PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles, 18 de abril de 2018
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Continuamos, en este Tiempo de Pascua, las catequesis sobre el bautismo. El significado del bautismo destaca claramente de su celebración, por eso dirigimos a ella nuestra atención. Considerando los gestos y las palabras de la liturgia podemos acoger la gracia y el compromiso de este sacramento, que está siempre por redescubrir.
Hacemos memoria en la aspersión con el agua bendita que se puede hacer el domingo al inicio de la misa, como también en la renovación de las promesas bautismales durante la Vigilia Pascual. De hecho, lo que sucede en la celebración del bautismo suscita una dinámica espiritual que atraviesa toda la vida de los bautizados; es el inicio de un proceso que permite vivir unidos a Cristo en la Iglesia. Por lo tanto, regresar a la fuente de la vida cristiana nos lleva a comprender mejor el don recibido en el día de nuestro bautismo y a renovar el compromiso de corresponder en las condiciones en las que hoy nos encontramos. Renovar el compromiso, comprender mejor este don que es el bautismo y recordar el día de nuestro bautismo, qué día fui bautizado. Yo sé que algunos de vosotros los saben, otro, no; los que no lo saben, que pregunten a los parientes, a aquellas personas, a los padrinos, a las madrinas... que pregunten: «¿Cuál es la fecha de mi bautizo?». Porque el bautismo es un renacimiento y es como si fuera el segundo cumpleaños. ¿Entendido? Hacer esta tarea en casa, preguntar: «¿Cuál es la fecha de mi bautizo?»
En primer lugar, en el rito de acogida se pregunta el nombre del candidato, porque el nombre indica la identidad de una persona. Cuando nos presentamos decimos inmediatamente nuestro nombre: «Yo me llamo así», para salir del anonimato, el anónimo es aquel que no tiene nombre. Para salir del anonimato inmediatamente decimos nuestro nombre. Sin nombre se permanece como desconocidos, sin derechos ni deberes. Dios llama a cada uno por el nombre, amándonos individualmente, en la concreción de nuestra historia. El bautismo enciende la vocación personal de vivir como cristianos, que se desarrollará durante toda la vida. E implica una respuesta personal y no prestada con un «copia y pega». La vida cristiana, de hecho, está entretejida por una serie de llamadas y de respuestas: Dios continúa pronunciando nuestro nombre en el transcurso de los años, haciendo resonar de mil maneras su llamado a ser conformes a su Hijo Jesús. ¡Es importante, por lo tanto, el nombre! ¡Es muy importante!
Los padres piensan en el nombre que dar al hijo ya desde antes del nacimiento: también esto forma parte de la espera de un hijo que, en el nombre propio, tendrá su identidad original, también para la vida cristiana unida a Dios. Ciertamente, ser cristianos es un don que nace de lo alto (Juan 3, 3-8). La fe de no se puede comprar, pero sí pedir y recibir como regalo. «Señor, regálame el don de la fe» es una hermosa oración. «Que yo tenga fe» es una hermosa oración. Pedirla como regalo, pero no se puede comprar, se pide. De hecho, «el bautismo es el sacramento de esa fe con la que los hombres, iluminados por la gracia del Espíritu Santo, responden al Evangelio de Cristo». (Ritual del bautismo de niños, Introd. gen., n. 3). A suscitar y despertar la fe sincera en respuesta al Evangelio tienden la formación de los catecúmenos y la preparación de los padres, como la escucha de la Palabra de Dios en la misma celebración del bautismo.
Si los catecúmenos adultos manifiestan en primera persona lo que desean recibir como don de la Iglesia, los niños son presentados por los padres, con los padrinos. El diálogo con ellos permite expresar la voluntad de que los pequeños reciban el bautismo y a la Iglesia la intención de celebrarlo. «Expresión de todo esto es la señal de la cruz, que el celebrante y los padres trazan sobre la frente de los niños» (Ritual del bautismo de niños, Introd., n. 16). «La señal de la cruz, al comienzo de la celebración, señala la impronta de Cristo sobre el que le va a pertenecer y significa la gracia de la redención que Cristo nos ha adquirido por su cruz. (Catecismo de la Iglesia católica, 1235). En la ceremonia hacemos sobre los niños la señal de la cruz. Pero quisiera volver sobre un tema del que os he hablado. ¿Nuestros niños sabe hacer el signo de la cruz bien? Muchas veces he visto a niños que para hacer la señal de la cruz hacen así…, no saben hacerlo, vosotros, padres, madres, abuelos, abuelas, padrinos, madrinas, debéis enseñarles a hacer bien la señal de la cruz porque es repetir lo que se ha hecho en el bautismo. ¿Habéis entendido bien? Enseñar a los niños a hacer bien la señal de la cruz. Si lo aprenden desde niños lo harán bien después, de mayores. La cruz es el distintivo que manifiesta quién somos: nuestro hablar, pensar, mirar, obrar, está bajo el signo de la cruz, es decir, bajo la señal del amor de Jesús hasta el fin. Los niños son marcados en la frente. Los catecúmenos adultos son marcados también en los sentidos, con estas palabras: «Recibid la señal de la cruz en los oídos para escuchar la voz del Señor»; «en los ojos para ver la claridad de Dios»; «en la boca, para responder a la palabra de Dios»; «en el pecho, para que Cristo habite por la fe en vuestros corazones»; «en la espalda, para llevar el suave yugo de Cristo» (Rito de la iniciación cristiana de los adultos, n. 85). Cristiano se es en la medida en la que la cruz se imprime en nosotros como una marca «pascual» (cf. Apocalipsis 14, 2; 22, 4), haciendo visible, también exteriormente, el modo cristiano de afrontar la vida.
Hacer la señal de la cruz cuando nos despertamos, antes de las comidas, ante un peligro, en defensa contra el mal, la noche antes de dormir, significa decirnos a nosotros mismos y a los demás a quién pertenecemos, quien queremos ser. Por eso, es muy importante enseñar a los niños a hacer bien la señal de la cruz. Y, como hacemos entrando en la iglesia, podemos hacerlo también en casa, conservando un pequeño vaso un poco de agua bendita —algunas familias lo hacen: así, cada vez que entramos o salimos, haciendo el signo de la cruz con el agua recordamos que estamos bautizados. No os olvidéis, repito: enseñar a los niños a hacer la señal de la cruz.
CALENDARIO
31 JUEVES. VISITACIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA, fiesta
Fiesta de la Visitación de la Bienaventurada Virgen María, con motivo de su viaje al encuentro de su prima Isabel, que estaba embarazada de un hijo en su ancianidad, y a la que saludó. Al encontrarse gozosas las dos futuras madres, el Redentor que venía al mundo santificó a su precursor, que aún estaba en el seno de Isabel, y al responder María al saludo de su prima, exultante de gozo en el Espíritu Santo, glorificó a Dios con el cántico de alabanza del «Magníficat» (elog. del Martirologio Romano).
Misa de la fiesta (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Pf. II-V de BVM. No se puede decir la PE IV.
LECC.: vol. IV.
- Sof 3, 14-18. El rey de Israel, el Señor, está en medio de ti.
o bien: Rom 12, 9-16b. Compartid las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad.
- Salmo: Is 12, 2-6. R. Es grande en medio de ti el Santo de Israel.
- Lc 1, 39-56. ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
* Hoy no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial.
Liturgia de las Horas: oficio de la fiesta. Te Deum.
Martirologio: elogs. del 1 de junio, pág. 341.
CALENDARIOS: Salesas: (S).
Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús: Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús (S).
TEXTOS MISA
Elogio del martirologio
Fiesta de la Visitación de la Bienaventurada Virgen María, con motivo de su viaje al encuentro de su prima Isabel, que estaba embarazada de un hijo en su ancianidad, y a la que saludó. Al encontrarse gozosas las dos futuras madres, el Redentor que venía al mundo santificó a su precursor, que aún estaba en el seno de Isabel, y al responder María al saludo de su prima, exultante de gozo en el Espíritu Santo, glorificó a Dios con el cántico de alabanza del «Magníficat».
31 de mayo LA VISITACIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA Fiesta |
Die 31 maii
IN VISITATIONE BEATAE MARIAE VIRGINIS
Festum
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Antífona de entrada Cf. Sal 65, 16
Los que teméis a Dios, venid a escuchar; os
contaré lo que el Señor ha hecho conmigo.
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Antiphona ad introitum Cf.
Ps 65,16
Veníte, audíte, et narrábo, omnes qui
timétis Deum, quanta fecit Dóminus ánimae meae.
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Se dice Gloria. |
Dicitur Gloria in
excélsis.
|
Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, que inspiraste a la
Virgen María, cuando llevaba en su seno a tu Hijo, visitar a
Isabel, concédenos que, dóciles al soplo del Espíritu, podamos
siempre cantar con ella tus maravillas. Por nuestro Señor
Jesucristo.
|
Collecta
Omnípotens sempitérne Deus, qui beátam Vírginem
Maríam, Fílium tuum gestántem, ad visitándam Elísabeth
inspirásti, praesta, quaesumus, ut, afflánti Spirítui
obsequéntes, cum ipsa te semper magnificáre possímus. Per
Dóminum.
|
LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas de la
fiesta de La Visitación de la Virgen María (Lec. IV).
PRIMERA
LECTURA (primera opción) Sof 3, 14-18
El rey de Israel,
el Señor, está en medio de ti
Lectura de la profecía de Sofonías.
Alégrate, hija de Sión, grita de
gozo, Israel,
regocíjate y disfruta con todo tu ser,
hija de Jerusalén.
El Señor ha revocado tu sentencia,
ha expulsado a tu enemigo.
El rey de Israel, el Señor,
está en medio de ti,
no temas mal alguno.
Aquel día se dirá a Jerusalén:
«¡No temas! ¡Sión, no
desfallezcas!».
El Señor, tu Dios, está en medio de
ti,
valiente y salvador;
se alegra y se goza contigo,
te renueva con su amor;
exulta y se alegra contigo
como en día de fiesta.
Acabé con tu mal,
Acabé con tu mal,
con el peso de tu oprobio.
Palabra de Dios.
R. Te
alabamos, Señor.
PRIMERA
LECTURA (segunda opción) Rom
12, 9-16b
Compartid las
necesidades de los santos; practicad la hospitalidad
Lectura de la carta del apóstol san
Pablo a los Romanos.
Hermanos:
Que vuestro amor no sea fingido;
aborreciendo lo malo, apegaos a lo bueno.
Amaos cordialmente unos a otros; que
cada cual estime a los otros más que a si mismo; en la actividad, no
seáis negligentes; en el espíritu, manteneos fervorosos, sirviendo
constantemente al Señor.
Que la esperanza os tenga alegres;
manteneos firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración;
compartid las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad.
Bendecid a los que os persiguen;
bendecid, sí, no maldigáis.
Alegraos con los que están alegres;
llorad con los que lloran.
Tened la misma consideración y trato
unos con otros, sin pretensiones de grandeza, sino poniendoos al
nivel de la gente humilde.
Palabra de Dios.
R. Te
alabamos, Señor.
Salmo
responsorial Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6 (R.: 6)
R.
Es grande en medio de ti el Santo de Israel. | Magnus in medio tui Sanctus Israel. |
V.
«El
Señor es mi Dios y salvador:
confiaré y no
temeré,
porque mi fuerza
y mi poder es el Señor,
él fue mi
salvación».
Y sacaréis
aguas con gozo
de las fuentes
de la salvación. R.
Es grande en medio de ti el Santo de Israel. | Magnus in medio tui Sanctus Israel. |
V.
«Dad
gracias al Señor,
invocad su
nombre,
contad a los
pueblos sus hazañas,
proclamad que su
nombre es excelso». R.
Es grande en medio de ti el Santo de Israel. | Magnus in medio tui Sanctus Israel. |
V.
Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a
toda la tierra;
gritad
jubilosos, habitantes de Sión:
porque es grande
medio de ti el Santo de Israel. R.
Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel. | Magnus in medio tui Sanctus Israel. |
Aleluya
Cf. Lc 1, 45
R. Aleluya,
aleluya, aleluya.
V. Bienaventurada tú, que has creído, Virgen María, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. R. | Beata es, Virgo María, quae credidisti quoniam perficientur ea quae dicta sunt tibi a Dómino. |
EVANGELIO
Lc 1, 39-56
¿Quién soy yo
para que me visite la madre de mi Señor?
╬
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
R. Gloria
a ti, Señor.
En aquellos días, María se levantó y
puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá;
entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó
el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó
Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y
bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la
madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la
criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha
creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».
María dijo:
En aquel tiempo, María dijo:
María dijo:
En aquel tiempo, María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del
Señor,
“se alegra mi espíritu en Dios, mi
salvador;
porque ha mirado la humildad de su
esclava”.
Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras
grandes en mí:
“su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles de
generación en generación”.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
“derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia”
-como lo había prometido a “nuestros
padres”-
en favor de Abrahán y su descendencia
por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres
meses y volvió a su casa.
Palabra del Señor.
R. Gloria
a ti, Señor Jesús.
Del Papa Francisco, Ángelus 15-agosto-2015
El cántico de la Virgen nos deja también intuir el sentido cumplido de la historia de María: si la misericordia del Señor es el motor de la historia, entonces no podía «conocer la corrupción del sepulcro la mujer que, por obra del Espíritu, concibió en su seno al autor de la vida, Jesucristo» (Prefacio). Todo esto no tiene que ver sólo con María. Las «cosas grandes» hechas en Ella por el Todopoderoso nos tocan profundamente, nos hablan de nuestro viaje en la vida, nos recuerdan la meta que nos espera: la casa del Padre. Nuestra vida, vista a la luz de María asunta al Cielo, no es un deambular sin sentido, sino una peregrinación que, aun con todas sus incertidumbres y sufrimientos, tiene una meta segura: la casa de nuestro Padre, que nos espera con amor.
Oración de los
fieles
330.
Haciendo nuestros los sentimientos de
María, expresados en su cántico de alabanza, oremos a Dios Padre
por las necesidades de la Iglesia y de todos los hombres.
- Por la
Iglesia, que lleva en su seno, como María, a Jesús, salvación para
el mundo entero. Roguemos al Señor.
- Por los que
viven solos, desamparados, ignorados por sus parientes y convecinos.
Roguemos al Señor.
- Por las madres
en periodo de gestación. Roguemos al Señor.
- Por nosotros,
que recordamos hoy el ejemplo admirable de María visitando a su
parienta Isabel y poniéndose a su servicio. Roguemos al Señor.
Que tu
misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti,
Por Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas
Señor, que sea agradable a tu majestad este
sacrificio nuestro de salvación, como aceptaste complacido el
amor de la Madre santísima de tu Unigénito. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
|
Super oblata
Maiestáti tuae, Dómine, hoc nostrum gratum sit
sacrifícium salutáre, sicut beatíssimae Unigéniti tui Matris
habuísti acceptábilem caritátem. Per Christum.
|
PREFACIO II DE SANTA MARÍA VIRGEN La Iglesia alaba a Dios inspirándose en las palabras de María En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Señor, y proclamar tus maravillas en la perfección de tus santos; y, al conmemorar a la bienaventurada Virgen María, exaltar especialmente tu generosidad inspirándonos en su mismo cántico de alabanza. En verdad hiciste obras grandes en favor de todos los pueblos, y has mantenido tu misericordia de generación en generación, cuando, al mirar la humildad de tu esclava, por ella nos diste al autor de la salvación humana, Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro. Por él, los coros de los ángeles adoran tu gloria eternamente, gozosos en tu presencia. Permítenos asociarnos a sus voces cantando con ellos tu alabanza: Santo, Santo, Santo... |
PRAEFATIO II DE BEATA MARIA
VIRGINE
Ecclesia, verbis Mariae,
laudes Deo persolvit
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, in
ómnium Sanctórum provéctu te mirábilem confitéri, et
potíssimum, beátae Vírginis Maríae memóriam recoléntes,
cleméntiam tuam ipsíus grato magnificáre praecónio.
Vere namque in omnes terrae fines magna fecísti,
ac tuam in saecula prorogásti misericórdiae largitátem, cum,
ancíllae tuae humilitátem aspíciens, per eam dedísti humánae
salútis auctórem, Fílium tuum, Iesum Christum, Dóminum
nostrum.
Per quem maiestátem tuam adórat exércitus
Angelórum, ante conspéctum tuum in aeternitáte laetántium. Cum
quibus et nostras voces ut admítti iúbeas, deprecámur, sócia
exsultatióne dicéntes:
Sanctus, Sanctus, Sanctus...
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PLEGARIA EUCARÍSTICA III. | |
Antífona de comunión Lc 1, 48-49
Me felicitarán todas las generaciones, porque
el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: su nombre es santo.
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Antiphona ad communionem Lc
1, 48-49
Beátam me dicent omnes generatiónes, quia
fecit mihi magna qui potens est, et sanctum nomen eius.
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Oración después de la comunión
Oh, Dios, que tu Iglesia proclame las maravillas
que hiciste a tus fieles, y gozosamente descubra siempre vivo en
este sacramento a aquel que san Juan, exultante de alegría,
presintió oculto. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Post communionem
Magníficet te, Deus, Ecclésia tua qui tuis
fecísti magna fidélibus, et, quem laténtem beátus Ioánnes cum
exsultatióne praesénsit, eúndem semper vivéntem cum laetítia
in hoc percípiat sacraménto. Qui vivit et regnat in saecula
saeculórum.
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Se
puede usar la fórmula de bendición solemne. Santa María
Virgen Dios, que en su providencia amorosa quiso salvar al género humano por el fruto bendito del seno de la Virgen María, os colme de sus bendiciones. R. Amén. Que os acompañe siempre la protección de la Virgen, por quien habéis recibido al Autor de la vida. R. Amén. Y a todos vosotros, reunidos hoy para celebrar con devoción esta fiesta de María, el Señor os conceda la alegría del Espíritu y los bienes de su reino. R. Amén. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo ✠ y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y os acompañe siempre. R. Amén. |
Adhiberi potest formula
benedictionis sollemnis. De beata Maria Virgine
Deus, qui per beátae Maríae Vírginis partum
genus humánum sua vóluit benignitáte redímere, sua vos
dignétur benedictióne ditáre.
R. Amen.
Eiúsque semper et ubíque patrocínia sentiátis,
per quam auctórem vitae suscípere meruístis.
R. Amen.
Et qui hodiérna die devótis méntibus
convenístis, spiritálium gaudiórum caelestiúmque praemiórum
vobíscum múnera reportétis.
R. Amen.
Et benedíctio Dei omnipoténtis, Patris, et
Fílii, + et Spíritus Sancti,
descéndat super vos et máneat semper.
R. Amen.
|
MARTIROLOGIO
Elogios del día 1 de junio
Memoria de san Justino, mártir, que, como filósofo que era, siguió íntegramente la auténtica sabiduría conocida en la verdad de Cristo, la cual confirmó con sus costumbres, enseñando lo que afirmaba y defendiéndola con sus escritos. Al presentar al emperador Marco Aurelio, en Roma, su Apología en favor de la religión cristiana, fue conducido ante el prefecto Rústico y, por confesar que era cristiano, fue condenado a la pena capital (c. 165).
2. También en Roma, santos Caritón
y Cariti, Evelpisto y Jeracio, Peón y Liberiano, mártires, los
cuales fueron discípulos de san Justino y, junto con él, recibieron
la corona eterna (c. 165).
3. En Alejandría, en Egipto, santos
mártires Amón, Zenón, Ptolomeo e Ingenuo, soldados, y Teófilo,
anciano, que estando en el tribunal, al darse cuenta de que uno
de los cristianos que era martirizado flaqueaba y se inclinaba a
apostatar, con el rostro, la mirada y gestos intentaron animarle, y
al ser objeto de protestas por parte del populacho, se adelantaron
confesándose cristianos y, por medio de su victoria, Cristo, que les
infundió constancia, triunfó gloriosamente (249).
4. En Licópoli, también en Egipto,
santos mártires Isquirión, oficial del ejército, junto con
otros cinco soldados, que bajo el prefecto Arrio y en tiempo del
emperador Decio, por su fe en Cristo fueron muertos de diversas
maneras (c. 250).
5. En Bolonia, ciudad de la Emilia,
san Próculo, mártir, que por su fe cristiana fue crucificado
(c. 300).
6. En Montefalco, en la Umbría, san
Fortunato, presbítero, de quien se dice que, siendo pobre, con
su trabajo constante ayudó a los desvalidos, y que entregó su vida
en favor de los hermanos (s. IV/V).
7. En la isla de Lérins, en la
Provenza, san Caprasio, solitario, que, juntamente con san
Honorato, se retiró allí y dio comienzo a la vida monástica (430).
8*. En Arvernia, en Aquitania, san
Floro, que dio nombre al monasterio que se edificó sobre su
tumba, así como a la ciudad y a la sede episcopal (s. inc.).
9*. En Bretaña Menor, san Ronón,
obispo, el cual, oriundo de Hibernia (hoy Irlanda), vivió como
solitario en los bosques de la región (c. s. VIII).
10*. En la región de Leicester, en
Inglaterra, san Vistano, mártir, que, perteneciente a la
estirpe real de Mercia, por oponerse al matrimonio incestuoso de su
madre fue asesinado por la espada del tirano (849).
11. En Tréveris, de la Renania, en
Lotaringia, san Simeón, el cual, nacido de padre griego en
Siracusa, después de llevar vida eremítica en Belén y en la
montaña del Sinaí, finalmente se recluyó en la torre de la Puerta
Negra de esa ciudad, donde murió (1035).
12. En el monasterio de Oña, en el
territorio de Burgos, de la región de Castilla, en Hispania, san
Enecón (o Iñigo), abad, varón pacífico, cuya muerte fue
llorada también por judíos y musulmanes (c. 1060).
13*. En la ciudad de Alba, en el
Piamonte, beato Teobaldo, que por amor a la pobreza dio todo
su dinero para socorrer a una viuda y, trabajando como mozo de
cuerda, por humildad llevó las cargas de los demás (1150).
14*. En Urbino, del Piceno, en Italia,
beato Juan Pelingotto, de la Tercera Orden de San Francisco,
que, siendo comerciante, procuraba favorecer más a los otros que a
sí mismo, y viviendo recluido en una celda, solamente salía para
atender a pobres y enfermos (1304).
15*. En Londres, en Inglaterra, beato
Juan Storey, mártir, hombre de leyes y fidelísimo al Romano
Pontífice, que después de haber sido encarcelado y exiliado, por su
fe católica fue condenado a muerte y ahorcado en Tyburn, alcanzando
así los goces eternos (1571).
16. En Omura, en Japón, beatos
mártires Alfonso Navarrete, de la Orden de Predicadores,
Fernando de San José de Ayala, de la Orden de los Ermitaños de
San Agustín, y León Tanaka, religioso de la Compañía de
Jesús, que fueron degollados a causa de la fe cristiana, por
decisión del supremo mandatario Hideta (1617).
17*. En una nave-prisión anclada ante
el puerto de Rochefort, en Francia, beato Juan Bautista Vernoy de
Montjournal, presbítero y mártir, que era canónigo de Moulins,
y por el hecho de ser sacerdote fue encarcelado, muriendo a
consecuencia de la enfermedad que contrajo en prisión (1794).
18. En la ciudad de Hung Yen, en
Tonquín, san José Tuc, mártir, joven campesino que se negó
a pisar la cruz, por lo cual le encarcelaron y martirizaron varias
veces, hasta que en tiempo del emperador Tu Duc fue degollado (1862).
19*. En Piacenza, en Italia, beato
Juan Bautista Scalabrini, obispo, quien trabajó incansable por
el bien de su iglesia, mostrado un especial interés por los
sacerdotes, agricultores y obreros. En favor de los emigrantes a los
países de América fundó dos Pías Sociedades del Sagrado Corazón
(1905).
20*. En Messina, de Sicilia, en Italia,
beato Aníbal María Di Francia, presbítero, que fundó la
Congregación de los Rogacionistas del Corazón de Jesús y las Hijas
del Celo Divino, para rogar al Señor que dé santos sacerdotes a su
Iglesia (1927).