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lunes, 24 de diciembre de 2018

Lunes 28 enero 2019, Lecturas Lunes III semana del Tiempo Ordinario, año impar

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas del Lunes de la III semana del Tiempo Ordinario, año impar (lec. III-impar).

PRIMERA LECTURA Heb 9, 15. 24-28
Se ofreció una sola vez para quitar los pecados. La segunda vez aparecerá a los que lo esperan
Lectura de la carta a los Hebreos.

Hermanos:
Cristo es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna.
Cristo entró no en un santuario construido por hombres, imagen del auténtico, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros.
Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces como el sumo sacerdote, que entraba en el santuario todos los años y ofrecía sangre ajena. Si hubiese sido así, tendría que haber padecido muchas veces, desde la fundación del mundo. De hecho, él se ha manifestado una sola vez, al final de los tiempos, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo.
Por cuanto el destino de los hombres es morir una sola vez; y después de la muerte, el juicio.
De la misma manera, Cristo se ofreció una sola vez para quitar los pecados de todos.
La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, para salvar a los que lo esperan.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 1bcde. 2-3ab. 3cd-4. 5-6 (R.: 1bc)
R.
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas. Cantate Domino canticum novum, quia mirabilia fecit.

V. Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas. Cantate Domino canticum novum, quia mirabilia fecit.

V. El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas. Cantate Domino canticum novum, quia mirabilia fecit.

V. Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas. Cantate Domino canticum novum, quia mirabilia fecit.

V. Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R.
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas. Cantate Domino canticum novum, quia mirabilia fecit.

Aleluya Cf. 2 Tm 1, 10
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte, e hizo brillar la vida por medio del Evangelio. R. Salvátor noster Iesus Christus destrúxit mortem, et illuminávit vitam per Evangélium.

EVANGELIO Mc 3, 22-30
Satanás está perdido
Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:
«Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Él los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas:
«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.
En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres:
los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».
Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Ángelus 10-junio-2018
Este episodio contiene una advertencia que nos sirve a todos. De hecho, puede suceder que una envidia fuerte por la bondad y por las buenas obras de una persona pueda empujar a acusarlo falsamente. Y aquí hay un verdadero veneno mortal: la malicia con la que, de un modo premeditado se quiere destruir la buena reputación del otro. ¡Que Dios nos libre de esta terrible tentación! Y si al examinar nuestra conciencia, nos damos cuenta de que esta hierba maligna está brotando dentro de nosotros, vayamos inmediatamente a confesarlo en el sacramento de la penitencia, antes de que se desarrolle y produzca sus efectos perversos, que son incurables. Estad atentos, porque este comportamiento destruye las familias, las amistades, las comunidades e incluso la sociedad.

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