MISAS DE DIFUNTOS
I. EN LAS EXEQUIAS
A. Fuera del tiempo pascual
Antífona de
entrada Cf. 4 Esd 2, 34-35
Señor, dales el descanso eterno y
brille sobre ellos la luz eterna.
Réquiem
aetérnam dona eis, Dómine, et lux perpétua lúceat eis.
Oración colecta
Dios Padre omnipotente, nuestra fe
confiesa que tu Hijo ha muerto y ha resucitado; por este misterio,
concede bondadoso a tu siervo N., que se
ha dormido en el Señor, alegrarse de resucitar por él. Él, que
vive y reina contigo.
Deus, Pater omnípotens, cuius
Fílium mórtuum fuísse et resurrexísse fides nostra fatétur,
concéde propítius, ut hoc mystério fámulus tuus N.,
qui in illo dormívit, per illum resúrgere laetétur. Qui tecum.
O bien:
Oh, Dios, siempre dispuesto a la
misericordia y al perdón, escucha nuestras súplicas por tu siervo
N., a quien has llamado
[hoy] a tu presencia, y, porque
en ti creyó y esperó, condúcelo a la patria verdadera para que
goce contigo de las alegrías eternas. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, cui próprium est miseréri
semper et párcere, te súpplices exorámus pro fámulo tuo N.,
quem (hódie) ad
te migráre iussísti, ut, quia in te sperávit et crédidit,
concédas eum ad veram pátriam perdúci, et gáudiis pérfrui
sempitérnis. Per Dóminum.
Oración sobre
las ofrendas
Te presentamos, Señor, estas
ofrendas implorando de tu bondad la salvación de tu siervo N.;
concédele que tu Hijo Jesucristo, del que no dudó fuese su
Salvador, sea para él Juez misericordioso. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Pro fámuli tui N.
salúte hóstias tibi, Dómine, supplíciter offérimus tuam
cleméntiam deprecántes, ut, qui Fílium tuum pium Salvatórem esse
non dubitávit, misericórdem Iúdicem invéniat. Qui vivit et regnat
in saecula saeculórum.
PREFACIO I DE
DIFUNTOS
La esperanza de
la resurrección en Cristo
En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor
nuestro.
En él brilla la esperanza de
nuestra feliz resurrección; y así, aunque la certeza de morir nos
entristece, nos consuela la promesa de la futura inmortalidad.
Porque la vida de tus fieles, Señor,
no termina, se transforma; y, al deshacerse nuestra morada terrenal,
adquirimos una mansión eterna en el cielo.
Por eso, con los ángeles y
arcángeles, tronos y dominaciones, y con todos los coros
celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Vere dignum et iustum est, aequum et
salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine,
sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum
nostrum.
In quo nobis spes beátae
resurrectiónis effúlsit, ut, quos contrístat certa moriéndi
condício, eósdem consolétur futúrae immortalitátis promíssio.
Tuis enim fidélibus, Dómine, vita
mutátur, non tóllitur, et, dissolúta terréstris huius incolátus
domo, aetérna in caelis habitátio comparátur.
Et ídeo cum Angelis et Archángelis,
cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia caeléstis
exércitus, hymnum glóriae tuae cánimus, sine fine dicéntes:
R. Santo, Santo, Santo...
PLEGARIA
EUCARÍSTICA III.
Antífona de la
comunión Cf. 4 Esd 2, 35-34
Brille, Señor, sobre ellos la luz
eterna; vivan con tus santos por siempre, porque tú eres compasivo.
Señor, dales el descanso eterno y brille sobre ellos la luz eterna;
vivan con tus santos por siempre, porque tú eres compasivo.
Lux aetérna lúceat eis, Dómine,
cum Sanctis tuis in aetérnum, quia pius es. Réquiem aetérnam dona
eis, Dómine, et lux perpétua lúceat eis, cum Sanctis tuis in
aetérnum, quia pius es.
Oración después
de la comunión
Señor y Dios, por el sacramento del
Cuerpo de tu Hijo que nos dejó como viático, te pedimos en tu
bondad que nuestro hermano N. llegue a
la mesa eterna de Cristo. Él, que vive y reina por los siglos de los
siglos.
Dómine Deus, cuius Fílius in
sacraménto Córporis sui viáticum nobis relíquit, concéde
propítius, ut per hoc frater noster N.
ad ipsam Christi pervéniat mensam aetérnam. Qui vivit et regnat in
saecula saeculórum.
B. Fuera del tiempo pascual
Antífona de
entrada
El Señor le abra las puertas del
paraíso para que pueda volver a aquella patria donde no hay muerte,
donde permanece la alegría sin fin.
Apériat ei Dóminus paradísi
iánuam, ut ad illam pátriam revertátur, ubi mors non est, ubi
aetérnum gáudium persevérat.
Oración colecta
Oh, Dios, misericordia de los
pecadores y felicidad de tus santos, al cumplir [hoy]
el deber humano de dar sepultura al cuerpo de tu siervo N.,
te pedimos le des parte en el gozo de tus elegidos y que, libre de
las ataduras de la muerte, pueda presentarse ante ti el día de la
resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, misericórdia peccatórum et
tuórum beatitúdo Sanctórum, da, quaesumus, fámulo tuo N.,
cuius depositiónis (hódie)
offícia humanitátis persólvimus, cum eléctis tuis beáti múneris
portiónem, ut eum, a mortalitátis néxibus absolútum, in die
resurrectiónis ante fáciem tuam praesentári concédas. Per
Dóminum.
O bien:
Oh, Dios, que has puesto término a
la vida presente para abrir las puertas de la eternidad, te
suplicamos humildemente que, por la gracia de tu misericordia,
escribas el nombre de tu siervo N. en el
libro de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui posuísti praeséntis
vitae términum, ut aeternitátis réseres intróitum, te súpplices
deprecámur, ut nomen fámuli tui N. in
libro vitae miseratiónis tuae gratia iúbeas cónscribi. Per
Dóminum.
Oración sobre
las ofrendas
Muéstrate
propicio, Señor, con tu siervo N.,
por quien te ofrecemos este sacrificio expiatorio en el día de su
sepultura, y, si en algo quedó manchado por la culpa o por debilidad
de su condición humana, que tu misericordia le perdone y purifique.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Adésto, Dómine, quaesumus, pro
fámulo tuo N., cuius in die
depositiónis hoc sacrifícium tibi placatiónis offérimus, ut, si
qua ei peccáti mácula inhaesit aut vítium humánum infécit, dono
tuae pietátis indúlgeas et abstérgeas. Per Christum.
PREFACIO II DE
DIFUNTOS
Cristo ha muerto
para nuestra vida
En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor
nuestro.
Porque él aceptó la muerte, uno
por todos, para librarnos del morir eterno; es más, quiso entregar
su vida para que todos tuviéramos vida eterna.
Por eso, unidos a los coros
angélicos, te alabamos proclamando llenos de alegría:
Vere dignum et iustum est, aequum et
salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine,
sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum
nostrum.
Ipse enim mortem unus accépit, ne
omnes nos morerémur; immo unus mori dignátus est, ut omnes tibi
perpétuo viverémus.
Et ídeo, choris angélicis sociáti,
te laudámus in gáudio confiténtes:
R. Santo, Santo, Santo...
PLEGARIA
EUCARÍSTICA II.
Antífona de la
comunión Flp 3, 20-21
Aguardamos un Salvador: el Señor
Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el
modelo de su cuerpo glorioso.
Salvatórem exspectámus Dóminum
nostrum Iesum Christum, qui reformábit corpus humilitátis nostrae
configurátum córpori claritátis suae.
Oración después
de la comunión
Dios todopoderoso, te pedimos por tu
siervo N. que [hoy]
ha partido de este mundo, para que, purificado por este sacrificio y
libre de pecado, lo admitas a las alegrías eternas de la
resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Praesta, quaesumus, omnípotens
Deus, ut fámulus tuus N., qui (hódie)
de hoc saeculo migrávit, his sacrifíciis purgátus et a peccátis
expedítus, resurrectiónis suscípiat gáudia sempitérna. Per
Christum.
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