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jueves, 23 de junio de 2016

Capítulo I. La Sagrada Comunión fuera de la Misa. Observaciones previas.

Ritual de la Sagrada Comunión y del Culto a la Eucaristía fuera de la Misa, 21-junio-1973

CAPÍTULO I. 


LA SAGRADA COMUNIÓN FUERA DE LA MISA. OBSERVACIONES PREVIAS

I. RELACIONES ENTRE LA COMUNIÓN FUERA DE LA MISA Y EL SACRIFICIO

13. La más perfecta participación de la celebración eucarística es la comunión sacramental recibida dentro de la Misa. Esto resplandece con mayor claridad, por razón del signo, cuando los fieles, después de la comunión del sacerdote, reciben del mismo sacrificio el Cuerpo del Señor. (1)

Por tanto, de ordinario, en cualquier celebración eucarística conságrese para la comunión de los fieles pan recientemente elaborado.

14. Hay que inducir a los fieles a que comulguen en la misma celebración eucarística.

Pero los sacerdotes no rehúsen administrar, incluso fuera de la Misa, la sagrada comunión a los fieles, cuando lo piden con causa justa. (2) Incluso conviene que quienes estén impedidos de asistir a la celebración eucarfstica de la comunidad se alimenten asiduamente con la Eucaristía, para que así se sientan unidos no solamente al sacrificio del Señor, sino también unidos a la comunidad y sostenidos por el amor de los hermanos.

Los pastores de almas cuiden de que los enfermos y ancianos tengan facilidades para recibir la Eucaristía frecuentemente e incluso, a ser posible, todos los días, sobre todo en el tiempo pascual, aunque no padezcan una enfermedad grave ni estén amenazados por el peligro de muerte inminente. A los que no puedan recibir la Eucaristía bajo la especie de pan, es lícito administrársela bajo la especie de vino solo. (3)

15. Enséñese con diligencia a los fieles que también cuando reciben la comunión fuera de la celebración de la Misa se unen íntimamente al sacrificio con el que se perpetúa el sacrificio de la cruz y participan de aquel sagrado convite en el que, "por la comunión del Cuerpo y la Sangre del Señor, el pueblo de Dios participa en los bienes del sacrificio pascual, renueva la nueva Alianza entre Dios y los hombres, hecha de una vez para siempre con la Sangre de Cristo, y prefigura y anticipa en la fe y la esperanza eI banquete escatológico en el reino del Padre, anunciando la muerte del Señor hasta que venga." (4)

II. EN QUÉ TIEMPO SE HA DE ADMINISTRAR LA COMUNIÓN FUERA DE LA MISA

16. La sagrada comunión fuera de la Misa se puede dar en cualquier día y a cualquier hora. Conviene, sin embargo, determinar, atendiendo a la utilidad de los fieles, las horas para distribuir la sagrada comunión, para que se realice una sagrada celebración más plena con mayor fruto espiritual de los fieles.

Sin embargo:

a) El Jueves Santo sólo puede distribuirse la sagrada comunión dentro de la Misa; pero a los enfermos se les puede llevar la comunión a cualquier hora del día.

b) El Viernes Santo únicamente se distribuye la sagrada comunión dentro de la celebración de la Pasión del Señor; a los enfermos que no pueden participar en esta celebración, se les puede llevar la sagrada comunión a cualquier hora del día.

c) El Sábado Santo la sagrada comunión sólo puede darse como viático. (5)

III. EL MINISTRO DE LA SAGRADA COMUNIÓN

17. Pertenece ante todo al sacerdote y al diácono administrar la sagrada comunión a los fieles que la pidan. (6) Es absolutamente conveniente, pues, que a este ministerio de su orden dediquen todo el tiempo preciso según la necesidad de los fieles.

También pertenece al acólito ritualmente instituido, en cuanto ministro extraordinario, distribuir la sagrada comunión cuando faltan un presbítero o diácono, o estén impedidos, sea por enfermedad, edad avanzada, o por algún ministerio pastoral, o cuando el número de los fieles que se acercan a la sagrada mesa es tan numeroso que se alargaría excesivamente la Misa u otra celebración. (7)

El Ordinario del lugar puede conceder la facultad de distribuir la sagrada comunión a otros ministros extraordinarios cuando vea que es necesario parala utilidad pastoral de los fieles y no se disponga ni de sacerdote ni de diácono o acólito. (8)

IV. El LUGAR PARA DISTRIBUIR LA COMUNIÓN FUERA DE LA MISA

18. El lugar en que de ordinario se distribuye la sagrada comunión fuera de la Misa es la iglesia u oratorio en que habitualmente se celebra o reserva la Eucaristía, o la iglesia, oratorio u otro lugar en que la comunidad local se reúne habitualmente para celebrar la asamblea litúrgica los domingos u otros días. Sin embargo, en otros lugares, sin excluir las casas particulares, se puede dar la comunión, cuando se trata de enfermos, presos y otros que sin peligro o grave dificultad no puedan salir.

V. ALGUNAS COSAS QUE SE HAN DE OBSERVAR AL DISTRIBUIR LA SAGRADA COMUNIÓN

19. Cuando se administra la sagrada comunión es una iglesia u oratorio, póngase el corporal sobre el altar cubierto con un mantel; enciéndase dos cirios como señal de veneración y de banquete festivo; (9) utilícese la patena.

Pero cuando la sagrada comunión se administra en otros lugares, prepárese una mesa decente cubierta con un mantel; ténganse también preparados los cirios.

20. El ministro de la sagrada comunión, si es presbítero o diácono, vaya revestido de alba, o sobrepelliz sobre el traje talar, y lleve estola.

Los otros ministros lleven o el vestido litúrgico tradicional en la región, o un vestido que no desdiga de este ministerio y que el Ordinario apruebe.

Para administrar la comunión fuera de la iglesia, llévese la Eucaristía en una cajita u otro vaso cerrado, con la vestidura y el modo apropiado a las circunstancias de cada lugar.

21. Al distribuir la sagrada comunión consérvese la costumbre de depositar la partícula de pan consagrado en la lengua de los que reciben la comunión, ya que se basa en el modo tradicional de muchos siglos.

Sin embargo, las Conferencias Episcopales pueden decretar, con la confirmación de Ia Sede Apostólica, que en su jurisdicción se pueda distribuir también la sagrada comunión depositando el pan consagrado en las manos de los fieles, con tal que se evite el peligro de faltar a la reverencia o de que surjan entre los fieles ideas falsas sobre la santísima Eucaristía. (10)

Por lo demás, conviene enseñar a los fieles que Jesucristo es el Señor y Salvador y que se le debe a é1, presente bajo las especies sacramentales, el culto de latría o adoración propio de Dios. (11)

En ambos casos, la sagrada comunión debe ser distribuida por el ministro competente, que muestre y entregue al comulgante la partícula del pan consagrado, diciendo la fórmula: El Cuerpo de Cristo, a lo que cada fiel responde: Amén.

En lo que toca a la distribución de la sagrada comunión bajo la especie de vino, síganse fielmente las normas litúrgicas. (12)

22. Si quedaran algunos fragmentos después de la comunión, recójanse con reverencia y pónganse en el copón, o échense en un vasito con agua.

Igualmente, si la comunión se administra bajo la especie de vino, purifíquese con agua el cáliz o cualquier otro vaso empleado para ese menester.

El agua utilizada en estas purificaciones, o bien se sume o se derrama en algún lugar conveniente.

VI. LAS DISPOSICIONES PARA RECIBIR LA SAGRADA COMUNIÓN

23. La Eucaristía, que continuamente hace presente entre los hombres el misterio pascual de Cristo, es la fuente de toda gracia y del perdón de los pecados. Sin embargo, los que desean recibir el Cuerpo del Señor, para que perciban los frutos del sacramento pascual, tienen que acercarse a él con la conciencia limpia y con recta disposición de espíritu.

Por eso, la Iglesia manda oque nadie que esté consciente de pecado mortal, por contrito que sea, se acerque a la sagrada Eucaristía sin previa confesión sacramental. (13) No obstante, si concurre un motivo grave y no hay oportunidad de confesarse, haga primero un acto de contrición perfecta con el propósito de confesar cuanto antes uno por uno los pecados mortales que al presente no puede confesar.

Los que diariamente o con frecuencia suelen comulgar conviene que con la oportuna periodicidad, según la condición de cada cual, se acerquen al sacramento de la Penitencia.

Por lo demás, los fieles miren también a la Eucaristía como remedio que nos libra de las culpas de cada día y nos preserva de los pecados mortales; sepan también el modo conveniente de aprovecharse de los ritos penitenciales de la liturgia, en especial de la Misa. (14)

24. Los que van a recibir el sacramento no lo harán sin estar al menos desde una hora antes en ayunas de alimentos y bebidas, con la sola excepción del agua y de las medicinas.

Las personas de edad avanzada o que sufren una enfermedad cualquiera, como también quienes las cuidan, pueden recibir la sagrada Eucaristía aunque hayan tomado algo dentro de la hora precedente. (15)

25. La unión con Cristo, a la que se ordena el mismo sacramento, ha de extenderse a toda la vida cristiana, de modo que los fieles de Cristo, contemplando asiduamente en la fe el don recibido, y guiados por el Espíritu Santo, vivan su vida diaria en acción de gracias y produzcan frutos más abundantes de caridad.

Para que puedan continuar más fácilmente en esta acción de gracias, que de un modo eminente se ofrece a Dios en la Misa, se recomienda a los que han sido alimentados con la sagrada comunión que permanezcan algún tiempo en oración. (16)

(1) Cf. Concilio Vaticano II, Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, n. 55
(2) Cf. Sagrada Congregación de Ritos, Instrucción Eucharisticum mysterium, n.33, a: AAS 59 (1967), pp. 559-560.
(3) Cf. Sagrada Congregación de Ritos, Instrucción Eucharisticum mysterium, nn. 40-41: AAS 59 (1967), pp. 562-563.

(4) Ibid., n. 3, a: l.c., pp. 54l-542.
(5) Cf. Missale Romanum, edic. típica 1979: Misa vespertina de la Cena del Señor, p. 243; Celebración de la Pasión del Señor, p. 250, n. 3; Sábado Santo, p. 265.
(6) Cf. Sagrada Congregación de Ritos, Instruccíón Eucharisticum mysterium, n.31: AAS 59 (1967), pp. 557-558.
(7) Cf. PABLO VI, Carta apostólica Ministeria quaedam, de 15 de agosto de 1972, n. VI: AAS 64 (1972), p. 532.
(8) Cf. Sagrada Congregación de la Disciplina de los Sacramentos, Instrucción Immensae caritatis, de 29 de enero de 1973, 1, I y II: AAS 65 (1973), pp. 265-266.

(9) Cf. Ordenación general del Misal Romano, n. 269.
(10) Cf. Sagrada Congregación para el Culto Divino, Instrucción Memoriale Domini, de 29 de mayo de 1969: AAS 6l (1969), pp. 541-545.
(11) Cf. Sagrada Congregación de la Disciplina de los Sacramentos, Instrucción Immense caritatis, de 29 de enero de 1973, n. 4: AAS 65 (1973), p. 270.
(12) Cf. Ordenación general del Misal Romono, n. 242; Sagrada Congregación para el Culto Divino, Instrucción Sacramentali Communione, n. 6, de 29 de junio de 1970: AAS 62 (1970), pp. 665-666.
(13) Cf. Concilio Tridentino, Sesión XIII, Decretum de Eucharistia, 7: DS 1646-1647; ibid., Sesión XIV, Canones de sacramento Penitentie, 9: DS 1709; Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Normae pastorales circa absolutionem sacramentalem generali modo impertiendam, de 1ó de junio de 1972, proemio y n. VI: AAS 64 (1972), pp. 510 y 512.
(14) Cf. Sagrada Congregación de Ritos, Instrucción Eucharisticum mysterium, n. 35: AAS 59 (1967), p. 561.

(15) Cf, Código de Derecho Canónico, can. 9l9, 1 y 3.
(16) Cf. Sagrada Congregación de Ritos, Instrucción Eucharisticum mysterium, 38: AAS 59 (1967), p. 562,

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