LA DISTRIBUCIÓN DE LA SAGRADA COMUNIÓN FUERA DE LA MISA Y PARA LA ADORACIÓN Y PROCESIÓN DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO.

1. LECTURAS BÍBLICAS

SALMOS RESPONSORIALES
130.
1. Sal 22, 1-3. 4. 5. 6 (R.: 1)
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
O bien:
Aleluya.

El Señor es mi pastor,
nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre. R.

Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R.

131.
2. Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9. 10-11 (R.: 9a)
R. Gustad y ved qué bueno es el Señor.
O bien:
Aleluya.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará,
Si el afligido invoca al Señor; él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R.

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R.

Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R.

132.
3. Sal 39, 2 y 4ab. 7-8a.8b-9. 10 (R.: 8a y 9a)
R. Aquí estoy, Señor para hacer tu voluntad.

Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: "Aquí estoy." R.

Como está escrito en mi libro:
"Para hacer tu voluntad."
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R.

133.
4. Sal 77, 3 y 4a y 7ab. 23-24. 25 y 54 (R.: 2 b)
R. El Señor les dio un trigo celeste.

Lo que oímos y aprendimos,
lo que nuestros padres nos contaron,
no lo ocultaremos a sus hijos,
para que pongan en Dios su confianza
y no olviden las acciones de Dios. R.

Dio orden a las altas nubes,
abrió las compuertas del cielo:
hizo llover sobre ellos maná,
les dio un trigo celeste. R.

Y el hombre comió pan de ángeles,
les mandó provisiones hasta la hartura.
Los hizo entrar por las santas fronteras,
hasta el monte que su diestra había adquirido. R.

134.
5. Sal 109, 1.2.3.4 (R.: 4bc)
R. Cristo, el Señor, sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec, ofreció pan y vino.
O bien:
Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

Oráculo del Señor a mi Señor:
"Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies." R.

Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos. R.

"Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora." R.

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
"Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec." R.

135.
6. Sal 115, 12-13. 15 y 16bc. 17-18 (R.: cf. 1Co 10, 16)
R. El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.
O bien:
Aleluya.

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas. R.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R.

136.
7. Sal 144, 10-11. 15-16. 17-18 (R.: cf. 16)
R. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.

Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente. R.

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R.

137.
8. Sal 147, 12-13. 14-15. 19-20 (R.: Jn 6, 58c)
R. El que come este pan vivirá para siempre.
O bien:
Aleluya.

Glorifica al Señon Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R.


ALELUYAS Y VERSÍCULOS ANTES DEL EVANGELIO

138.
1. Jn 6, 51
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo
-dice el Señor-;
el que coma de este pan
vivirá para siempre.

139.
2. Jn 6, 56
El que come mi carne y bebe mi sangre
habita en mí y yo en él
-dice el Señor-.

140.
3. Jn 6, 57
El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre;
del mismo modo, el que me come vivirá por mí
-dice el Señor-.

141.
4. Cf. Ap 1, 5ab
Jesucristo, tú eres el testigo fiel,
el primogénito de entre los muertos;
tú nos amaste
y nos has librado de nuestros pecados por tu sangre.

142.
5. Ap 5, 9
Eres digno, Señor, de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre nos compraste para Dios.

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