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Domingo 4 diciembre 2022, II Domingo de Adviento, ciclo A.

viernes, 2 de octubre de 2020

Misa por los laicos, oraciones y lecturas.

Misal Romano (3ª ed.)

MISAS Y ORACIONES POR DIVERSAS NECESIDADES
I. Por la santa Iglesia

10. Por los laicos

Antífona de entrada Mt 13, 33
El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.
Símile est regnum caelórum ferménto, quod accéptum múlier abscóndit in farínae satis tribus, donec fermentátum est totum.

Oración colecta
Oh, Dios, que enviaste al mundo, como fermento, la fuerza del Evangelio, concede a tus fieles, llamados a vivir en medio del mundo y de los afanes terrenos, que, encendidos de espíritu cristiano, instauren sin cesar tu reino mediante la gestión de los asuntos temporales. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui Evangélii virtútem véluti ferméntum in mundum misísti, concéde fidélibus tuis, quos in médio mundi negotiorúmque saeculárium vitam ágere vocásti, ut, spíritu christiáno fervéntes, per temporália quae gerunt múnera, regnum tuum iúgiter instáurent. Per Dóminum.

Oración sobre las ofrendas
Oh, Dios, que quisiste salvar al mundo entero por el sacrificio de tu Hijo, haz que, por la eficacia de esta ofrenda, tus siervos, a los que no dejas de llamar al apostolado, impregnen el mundo del espíritu de Cristo y sean el fermento de su santificación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Deus, qui Fílii tui sacrifício cunctum voluísti mundum salváre, per huius oblatiónis virtútem concéde, ut fámuli tui, quos étiam in statu laicáli ad apostolátum vocáre non désinis, et mundum spíritu ímbuant Christi, et eius sint sanctificatiónis ferméntum. Per Christum.

PLEGARIA EUCARÍSTICA D 2.

Antífona de la comunión Sal 99, 1-2

Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría, entrad en su presencia con vítores. Aleluya.
Iubiláte Dómino, omnis terra, servíte Dómino in laetítia; introíte in cospéctu eius in exsultatióne, allelúia.
O bien: Cf. Jn 15, 8
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos, dice el Señor.
In hoc clarificátus est Pater meus, ut fructum plúrimum afferátis et efficiámini mei discípuli, dicit Dóminus.

Oración después de la comunión
Después de participar de la plenitud de tu gracia, te pedimos, Señor, que tus fieles, que quisiste que se dedicaran a las cosas temporales, fortalecidos con el vigor del banquete eucarístico, sean testigos valientes de la verdad evangélica y transformen tu Iglesia, Presente y activa siempre en las realidades terrenas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
De plenitúdine grátiae tuae suméntes, quaesumus, Dómine, ut, eucharístici convívii fortitúdine roboráti, fidéles tui, quos rebus saeculáribus déditos esse voluísti, strénui sint evangélicae testes veritátis, et Ecclésiam tuam in rebus temporálibus praeséntem iúgiter reddant et actuósam. Per Christum.


Leccionario VI

I. MISAS POR DIVERSAS NECESIDADES

10. POR LOS LAICOS

LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
SOLO FUERA DE TIEMPO PASCUAL

 Ex 36, 24-28
Os reuniré de todos los países. Y os daré un corazón nuevo

Lectura de la profecía de Ezequiel.

Esto dice el Señor Dios:
«Os recogeré de entre las naciones, os reuniré de todos los países y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos. Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios».

Palabra de Dios.

II   J1 3,1-5
Sobre mis siervos y siervas derramaré mi Espíritu

Lectura de la profecía de Joel.

Esto dice el Señor:
«Derramaré mi espíritu sobre toda carne,
vuestros hijos e hijas profetizarán,
vuestros ancianos tendrán sueños
y vuestros jóvenes verán visiones.
Incluso sobre vuestros siervos y siervas
derramaré mi espíritu en aquellos días.
Pondré señales en el cielo y en la tierra:
sangre, fuego y columnas de humo.
El sol se convertirá en tinieblas,
la luna, en sangre
ante el Día del Señor que llega,
grande y terrible.
Y todo el que invoque
el nombre del Señor se salvará.
Habrá supervivientes en el monte Sion,
como lo dijo el Señor,
y también en Jerusalén
entre el resto que el Señor convocará».

Palabra de Dios.


LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO
SIEMPRE EN TIEMPO PASCUAL, TAMBIÉN PUEDE USARSE FUERA DEL TIEMPO PASCUAL

 Hch 2, 1-11
Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse.
Residían entonces en Jerusalén judíos devotos venidos de todos los pueblos que hay bajo el cielo. Al oírse este ruido, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Estaban todos estupefactos y admirados, diciendo:
« ¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua nativa?
Entre nosotros hay partos, medos, elamitas y habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia y Panfilia, de Egipto y de la zona de Libia que limita con Cirene; hay ciudadanos romanos forasteros, tanto judíos como prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos  hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua».

Palabra de Dios.

II   Rom 6, 2-4. 12-14
Consideraos muertos al pecado y vivos para Dios

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos.

Hermanos:
Los que hemos muerto al pecado, ¿cómo vamos a seguir viviendo en el pecado? ¿Es que no sabéis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados en su muerte?
Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.
Que el pecado no siga reinando en vuestro cuerpo mortal, sometiéndoos a sus deseos; no pongáis vuestros miembros al servicio del pecado, como instrumentos de injusticia; antes bien, ofreceos a Dios como quienes han vuelto a la vida desde la muerte, y poned vuestros miembros al servicio de un Dios, como instrumentos de la justicia.
Porque el pecado no ejercerá su dominio sobre vosotros: pues no estáis bajo ley, sino bajo gracia.

Palabra de Dios.

III   Rom 8, 31b-39
Ni muerte ni vida podrán separarnos del amor de Dios

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos.

Hermanos:
Si Dios esta con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, que murió, más todavía, resucitó y está a la derecha de Dios y que además intercede por nosotros? ¿Quién nos separará del amor de Cristo?, ¿la
tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?; como está escrito:
«Por tu causa nos degüellan cada día, nos tratan como a ovejas de matanza».
Pero en todo esto vencemos de sobra gracias a aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Palabra de Dios

IV   Rom 12, 1-13
Presentad vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos.

Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios; este es vuestro culto espiritual.
Y no os amoldéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir cuál es la voluntad de Dios, qué es lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.
Por la gracia de Dios que me ha sido dada os digo a todos y a cada uno de vosotros: No os estiméis en más de lo que conviene, sino estimaos moderadamente, según la medida de la fe que Dios otorgó a cada cual. Pues, así como en un solo cuerpo tenemos muchos miembros, y no todos los miembros cumplen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero cada cual existe bien relación con los otros miembros.
Teniendo dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado, deben ejercerse así: la profecía, de acuerdo con la regla dela fe; el servicio, dedicándose a servir; el que enseña, aplicándose a la enseñanza; el que exhorta, ocupándose en la exhortación; el que se dedica a distribuir los bienes, hágalo con generosidad; el que preside, con solicitud; el que hace obras de misericordia, con gusto.
Que vuestro amor no sea fingido; aborreciendo lo malo, apegaos a lo bueno.
Amaos cordialmente unos a otros; que cada cual estime a los otros más que a sí mismo; en la actividad, no seáis negligentes; en el espíritu, manteneos fervorosos, sirviendo constantemente al Señor.
Que la esperanza os tenga alegres; manteneos firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración; compartid las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad.

Palabra de Dios.

V   1 Cor 12, 36-7. 12-13
Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

Hermanos:
Nadie puede decir: «Jesús es Señor», sino por el Espíritu Santo.
Y hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. Pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común.
Pues, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

Palabra de Dios.

VI   Ef 1, 3-14
Dios nos eligió en Cristo para que fuésemos santos e intachables por el amor

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios.

Bendito sea Dios. Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en Cristo
con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos.
Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo
para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor.
El nos ha destinado por medio de Jesucristo,
según el beneplácito de su voluntad,
a ser sus hijos,Un Señor, una fe, un bautismo
para alabanza de la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido en el Amado.
En él, por su sangre, tenemos la redención,
el perdón de los pecados,
conforme a la riqueza de la gracia
que en su sabiduría y prudencia
ha derrochado sobre nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad:
el plan que había proyectado realizar por Cristo,
en la plenitud de los tiempos:
recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.
En él hemos heredado también
los que ya estábamos destinados por decisión
del que lo hace todo según su voluntad,
para que seamos alabanza de su gloria
quienes antes esperábamos en el Mesías.
En él también vosotros,
después de haber escuchado la palabra de la verdad
-el evangelio de vuestra salvación-,
creyendo en el
habéis sido marcados con el sello del Espíritu Santo prometido.
Él es la prenda de nuestra herencia,
mientras llega la redención del pueblo de su propiedad,
para alabanza de su gloria.

Palabra de Dios.

VII   Ef 4, 1-6
Un Señor, una fe, un bautismo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios.

Hermanos:
Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados.
Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor, esforzándoos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todos, que está sobre todos, actúa por medio de todos y está en todos.

Palabra de Dios

VIII   1 Pe 2, 4-10
Vosotros, como piedras vivos, entráis en la construcción de una casa espiritual

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro.

Queridos hermanos:
Acercándoos al Señor, piedra viva rechazada por los hombres, pero elegida y preciosa para Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción de una casa espiritual para un sacerdocio santo, a fin de ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo.
Por eso se dice en la Escritura:
«Mira, pongo en Sion una piedra angular,
elegida y preciosa;
quien cree en ella no queda defraudado».
Para vosotros, pues, los creyentes, ella es el honor, pero para los incrédulos «la piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular», y también «piedra de choque y roca de estrellarse»; y ellos chocan al despreciar la palabra. A eso precisamente estaban expuestos.
Vosotros, en cambio, sois un linaje elegido, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las proezas del que os llamó de las tinieblas a su luz maravillosa.
Los que antes erais «no-pueblo», ahora sois «pueblo de Dios», los que antes erais «no compadecidos», ahora sois «objeto de compasión».

Palabra de Dios.


SALMO RESPONSORIAL

 Sal 84, 2-4. 5-6. 7-8 (R.: 8)

R.
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.

V. Señor, has sido bueno con tu tierra,
has restaurado la suerte de Jacob,
has perdonado la culpa de tu pueblo,
has sepultado todos sus pecados,
has reprimido tu cólera,
has frenado el incendio de tu ira. R.

V. Restáuranos, Dios Salvador nuestro; 
cesa en tu rencor contra nosotros.
¿Vas a estar siempre enojado,
o a prolongar tu ira de edad en edad? R.

V. ¿No vas a devolvernos la vida,
para que tu pueblo se alegre contigo?
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación. R.

II   Sal 99, 1b-2. 3. 4. 5 (R.: cf. 3c)

R.
Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.

V. Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R.

V. Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.

V. Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R.

V. El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades. R.

III   Sal 102, 16-2.3-4. 8-9. 11-12 (R: 10a; 8a)

R.
El Señor no nos trata como merecen nuestros pecados.
O bien:
R.
El Señor es compasivo y misericordioso.

V. Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor, no
y no olvides sus beneficios. R.

V. Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.

V.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R.

V.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre los que lo temen;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R.

IV   Sal 112, 1b-3, 4-6. 7-8 (R.: cf. 2)

R.
Bendito sea el nombre del Señor por siempre.

V. Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor. R.

V. El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro, 
que habita en las alturas
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra? R.

V. Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo. R.


ALELUYA Y VERSÍCULOS ANTES DEL EVANGELIO

 Mt 5, 9
R.
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios. R.

II   Cf. Jn 8, 12b
R.
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Yo soy la luz del mundo —dice el Señor—;
el que me sigue tendrá la luz de la vida. R.

III   Jn 15, 4a 5b
R. 
Aleluya, aleluya, aleluya
V. Permaneced en mi, y yo en vosotros —dice el Señor—;
el que permanece en mi da fruto abundante. R.

IV   Cf. Jn 15, 16
R
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Yo os he elegido del mundo —dice el Señor—,
para que vayáis y deis fruto,
y vuestro fruto permanezca. R.

 Sant 1, 12a
R. 
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Bienaventurado el hombre que aguanta la prueba,
porque, si sale airoso, recibirá la corona de la vida. R.

VI
R.
Aleluya, aleluya, aleluya.
V. La semilla es la palabra de Dios, y el sembrador es Cristo;
todo el que lo encuentra vive para siempre. R.


EVANGELIO

 Mt 5, 1-12a
Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo

 Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos,
porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».

Palabra del Señor.

II   Mt 16, 24-27
El que pierda su vida por mí, la encontrará

 Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga.
Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará.
¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre vendrá, con la gloria de su Padre, entre sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta».

Palabra del Señor.

III   Mt 25, 14-30
Como has sido fiel en lo poco, entra en el gozo de tu señor

 Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
"Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco".
Su señor le dijo:
“Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor".
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:
"Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos".
Su señor le dijo:
"¡Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor".
Se acercó también el que había recibido un talento y dijo:
"Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo".
El señor le respondió:
“Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes"».

Palabra del Señor.

IV   Mc 3, 31-35
El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermano y mi madre

 Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

En aquel tiempo, llegaron la madre de Jesús y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar.
La gente que tenía sentada alrededor le dice:
«Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».
Él les pregunta:
«¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?».
Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice:
«Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre.

Palabra del Señor.

V   Mc 4, 1-9
Salió el sembrador a sembrar

 Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al mar. Acudió un gentío tan enorme, que tuvo que subirse a una barca y, ya en el mar, se sentó; y el gentío se quedó en tierra junto al mar.
Les enseñaba muchas cosas con parábolas y les decía instruyéndolos:
«Escuchad: salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó enseguida;pero en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; los abrojos crecieron, la ahogaron y no dio grano. El resto cayó en tierra buena;
nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno».
Y añadió:
«El que tenga oídos para oír, que oiga».

Palabra del Señor.

VI   Jn 15, 1-8
El que permanece en mi y yo en él, ese da fruto abundante

 Lectura del santo Evangelio según san Juan.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos, el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

Palabra del Señor.

VII   Jn 15, 18-21
Si a mí me han perseguido, también o vosotros os perseguirán

 Lectura del santo Evangelio según san Juan.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros.
Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia.
Recordad lo que os dije: “No es el siervo más que su amo". Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.
Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió».

Palabra del Señor.

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